lunes, 7 de abril de 2008

Entrevista a Maribel Permuy, madre de Jose Couso.

El 8 de abril de 2003, el Ejército estadounidense entró en Bagdad y atacó el Hotel Palestina causando la muerte de dos periodistas, entre ellos el cámara José Couso. Su madre, Maribel Permuy, nos habla de su lucha.

DIAGONAL: ¿Cómo valoras estos cinco años de lucha?

MARIBEL PERMUY: Hemos logrado cosas importantes, como que el Gobierno de Zapatero condenara el ataque, tal como había prometido cuando estaba en la oposición. El ministro Jesús Caldera impuso la medalla de honor al mérito del trabajo a título póstumo a mi hijo y otros periodistas y fotógrafos que habían muerto en otras contiendas, una manera de dignificar su trabajo. Pensábamos que nunca llegaríamos a procesar a los que perpetraron el ataque. El juez [Santiago Pedraz de la Audiencia Nacional] ha sido muy valiente, llegó a decir que estaba dispuesto a viajar a EE UU para tomarles declaración. El Pentágono contestó que antes se helaría el infierno. La orden de busca y captura internacional es un gran logro, es la primera vez que tres militares estadounidenses están en busca y captura. Por otro lado, la Audiencia Nacional ha intentado archivar la causa. Sin embargo, los cinco magistrados del Supremo nos dieron la razón, diciendo que el Gobierno y la justicia española tenían potestad para estudiar el caso, y eso que eran de distinto signo político. Es una lucha de enanos contra un coloso, el país más poderoso del mundo. Pero no son dueños de la Tierra y esto tiene que cambiar algún día. Seguimos pidiendo justicia y el fin de la ocupación de Iraq. Cuando se cumplen cinco años y oigo a Aznar y a Bush decir que no es una situación idílica, pero casi, siento algo indescriptible dentro de mí. Me duele mi hijo, pero también el millón de civiles iraquíes muertos inútilmente en el conflicto. Nos han engañado y son incapaces de reconocer que se han equivocado.

D.: ¿El intento de archivar el caso en la Audiencia Nacional responde a un interés del Gobierno por no jugarse una buena relación con EE UU?

M.P.: Cuando lo intentaron archivar venía Condolezza Rice de visita y eso fue un regalo de la Fiscalía. Pensaba que la justicia era independiente, pero veo que la Fiscalía es del color del Gobierno que está en el poder.

D.: ¿Cómo valoras el apoyo social que habéis recibido?

M.P.: Al principio la gente se volcó. En el periodismo la gente se ha ido cansando, algunos han sufrido represalias y amonestaciones en su trabajo por apoyar la causa. Los periodistas son muy olvidadizos, porque podría haber sido cualquiera de ellos. Pero quedaron algunos amigos de José que no olvidan y me llaman. Luego hay gente anónima incondicional, que sigue ahí y no se mueve. Han intentado politizar el tema, pero no lo han conseguido, hemos ido allá donde nos han convocado. Yo no soy de ningún partido.

D.: Tras cinco años, ¿ el saber que la lucha será larga supone un desgaste?

M.P.: Claro, pero esta familia va a seguir pidiendo justicia. La Audiencia Nacional considera que el ataque fue un acto de guerra contra un enemigo erróneamente identificado. Nosotros, que es un crimen de guerra, y esos crímenes no prescriben. Espero que algún día se pueda romper la impunidad que tiene EE UU para matar. Mientras viva voy a seguir luchando, y mi hijo Javier, y mi nuera. Fíjate en las Madres de la Plaza de Mayo, cuánto tiempo llevan pidiendo justicia para sus muertos. Las madres nunca nos vamos a cansar.

D.: Javier Mestre citó vuestra causa como un ejemplo para la izquierda. ¿Qué podéis aportar a otras luchas?

M.P.: Una vez un compañero de mi hijo me dijo: si me muero en un acto de guerra, defendedme vosotros, pedid justicia por mí. Las concentraciones en repulsa por las muertes de violencia de género, por ejemplo, antes no se hacían. Seguramente hemos aportado algo. A pesar del tiempo y las zancadillas, seguimos ahí, y seguramente será un ejemplo para muchas personas que ven que si no se lucha, no se consigue nada.

D.: Vista la situación de Iraq, ¿cómo afrontar tanta injusticia?

M.P.: Es muy difícil. A veces me dan ganas de tirar la toalla, pero si no lucho, ¿qué va a ser de nosotros? La muerte de mi hijo tiene que haber servido para que no haya tantas muertes impunes.

Un ataque múltiple al periodismo no empotrado
El 8 de abril de 2003 la Tercera División de Infantería del ejército estadounidense atacó en menos de cuatro horas los tres puntos donde se concentraban los medios de comunicación internacionales no agregados a las tropas americanas: cerca de las 8 de la mañana un avión estadounidense lanzó un misil aire-tierra sobre la sede de las televisiones árabes Al Jazeera y Abu Dhabi y mató al periodista jordano Tarek Ayub. Según varios testigos, el aparato sobrevoló la zona hasta dos veces antes de disparar. El ataque al Palestina se produjo sobre las once de la mañana. Un tanque M1A Abrams de la compañía 64 del Regimiento Blindado (apodados Killers [asesinos]) disparó un proyectil que fue a impactar en el piso 15, en el balcón desde donde habían estado grabando la entrada en Bagdad. El disparo causó la muerte del cámara de la agencia Reuters Taras Protsyuk, e hirió gravemente a José Couso, cámara de Tele5, que falleció en el hospital Ibn Nafis de Bagdad. El Palestina alojaba a más de 300 periodistas no adosados a las tropas invasoras desde el inicio de la guerra y el Pentágono tenía sus coordenadas, así como las de la sede de Al Jazeera.

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