martes, 1 de enero de 2008

Hoy comienza el 50º año de la Revolución Cubana.

La Revolución Cubana es el término con el que se designa al derrocamiento en Cuba de la dictadura de Fulgencio Batista el 1 de enero de 1959, por varias fuerzas militares del general Gonzalo Urbina entre las que se destacó el llamado Ejército Rebelde del Movimiento 26 de Julio comandado por Fidel Castro y su hermano Raúl. La caída de Batista condujo a la formación de un gobierno revolucionario liderado inicialmente por Manuel Urrutia Lleó como presidente y José Miró Cardona como primer ministro.

Antecedentes

El antecedente más inmediato de la Revolución Cubana se encuentra en lo que se denomina los Diez años de primavera (1944-1954) de Guatemala.


En 1944, un movimiento estudiantil encuadrado en el amplio movimiento de la Reforma Universitaria latinoamericana, derrocó al dictador Ubico e impuso un sistema democrático por primera vez en la historia guatemalteca, resultando electo presidente Juan José Arévalo.

Arévalo, un educador formado en la Argentina que se adhería a una ideología que él denominaba "socialismo espiritual", inició una serie de reformas políticas y sociales. Su sucesor (elegido en 1951), el coronel Jacobo Arbenz, profundizó tales medidas y en 1952 inició un importante proceso de reforma agraria, que afectó seriamente los intereses de la empresa estadounidense United Fruit, que tenía sólidos lazos con la administración del presidente Eisenhower.

Sosteniendo que se trataba de un gobierno comunista, Estados Unidos comenzó a operar entonces para desestabilizar Guatemala y derrocar al gobierno de Arbenz. El golpe de Estado se inició el 18 de junio de 1954, con el bombardeo de la ciudad por aviones militares y la invasión desde Honduras de un ejército golpista al mando de Carlos Castillo Armas y el apoyo desembozado de la CIA. La lucha duró hasta el 3 de julio cuando Castillo Armas tomó la capital y dio inicio a un largo período de dictaduras militares.

La caída del gobierno democrático de Jacobo Arbenz y su reemplazo por una dictadura militar que desconoció masivamente los derechos humanos con el apoyo abierto de los Estados Unidos, situación que comenzó a repetirse en muchos otros países latinoamericanos, llevó a amplios sectores nacionalistas y de izquierda de América Latina a descreer de la «vía democrática» para realizar reformas sociales y exacerbar los sentimientos contrarios al llamado imperialismo norteamericano. El antiimperialismo, una ideología con antiguas raíces en América, se convirtió entonces en una posición política generalizada en la mayor parte de las fuerzas políticas latinoamericanas.

Origen


El 10 de marzo de 1952 un golpe de Estado dirigido por el general Fulgencio Batista derrocó al presidente Carlos Prío Socarrás, del Partido Auténtico, en un marco internacional que transitaba los primeros momentos de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Durante dos años, Batista instaló una cruel dictadura. En el año 1954, se celebraron unas elecciones para la presidencia. Se instaló con el argumento de luchar contra la corrupción y el gansterismo, pero que en realidad fue para tomar el poder y enriquecerse particularmente él y sus allegados. Sin embargo, la continuación del escandaloso nivel de corrupción que caracterizó el periodo republicano y la violación de derechos humanos llevó a la conformación de una oposición generalizada partidaria de la insurrección para desalojar del poder a Batista, del que participaron los partidos políticos de oposición, los sindicatos, el movimiento estudiantil, e incluso sectores del empresariado, los terratenientes, las fuerzas armadas y el propio gobierno de los Estados Unidos, que llegó incluso a cortarle el suministro de armas. El mismo presidente depuesto, Carlos Prío Socarrás, expresaba ese clima revolucionario diciendo: «triunfaré por cualquier medio, incluso el más extremo».


En esas condiciones un grupo de jóvenes en su mayoría pertenecientes al popular Partido Ortodoxo (al que se consideraba seguro ganador en las elecciones impedidas por el golpe de Batista), liderados por Fidel Castro, el 26 de julio de 1953 intentaron tomar el Cuartel Moncada ubicado en Santiago de Cuba, fracasando en el intento. El gobierno militar respondió con una severa acción represiva que llevó a la detención y enjuiciamiento público de Fidel Castro y otros atacantes. Castro, por entonces un abogado de ideas nacionalistas, admirador de José Martí y moderadamente adversario de las organizaciones comunistas, aprovechó el juicio público para denunciar la dictadura de Batista. Sus duros alegatos públicos, que obligaron a los jueces a excluirlo del juicio, han sido conocidos como La historia me absolverá, transformándolo en una figura nacional y símbolo de la resistencia contra Batista.


Tras 22 meses de prisión en la Isla de Pinos, Castro y sus compañeros fueron amnistiados por Batista, debido a la presión popular e internacional. Pocos días después fundó en la clandestinidad el Movimiento 26 de Julio (M-26-7) una organización cuyo fin era derrocar a Batista y que tenía una ideología antiimperialista-democrática fundada en las ideas de José Martí y mayoritariamente anticapitalistas.

Por aquel entonces, a poco de iniciada la Guerra Fría y como herencia del macartismo se generalizó en América Latina la acusación de «comunismo» como táctica para desprestigiar y reprimir los movimientos democráticos y sociales. Juan José Arévalo alertaría sobre este mecanismo en su libro AntiKomunismo en América Latina (1959).


El 7 de julio Fidel Castro se dirigió a México para preparar un grupo guerrillero con el cual volver a Cuba y comenzar la lucha armada.

En el exilio, Castro estableció contactos y acuerdos con otras fuerzas favorables a la lucha armada para derrocar al dictador, de las más variadas ideologías como el Directorio Revolucionario de José Antonio Echevarría, integrado por estudiantes de la Universidad de La Habana, el ex presidente Carlos Prío Socarrás del Partido Auténtico, y Acción Nacional Revolucionaria (ANR), liderado por Frank País.

La lucha armada

El 2 de diciembre de 1956 el yate Granma, con 82 guerrilleros del Movimiento 26 de Julio, entre los que se encontraban Fidel Castro, Ernesto Che Guevara y Raúl Castro, encalló luego de llegar dos días tarde, en la Playa Las Coloradas ubicada en las costas orientales de Cuba. El retraso impidió que un alzamiento popular organizado por Frank País, en Santiago de Cuba dos días antes, cumpliera su objetivo de distraer a las tropas de Batista para facilitar el desembarco de los guerrilleros.


Separados, perdidos y perseguidos, los expedicionarios sufrieron una seria derrota inicial en Alegría de Pío debido a la cual poco más de 20 hombres pudieron llegar a la Sierra Maestra, una zona de difícil acceso en el Oriente cubano, donde logran instalarse.

En 1957:

  • 16 de enero: la guerrilla castrista realiza su primera acción militar, atacando y tomando el destacamento militar de La Plata, con considerable éxito.
  • 17 de febrero: aparece en el New York Times, el periódico más leído de los Estados Unidos, una entrevista a Fidel Castro realizada por Herbert Matthews en Sierra Maestra. El impacto es enorme y comienza a generar una gran simpatía hacia los guerrilleros en la opinión pública nacional e internacional.
  • 13 de marzo: el Directorio Revolucionario ataca el Palacio Presidencial, muriendo en la acción su líder José Antonio Echevarría.
  • 28 de mayo: Combate de El Uvero, primera acción abierta de la guerrilla del M-26-7.
  • 17 de julio: se crea la segunda columna del Ejército Rebelde, llamada Nº 4, comandada por Ernesto Che Guevara.
  • 30 de julio: se produce el alevoso asesinato de Frank País en Santiago de Cuba que desencadena un estallido popular y vuelca a la opinión pública contra el régimen de Batista.
  • 5 de septiembre: se subleva la base naval de Cienfuegos, bajo el liderazgo del Alférez Dionisio San Román, con apoyo de milicianos del Partido Auténtico y del Movimiento 26 de Julio. El gobierno responde con una cruenta represión que incluye el bombardeo de la base con aviones norteamericanos B-26. Mueren 300 de los 400 sublevados y San Román es torturado durante meses.

En 1958:

  • 27 de febrero: Fidel Castro decide ampliar las operaciones de la guerrilla creando tres nuevas columnas al mando de Juan Almeida, Raúl Castro y Camilo Cienfuegos. Almeida debe actuar en la zona oriental de Sierra Maestra y Raúl Castro abrir un Segundo Frente e instalarse en la Sierra Cristal, al norte de Santiago.
  • 9 de abril: huelga general revolucionaria convocada por el Movimiento 26 de Julio. Mal planificada, es sofocada rápidamente por el gobierno.
  • 6 de mayo: las tropas de Batista inician una ofensiva general en la Sierra Maestra para destruir la guerrilla castrista. Se producen importantes batallas como El Jigue y Santo Domingo.
  • 7 de agosto: Batista ordena la de retirada en masa de la Sierra Maestra y la debilidad del régimen se hace evidente. Fidel Castro decide entonces expandir la guerra al resto de Cuba. El Che Guevara y Camilo Cienfuegos deben marchar al norte para dividir la isla en dos y preparar el ataque a la estratégica ciudad de Santa Clara, llave del camino a La Habana, mientras que Fidel y Raúl Castro permanecerán en el Oriente para controlar la región y atacar finalmente Santiago de Cuba.
  • 31 de agosto: las columnas del Che Guevara y Camilo Cienfuegos partien a pie hacia el Occidente cubano. Tardan seis semanas en llegar a la zona montañosa del Escambray, en la antigua provincia de Las Villas.
  • Septiembre y octubre: una vez establecidos en el centro de la isla, el Movimiento 26 de Julio coordina sus acciones con otras fuerzas guerrilleras actuantes en la región, como el Directorio Revolucionario, el Segundo Frente Nacional del Escambray y el Partido Socialista Popular y organizan el apoyo logístico. En el oriente, entretanto, las fuerzas rebeldes cercan las principales ciudades.
  • 3 de noviembre: se realizan elecciones presidenciales, pero ninguna fuerza política les concede legitimidad.
  • Fines de noviembre: el gobierno intentó una ofensiva sobre las posiciones guerrilleras instaladas en Escambray.
  • 4 de diciembre: las tropas comandadas por el Che Guevara y Camilo Cienfuegos pasan a la ofensiva. Atacar los regimientos de la zona central de la isla, con el fin de aislar a las tropas gubernamentales.

Para fines de diciembre de 1958 la debacle de la dictadura de Batista aparecía como inevitable. El 28 de diciembre las milicias comandadas por el Che Guevara iniciaron el decisivo ataque contra la ciudad de Santa Clara, llave del centro de la isla y último reducto antes de La Habana. El 31 de diciembre, cuando las tropas rebeldes tomaron el tren blindado que el gobierno había enviado para fortificar la ciudad, Batista decidió huir hacia Santo Domingo junto con el presidente electo Andrés Rivero Agüero, quedando el país virtualmente acéfalo y a cargo del General Eulogio Cantillo.

Luego de una reunión entre Fidel Castro y el general Eulogio Cantillo, este intentó organizar una junta militar con sede en el regimiento de Campo Columbia, encabezada por el coronel Ramón Barquín, con apoyo de Estados Unidos. La maniobra fue denunciada por Fidel Castro que llamó a la huelga general y ordenó a sus comandantes Che Guevara y Camilo Cienfuegos avanzar hacia La Habana y tomar las posiciones claves de la capital.

En la madrugada del 1 de enero de 1959, las tropas del Segundo Frente Nacional del Escambray comandadas por Eloy Gutiérrez Menoyo entraron a La Habana. Al día siguiente llegaron las tropas del Movimiento 26 de Julio comandadas por Camilo Cienfuegos y el Che Guevara, tomando sin resistencia el regimiento de Campo Columbia y la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, respectivamente. Al entrar a Campo Columbia, Cienfuegos excluyó del mando al Coronel Barquín y detuvo al General Casillas. Poco después las tropas del Directorio Revolucionario, al mando de Faure Chomón, ocuparon el Palacio Presidencial.

Simultáneamente, el mismo 1 de enero, Fidel Castro entró triunfante a Santiago de Cuba, declarándola capital provisional de Cuba y proclamando a Manuel Urrutia como presidente de la nación. De inmediato Estados Unidos reconoció al gobierno revolucionario.

A partir de ese momento el poder quedó definitivamente en manos de las fuerzas revolucionarias. Históricamente, se toma como fecha del triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959.

El gobierno revolucionario de Cuba


Una vez tomado el poder, la oposición formó un nuevo gobierno. El Presidente fue Manuel Urrutia Lleó y el Primer Ministro José Miró Cardona. Los ministros fueron Regino Boti (Economía), Rufo López Fresquet (Hacienda), Roberto Agramonte (Relaciones Exteriores), Armando Hart (Educación), Enrique Oltuski (Comunicaciones), Luis Orlando Rodríguez (Interior), Osvaldo Dorticós Torrado (Leyes Revolucionarias) y Faustino Pérez (Recuperación de Propiedad Adquirida Ilegalmente). Fidel Castro permanecía como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Se trataba de un gobierno moderado y pronunciadamente anticomunista en el que coexistían diversas tendencias.

Sin embargo, desde los primeros instantes, los grupos revolucionarios conducidos por Fidel Castro y fuertemente influidos por Ernesto Che Guevara comenzaron a tomar progresivamente control del Estado. La inicial lucha antidictatorial se transformó rápidamente en revolución social con eje en la reforma agraria.


El 7 de mayo de 1959 se aprobó la ley de reforma agraria y de creación del INRA que se convertiría en el centro del poder del Estado cubano. Se abrió entonces un proceso de expropiaciones y nacionalizaciones que afectaron fuertemente a la clase alta y a las empresas estadounidenses. Simultáneamente los sectores moderados en el gobierno (Miró Cardona, Urrutia, López Fresquet) fueron siendo reemplazados, al mismo tiempo que casi toda la clase alta propietaria de las plantaciones e ingenios azucareros y un considerable sector de la clase media, abandonaban el país y se instalaban en Miami.


En agosto de 1959 el dictador de República Dominicana, Rafael Trujillo, ordenó la primera invasión a Cuba, a través de la Legión Anticomunista del Caribe, que terminó en un completo fracaso. Simultáneamente, Estados Unidos, a través de la CIA, comenzó a organizar sabotajes e impulsar la organización de grupos mercenarios anticastristas sobre la base de ex funcionarios de Batista, como La Rosa Blanca, y la creciente cantidad de exiliados cubanos opuestos al socialismo de la Revolución Cubana.


La polarización del proceso revolucionario cubano llevó a un progresivo abandono del objetivo de convocar a elecciones para establecer una democracia liberal y a orientar las relaciones internacionales hacia una alianza comercial y militar con la Unión Soviética con el fin de compensar la segura intervención de los Estados Unidos.

El 7 de noviembre de 1960 el Che Guevara viajó durante dos meses por los países comunistas: Checoslovaquia, Unión Soviética, China, Corea y Alemania Democrática. Tanto la Unión Soviética como China se comprometieron a comprar la mayor parte de la zafra cubana. Cuando finalizó la visita, Cuba tenía acuerdos comerciales financieros, además de vínculos culturales con todos los países del bloque, relaciones diplomáticas con todos menos Alemania Oriental y acuerdos de asistencia científica y técnica con todos menos Albania.

El 3 de enero de 1961, en una de las últimas medidas de su gobierno antes de entregar el poder a John F. Kennedy, el presidente Eisenhower cortó las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba. El enfrentamiento abierto era inminente.

El 17 de abril de 1961 se produjo la Invasión de Playa Girón, desde Nicaragua, organizada por la CIA, que volvió a finalizar en un estruendoso fracaso que causó el despido del director de la CIA, Allen Dulles, y su reemplazo por John McCone. En noviembre de 1961 la CIA estableció un gigantesco programa llamado "Operación Mangosta", dirigido por Edward Lansdale, con el fin de organizar actos de sabotaje, terrorismo, asesinatos de los líderes cubanos, ataques terroristas e infiltraciones que desestabilizaran al gobierno cubano y lo llevaran al colapso para octubre de 1962. La ofensiva de aislamiento contra Cuba avanzó en enero de 1962 cuando los países americanos, a petición de EEUU, tomaron la decisión de excluirla de la OEA.


A fines de junio de 1962, la Unión Soviética y Cuba tomaron la decisión de instalar misiles atómicos en Cuba, lo que entendían era el único modo de disuadir a Estados Unidos de invadir Cuba, además de suponer para las relaciones soviético-estadounidenses un paso más en la Guerra Fría (en agosto de 1961 se había construido el muro de Berlín, en febrero de 1962 se había producido el novelesco intercambio de prisioneros consecuencia del caso del avión espía U-2, y proseguía la implicación norteamericana en el conflicto de Vietnam).

El Che Guevara tuvo una participación activa en la elaboración del tratado entre Cuba y la Unión Soviética, viajando allí a fines de agosto para cerrarlo. El hecho llevaría a la llamada crisis de los misiles de Cuba que puso al mundo al borde de la guerra nuclear y finalizaría con un dificultoso acuerdo entre Kennedy y Jruschov, presionados ambos por los sectores belicistas de sus respectivos países, por el cual Estados Unidos se comprometió a no invadir Cuba y retirar los misiles que tenía instalados en Turquía apuntando a la Unión Soviética, y ésta a retirar los misiles cubanos.


Desde entonces Cuba quedó en una compleja situación, en la que por un lado evitó ser invadida por Estados Unidos, y por el otro quedó aislada del resto de los países americanos (aún hoy Cuba está fuera de la OEA) y sumamente dependiente de la Unión Soviética y el bloque comunista.

Al colapsar la Unión Soviética en 1991 era un lugar común en los análisis sobre política internacional señalar el inminente colapso del gobierno cubano. Se sostenía que, frente al triunfo mundial del capitalismo y la democracia formal, y el absoluto bloqueo económico y el subsecuente deterioro de las condiciones de vida de la población cubana, sería inevitable una sublevación popular en la isla. Sin embargo las previsiones no se cumplieron, sorprendiendo a una gran parte de los estudiosos.

En julio de 2006, Fidel Castro enfermó y delegó el mando en su hermano Raúl, por primera vez en 47 años desde la Revolución Cubana de 1959. El hecho abrió nuevamente un amplio proceso de debates y especulaciones sobre el futuro de la Revolución Cubana.

es.wikipedia.org

Mensaje de Fidel al pueblo de Cuba

Queridos compatriotas:

Dentro de unas horas se cumplirá un aniversario más de aquel bello amanecer, hace 49 años, en que triunfó nuestra Revolución.

Sobre los restos de la tiranía proyanqui seguimos el largo y empinado camino. Gracias al pueblo noble y abnegado de Cuba, a sus obreros y demás trabajadores manuales e intelectuales, sus campesinos y estudiantes, hombres y mujeres, niños, ancianos y ciudadanos de todas las edades, alfabetizados o analfabetos, Cuba fue entonces por primera vez dueña de su destino.

Si tengo el raro privilegio de dirigirme de nuevo a ustedes es porque vieron en este compatriota una persona que siempre les dijo la verdad.

No es mérito ser honrado sino deber sagrado.

En el transcurso de la madrugada habrá quedado atrás el Año 49 de la Revolución y entraremos de lleno en el año 50, que simbolizará el medio siglo de resistencia heroica.

Proclamemos al mundo con orgullo este récord que nos hace acreedores al más justo de los reclamos: que se respete el derecho a la vida y a la sana alegría de nuestra Patria.

Por ese derecho lucharemos hasta la muerte. Para los cubanos, hace más de un siglo, Martí lo proclamó: "¡Patria es humanidad!".

www.insurgente.org

Fraude electoral y 43 muertos en Kenia.

Al menos 43 personas murieron en la ciudad keniana de Kisumu como resultado de choques entre partidarios del reelegido presidente Mwai Kibaki y del opositor Raila Odinga, informaron hoy fuentes policiales. Testigos apuntaron que agentes del orden dispararon contra manifestantes que calificaban de fraude los resultados de la consulta por la primera magistratura y 210 escaños en el Parlamento.

Según la Comisión Electoral de Kenia, Kibaki retuvo el cargo con ventaja de unos 230 mil sufragios sobre Odinga.

El jefe de los observadores de la Unión Europea, Alexander Graf Lambsdorff, expresó sus dudas respecto a la transparencia y calidad del ejercicio electoral.

“En varios lugares impidieron a nuestros representantes, apuntó, presenciar el conteo de votos y también recibimos denuncias de que en algunos colegios hubo más boletas que inscriptos”, precisó Lambsdorff.

La policía prohibió la realización hoy de una ceremonia simbólica en la que Odinga iba a ser declarado vencedor de los sufragios.

www.prensa-latina.cu

Estados Unidos: la crisis de los deudores.

El nuevo sueño americano, según los neoconservadores de los Estados Unidos, parecía hecho realidad. El dinero perdería su valor. Lo que importa sería el crédito. "Casa propia sin depósito alguno"; "Compre su automóvil y sus utensilios domésticos ahora, y páguelos en cinco años". Los viejos ideales puritanos de trabajar duro y ahorrar para, al final, disfrutar de una vida mejor, dieron paso a este otro concepto, mucho más pragmático, por el que se guiaron en los últimos años millones de norteamericanos y otros residentes en el país para crear una imaginaria era dorada: "vivamos mejor ahora y paguemos después."

Ciertamente esta orientación trajo para muchos en la clase media estadounidense una fabulosa era de grandes residencias, lujosos automóviles, vacaciones ostentosas y muchas otras manifestaciones de riqueza que eran en realidad pompas de ilusiones insostenibles llamadas a colapsar.

La hecatombe tuvo su manifestación inicial en los retrasos para la amortización de sus préstamos de gran número de deudores menores, que los habían recibido de manera casi milagrosa, dado que sus prestaciones sobrepasaban con creces sus ingresos, no obstante los pobres avales crediticios que pudieron exhibir. Pero el asunto ya se ha hecho sentir a nivel de Wall Street.

Y, ¿cómo se llegó a esta situación?, se pregunta el laureado periodista investigador de temas económicos Dee Hon en las páginas de la revista The Tyee, de Vancouver, Canada: "¿Cómo es posible que Estados Unidos se haya convertido en una nación adicta a las deudas, empujada hasta y más allá de la bancarrota? Su tasa de ahorro anda por debajo de cero. Las bancarrotas personales han alcanzado cifras record. La deuda total de los estadounidenses promedia más de $160,000 por cada hombre, mujer y niño. Solo con China, la deuda es de casi un billón de dólares. La deuda con Japón y otros países también es enorme."

Según la investigación de Dee Hon, la historia tiene un origen laboral en las décadas que siguieron a la II Guerra Mundial. El crecimiento económico era entonces fuerte y había poderosos sindicatos industriales que convirtieron los sueños de la clase media en algo alcanzable por ciudadanos de la clase trabajadora. Los obreros compraron casas y automóviles en tal cantidad que dieron lugar a los modernos suburbios actuales. Pero la prosperidad para los asalariados alcanzó su cima a inicios de los 70. Entonces, las grandes corporaciones, por miedo al aumento de la competencia extranjera, empezaron a violar un contrato social implícito que tenían con los obreros. Comenzaron a reducir costos mediante el uso de mano de obra barata extranjera para provocar con ello una disminución de los jornales.

En 1972, los salarios alcanzaron su tope. Las estadísticas del Departamento de Trabajo muestran que los obreros ganaban 331 dólares semanales, según los ajustes de inflación de 1982. Desde entonces, la caída ha sido constante. En la actualidad, el salario real es aproximadamente de la quinta parte, pese a que en el mismo período, el PIB per cápita se duplicó.

De acuerdo a investigaciones de Dee Hon, aunque cayeron los salarios, el consumo tuvo un crecimiento sin precedentes. Comprar se convirtió en un deber patriótico que distinguía a los ciudadanos de los Estados Unidos de sus enemigos comunistas en la Guerra Fría.

En los ochenta, la creciente pérdida del temor a las deudas por los compradores y la ansiedad de éstos por consumir mercancías se conjugaron con la desregulación de los préstamos dispuesta por el presidente Ronald Reagan. El crédito no solo se hizo fácil sino que comenzó a ser fuertemente promovido.

Las deudas contraídas por la población a través de las tarjetas de crédito llegaron a $880 mil millones, tres veces las de 1988, luego del ajuste por inflación. Las dimensiones de los utensilios domésticos crecieron proporcionalmente al tamaño de las nuevas casas que, en 2005, eran 50% mayores que el promedio de las de 1973.

Eran todas buenas noticias para el sector corporativo, que ganaba dinero de los préstamos que concedía a los consumidores y se beneficiaba de sus gastos. Además, salarios menores significan costos menores y ganancias mayores. Estos factores contribuyeron a que el mercado de valores iniciara un florecimiento record a inicios de los años ochenta que se ha mantenido imbatible casi hasta hoy.

Tales condiciones crearon vastas riquezas para una categoría particular de individuos: los que controlan lo que se conoce como la renta económica, que es algo así como el ingreso "ganado" por la simple propiedad de un bien. Algunas formas de renta económica incluyen dividendos por acciones, o ganancias de capital por la venta de acciones o propiedades. La alquimia de esta renta reside en que no se necesita esfuerzo alguno para producir dinero, asevera Dee Hon.

Los gobiernos, por su parte, estimulan a los inversionistas, o sea, a la clase rentista. En las naciones industrializadas, la renta económica, en su forma de ganancias de capital, paga tasas impositivas menores que las que pagan los ingresos devengados en prácticamente todas las actividades productivas o de servicios. En los Estados Unidos, en particular, los impuestos que se aplican a las ganancias de capital son siempre decrecientes. Una persona que devengue por su trabajo $100,000, aporta el 35 % de esa cantidad por concepto de impuestos, mientras que alguien cuya carpeta de acciones le proporcione la misma cantidad aporta 15 %.

Esta realidad llevó a una explosión de industria de las finanzas, que actualmente maneja 10 billones de dólares ajenos y es setecientas veces mayor que en 1970. Hedge Funds, administrador de los dineros de los super ricos, poseía quinientas compañías en 1990 y administraba 38 mil millones de dólares. Ahora tiene seis mil firmas Hedge que manejan mas de un billón ( un millón de millones) en acciones.

De modo que los préstamos baratos estimularon a millones de estadounidenses a contraer más deudas, comprar casas y elevar el valor de estas a cifras sin precedentes. Los elevados precios de los inmuebles llevaron a los bancos a prestar liberalmente dinero contra el valor de esas casas, lo que a su vez impulsó a los propietarios a pedir más dinero para agregar más valor a ellas.

Y es así como, a juicio de Dee Hon, se llegó a esta crisis de las deudas hipotecarias en Estados Unidos que nadie se atreve aún a pronosticar a dónde irá a parar.

Boletín Entorno

Chávez anunció un decreto de amnistía para los golpistas del 11-A.

El Presidente Hugo Chávez anunció que como gesto de buena voluntad, emitirá un decreto de amnistía a personas que enfrentadas al orden establecido y que hayan sido procesadas en los delitos vinculados al golpe de estado del 11 de abril de 2002, y al sabotaje petrolero de finales de aquel año. Los delitos amnistiados:

  • Por la redacción del decreto del gobierno de facto del dictador Pedro Carmona de abril de 2002

  • Por firmar el decreto del decreto del gobierno de facto de Pedro Carmona de abril de 2002.

  • Por la toma violenta de la gobernación de Mérida el 12 de abril de 2002.

  • Por la privación ilegitima de libertad del ex-ministro de Interior y Justicia Rodríguez Chacín el 12 de abril de 2002.

  • Por la comisión de delitos de instigación y rebelión militar antes del 2 de diciembre de 2007.

  • Por los hechos del 11 de abril de 2002 en Puente Llaguno que no sean crímenes de lesa humanidad.

  • Por la toma violenta de alcaldía de Junin en el estado Táchira en abril de 2002.

  • Por la toma violenta de la gobernación del estado Tachira en abril de 2002.

  • Allanamiento de casa de Iris Varela en abril de 2002.

  • Por la toma violenta del palacio de Justicia del estado Táchira en abril 2002

  • Por la toma violenta de VTV el 12 de abril de 2002.

  • Por los hechos violentos en buques de petroleros durante el sabotaje petrolero de 2002-2003.

  • Por acusaciones de rebelión civil hechas antes del 2 de diciembre de 2007.

  • El decreto de anmistía saldrá hoy en gaceta oficial.

    El anuncio se hizo en el canal estatal Venezolana de Televisión durante un programa especial en el cual el presidente Chávez hizo comentarios sobre el proceso de liberación de rehenes en manos de las FARC de Colombia. El primer mandatario afirmó que el año 2008 será el año de las tres "R": revisión, rectificación y reimpulso.

    El Primer Mandatario afirmó su deseo de que esta medida sea bien recibida por los sectores de oposición.
    Ante la pregunta de la periodista Vanessa Davies sobre cómo el pueblo que le apoya interpretará esta decisión, el mandatario afirmó que el pueblo chavista es un pueblo noble y la recibirá en el mismo espíritu que él está transmitiendo. "Estoy lanzando una señal en representación de quienes quieren el camino de la paz."

    La medida se produce a sólo semanas de que el Primer Mandatario afirmara, en el marco de los esfuerzos de los conspiradores por desestabilizar el país, en los días previos al referendo para la reforma constitucional, que "el Chávez permisivo se quedó la noche aquella del 2002"

    Ver vídeo (Declaraciones del presidente Chávez / Algunos de los liberados...)

    www.aporrea.org

    El mensaje de Navidad del Rey: ¿Qué hay de lo mío?

    ...por Agustín Morán*

    Desde hace más de 30 años, Juan Carlos de Borbón irrumpe en nuestra casa el 24 de diciembre con una alocución televisiva que, año tras año, repite el mismo catálogo de tópicos y buenas intenciones. Su lenguaje plano y ambiguo es idéntico al de la clase política y evoca el estilo de su antecesor. Este año, desde un escenario de “España va bien”, nos ha vuelto a informar de ciertos problemas, pero sin identificar sus causas, ha guardado un estrepitoso silencio sobre las cuestiones que agobian a millones de personas en el Estado Español y ha propuesto, como bálsamo milagroso, sus tres soluciones favoritas: la defensa de la unidad de España, la adhesión inquebrantable e ilimitada a la Constitución de 1978 y el consenso de la clase política en los temas de Estado. Dicho de otra manera: la continuidad de la Constitución neofranquista de la que él es máximo representante y un nuevo “Movimiento Nacional” que garantice el pensamiento bipartidista único de la monarquía parlamentaria, eliminando cualquier disidencia.

    Hablar de progreso -innegable para la cuenta de resultados de bancos y multinacionales- obviando la precariedad generalizada, la pérdida de derechos sociales, laborales y sindicales, la privatización y mercantilización de la salud y la educación, la degradación cultural y moral y la incontinencia de nuestros niños y adolescentes, es un acto de cinismo.

    Invocar la seguridad y la justicia sin denunciar la amenaza hipotecaria sobre millones de familias españolas, las enfermedades alimentarias y la mortalidad que la explotación, los abusos patronales y la pasividad de la administración causan en l@s trabajador@s, es un insulto a la inteligencia.

    Llamar a la lucha contra el terrorismo sin proponer la ruptura de relaciones con Estados terroristas culpables de invasiones, genocidios, golpes de estado, bloqueos, sabotajes, asesinatos selectivos y limpieza étnica, a menudo al margen y en contra de la legalidad internacional, es un escarnio para los millones de víctimas de estas prácticas, consentidas o compartidas por la políitica exterior de los sucesivos gobiernos de España.

    Hablar de democracia desde el sometimiento del poder judicial a la lucha partidista, las torturas en las comisarías denunciadas, un año más, por Amnistía Internacional y el recorte sistemático de derechos y libertades fundamentales y de garantías jurídicas y procesales, es una burla. Exigir el fin de ETA, abusivamente identificada con un amplio movimiento popular con expresiones políticas, sindicales, culturales, electorales, ecologistas, de solidaridad internacional, etc., todas ellas unificadas por la aspiración común de autodeterminarse del estado español que el propio rey representa, es propiciar la cadena interminable y trágica de violencias a la que asistimos desde hace cuarenta años.

    Recordar el dolor de las familias de los cuatro mil muertos anuales por accidentes de tráfico sin enjuiciar el hecho de que el 10% de nuestra economía depende de cinco multinacionales del automóvil, no devolverá la vida a los muertos, la integridad física a los lisiados, ni impedirá que continúe el holocausto de las carreteras.

    El progreso, la paz y la democracia exigen justicia, dialogo y respeto a la voluntad popular y a los derechos humanos, pero nada de eso está, cabalmente, en el discurso del Rey. La vaciedad del mensaje del Jefe del Estado y la potencia de los altavoces que lo difunden, nos indican que el mensaje es él mismo y su empresa familiar, la monarquía. A su vez, esta empresa-institución constituye la clave de un régimen cuya legitimidad, nacida del franquismo, arrastra un innegable pecado original. Este pecado antidemocrático cimenta la unidad de sus principales aparatos políticos, económicos, sindicales y de caridad internacional. Sin embargo, la pretensión de neutralidad del Rey en un escenario de feroz lucha por el poder, que no duda en utilizar incluso “los temas de estado”, introduce una contradicción cada vez más visible entre Juan Carlos y cada uno de los dos grandes partidos que le sostienen.

    Desde la exigencia de legitimidad a las altas instituciones del Estado y desde la defensa de la ley justa, la democracia y la paz, venimos obligados a recordar que la majestad del rey no proviene de él mismo sino del poder popular que se la otorga. En el caso de Juan Carlos de Borbón, nunca ha sido acreditado de forma explícita tal otorgamiento. A pesar de sus esfuerzos, los políticos del régimen no consiguen borrar el rastro de su falta de legitimidad democrática. Cabe por lo tanto decir al monarca que Franco nos legó: usted forma parte del problema y no de la solución. Si nadie le ha elegido y le sostienen los enemigos tradicionales del pueblo español, ¿por qué, al menos, no se calla?”

    *Agustín Morán es politólogo y director del Centro de Asesoria y Estudios Sociales (CAES)

    www.insurgente.org

    Fraga, exministro fascista sostiene que "Franco sentó las bases para una España con más orden"

    Ex ministro de Información con Franco entre 1962-1969, fundador de AP (actual PP) y presidente de la Xunta de Galicia durante 15 años (entre 1990 y 2005), Manuel Fraga Iribarne mantiene un recuerdo positivo de Franco. En una entrevista publicada ayer por El Faro de Vigo, Fraga compara al dictador español con Napoleón a la hora de defender que tiene que transcurrir al menos 50 años para valorar en su justa medida a cualquier personaje histórico. Según señala en la entrevista, al día siguiente de morir Napoleón "era un estropajo". Sin embargo, 50 años después lo trajeron a París, es su héroe nacional y preside el Panteón de Hombres Ilustres".

    "No digo que con Franco vaya a ocurrir lo mismo, sino que las figuras de ese calibre no se pueden juzgar hasta pasado un cierto tiempo", agrega.

    Fraga se niega en la conversación a prever cuál será el juicio de la sociedad española en 2025, cuando se cumplan 50 años de la muerte del dictador. Sin embargo, y "teniendo en cuenta lo que fue nuestro siglo XIX y las dos Repúblicas", el Franquismo para Fraga "ha sentado las bases para una España con más orden. De hecho, no hay más que comparar la España de hoy con la de los años 30".

    Fraga comparte "completamente" la frase de Jaime Mayor Oreja cuando se negó a condenar el franquismo porque "forma parte de la historia". "La Historia es la Historia y cada uno tiene que asumir la suya y procurar aprender de ella. Compare la etapa de Franco con los años 30. El diputado Calvo Sotelo, que haciendo uso de su libertad de palabra criticaba al Gobierno, fue asesinado en un coche de la policía por un capitán de la guardia civil de uniforme rodeado de guardias de asalto. Aquello no era vivir", subraya.

    Sobre mercados y utopías.

    ...por Atilio Boron

    No debemos aceptar ninguna institución establecida como inmutable. La práctica histórica demostró que lo que parecía una "locura" en los años cincuenta -crear 40 millones de desocupados en la OECD, reconcentrar ingresos, desmantelar programas sociales, privatizar el acero y el petróleo, el agua y la electricidad, las escuelas, los hospitales y hasta las cárceles- pudo ser posible y a un bajísimo costo político para los gobiernos que se empeñaron en dicha empresa.

    Para nadie es un misterio que esta época tan especial, en la cual el capitalismo ha experimentado una reestructuración regresiva a escala planetaria, se encuentra dominada por una ideología: el neoliberalismo. Éste se ha convertido en el sentido común de nuestro tiempo, si bien es cierto que su penetración e importancia práctica se distribuye de manera sumamente desigual según países y regiones.

    Así como en el pasado aun los líderes más despóticos y autoritarios no dejaban de exaltar el valor de la democracia y de asegurar que los regímenes que presidían eran auténticas expresiones de la misma, en nuestro tiempo los gobernantes parecen competir en un concurso para ver quién declara con más ahínco su adhesión a los principios del "libre mercado".

    Tanto antes como ahora, esas expresiones tienen poco que ver con la realidad y, en el caso particular de los mercados competitivos, la retórica del neoliberalismo excede con creces la realidad objetiva de los mismos. Hay mucho menos mercado de lo que se dice, tal vez por aquello que oportunamente recordó John Williamson en un famoso paper al decir que "Washington no siempre practica lo que predica", y a lo cual podríamos agregar que no sólo Washington sino que tampoco Bonn, París, Londres y Tokio parecen demasiado preocupados por el llamativo contraste entre la hueca retórica neoliberal utilizada en sus exhortaciones a terceros países -¿pagando un lip service al Banco Mundial, al FMI y a la Casa Blanca?- y el curso concreto de sus políticas económicas. Pese a sus reclamos en favor de la propuesta neoliberal, los capitalismos desarrollados continúan teniendo Estados grandes y ricos; muchísimas regulaciones que "organizan" el funcionamiento de los mercados; recaudación de impuestos; promoción de formas encubiertas y sutiles de proteccionismo y subsidios y conviviendo con déficit fiscales sumamente elevados. Si se observa la experiencia de los países "reformados" según los preceptos del Consenso de Washington -América Latina, Europa Oriental y Rusia- se advierte que el triunfo del neoliberalismo ha sido más ideológico y cultural que económico. Esta victoria se asienta sobre una derrota epocal de las fuerzas populares y las tendencias más profundas de la reestructuración capitalista y se manifiesta a lo largo de cuatro dimensiones:

    a) La avasalladora tendencia a la mercantilización de derechos y prerrogativas conquistados por las clases populares a lo largo de más de un siglo de lucha, convertidos ahora en "bienes" o "servicios" adquiribles en el mercado. La salud, la educación y la seguridad social, por ejemplo, dejaron de ser componentes inalienables de los derechos ciudadanos y se convirtieron en simples mercancías intercambiadas entre "proveedores" y compradores al margen de toda estipulación política. Y, algo de particular interés para muchos de nosotros, el medio ambiente también ha sufrido un acelerado y gravísimo proceso de mercantilización que no sólo pone en cuestión la injusticia e inequidad de un orden económico como el capitalista sino que deteriora radicalmente la sustentabilidad misma de la vida en el planeta.

    b) El desplazamiento del equilibrio entre mercados y Estado, un fenómeno objetivo que fue reforzado por una impresionante ofensiva en el terreno ideológico que "satanizó" al Estado mientras se exaltaban las virtudes de los mercados. Cualquier tentativa de revertir esta situación no sólo deberá enfrentar a los factores estructurales sino que, al mismo tiempo, tendrá que vérselas con potentes definiciones culturales sólidamente arraigadas en la población que asocian lo estatal con lo malo e ineficiente y los mercados con lo bueno y eficiente.

    c) La creación de un "sentido común" neoliberal, de una nueva sensibilidad y de una nueva mentalidad que han penetrado muy profundamente en el suelo de las creencias populares. Como sabemos, esto no ha sido obra del azar sino el resultado de un proyecto tendiente a "manufacturar un consenso", para utilizar la feliz expresión de Noam Chomsky, y para lo cual se han destinado recursos multimillonarios y toda la tecnología mass-mediática de nuestro tiempo a los efectos de producir un duradero lavado de cerebro que permita la aplicación aceitada de las políticas promovidas por los capitalistas. Este conformismo también se expresa en el terreno más elaborado de las teorías económicas y sociales por aquello que en Francia se denomina "el pensamiento único". Basta comprobar la ausencia de todo debate económico significativo en América Latina para aquilatar los perniciosos alcances de aquél en nuestra región.

    d) Finalmente, el neoliberalismo cosechó una importantísima victoria en el terreno de la cultura y la ideología al convencer a amplísimos sectores de las sociedades capitalistas -y a la casi totalidad de sus elites políticas- de que no existe otra alternativa. Su éxito en este terreno ha sido rotundo: no sólo impuso su programa sino que, inclusive, cambió a su provecho el sentido de las palabras. El vocablo "reforma", por ejemplo, que antes de la era neoliberal tenía una connotación positiva y progresista -y que fiel a una concepción iluminista remitía a transformaciones sociales y económicas orientadas hacia una sociedad más igualitaria, democrática y humana- fue apropiado y "reconvertido" por los ideólogos del neoliberalismo en un significante que alude a procesos y transformaciones sociales de claro signo involutivo y antidemocrático. Las "reformas económicas" puestas en práctica en los años recientes en América Latina son, en realidad, contrarreformas orientadas a aumentar la desigualdad económica y social y a vaciar de todo contenido las instituciones democráticas.

    ¿Mercados o naciones?

    Ahora bien, la soberanía popular que se expresa en un régimen democrático debe necesariamente encarnarse en un Estado nacional. Es posible que en el futuro esto no sea así y que el sistema interestatal ceda su lugar a una nueva configuración política internacional. Pero, mientras tanto, la sede de la democracia continuará siendo el Estado nación. Ahora bien, ¿cuál es el drama de nuestra época? Que los estados, especialmente en la periferia capitalista, han sido concientemente debilitados, cuando no salvajemente desangrados, por las políticas neoliberales a los efectos de favorecer el predominio sin contrapesos de los intereses de las grandes empresas. A resultas de lo anterior, aquéllos se convirtieron en verdaderos "tigres de papel" incapaces de disciplinar a los grandes actores económicos y, mucho menos, de velar por la provisión de los bienes públicos que constituyen el núcleo de una concepción de la ciudadanía adecuada a las exigencias de fin de siglo. Una somera indicación de los alcances de este fenómeno se torna evidente a partir de una sencilla operación. Si comparamos las cifras de ventas de algunas de las grandes empresas transnacionales con las correspondientes al producto bruto de los países latinoamericanos en 1992 y compilamos una lista unificada de Estados y empresas hallaríamos a la cabeza de la misma a Brasil, con un producto bruto de trescientos sesenta mil millones de dólares. Luego vendría México con trescientos veintinueve mil millones y a continuación Argentina, con doscientos veintiocho mil millones. Después comienza a aparecer una serie de "países" muy extraños: General Motors, con ciento treinta y dos mil millones; Exxon, con ciento quince mil millones; Ford, con cien mil millones; Shell, con noventa y seis mil millones; Toyota, IBM; y a continuación aparece Venezuela, con sesenta y un mil millones y, al final, Bolivia con apenas cinco mil trescientos millones de dólares de producto bruto.

    ¿Qué lecciones se desprenden de una lista tan heterogéneo como ésta? Que la capacidad de negociación de nuestros países con estos gigantes de la economía mundial se ha visto menoscabada a lo largo de las últimas décadas. Mientras los Estados de la periferia se achicaban y debilitaban al ritmo impuesto por los ajustes neoliberales de los ochenta y los noventa, el rango y el volumen de operaciones de las megacorporaciones se acrecentó extraordinariamente. Como bien lo recuerda el citado informe del UNRISD, entre 1980 y 1992 las ventas de las megacorporaciones crecieron a más del doble, mientras que los Estados sufrieron las sangrías ocasionadas por la ortodoxia neoliberal auspiciada por esas mismas empresas.

    El movimiento de tijeras hizo que los primeros quedaran en una posición cada vez más desventajosa en relación a las segundas. Aquellos Estados tienen escasas posibilidades de lidiar con estos nuevos "Leviatanes" de la economía mundial. No se encuentran totalmente inermes, pero las probabilidades de ejercer un control efectivo sobre las grandes empresas son muy limitadas. Esto es particularmente cierto en el caso de países con economías pequeñas: ¿cuáles son los instrumentos con que cuenta un gobierno democrático de Bolivia para negociar con una corporación como la GM, cuya cifra de ventas anuales es veintiséis veces superior a la de su producto bruto? ¿Cómo podría hacerlo la totalidad de los países del Africa subsahariana, cuyo producto bruto combinado es levemente superior a las ventas anuales de General Motors y Exxon?

    La realidad es que nuestros Estados son hoy mucho más dependientes que antes, agobiados como están por una deuda externa que no cesa de crecer y por una "comunidad financiera internacional" que en la práctica los despoja de su soberanía al dictar las políticas económicas dócilmente implantadas por los gobiernos de la región. La gravedad de este proceso de creciente subordinación de los Estados de la periferia a los oligopolios que controlan los mercados mundiales es de tal magnitud que incluso un personaje tan poco propenso a expresar ideas de avanzada, como el presidente Fernando de la Rúa, reconoció durante el festejo por el Día de la Independencia argentina, el 9 de julio de 2001, que el país era más dependiente que antes. Pero, por una de esas paradojas de la historia las teorizaciones sobre la dependencia o el imperialismo son desestimadas por los elencos gobernantes y los intelectuales orgánicos del capital como meros anacronismos, precisamente cuando adquieren una vigencia mayor aún de las que tenían en los sesentas.

    Nuestros países son hoy muchísimo más dependientes de lo que lo eran en los años sesentas. A esto hay que añadir que las perspectivas de la autodeterminación nacional -un corolario necesario de la soberanía popular- se cierran aún más bajo la égida del neoliberalismo al prevalecer una ideología autoincriminatoria que so pretexto de la "reforma del Estado" lo conduce a su radical debilitamiento y su casi completa destrucción. En consecuencia, la fenomenal desproporción entre Estados y megacorporaciones constituye una amenaza formidable al futuro de la democracia en nuestros países. Para enfrentarla es preciso: construir nuevas alianzas sociales que permitan una drástica reorientación de las políticas gubernamentales y, por otro lado, diseñar y poner en marcha esquemas de cooperación e integración supranacional que hagan posible contraponer una renovada fortaleza de los espacios públicos democráticamente constituidos al poderío gigantesco de las empresas transnacionales.

    Un vicio imperdonable de muchos economistas, producto de la crisis teórica y la asombrosa estrechez de miras que caracterizan a la disciplina en estos días, ha sido el de considerar a los países y a los Estados simplemente como mercados. Sin embargo, pese al economicismo dominante, nuestros países son antes que nada naciones y, tan sólo luego, sedes de mercados. En los años del auge petrolero mexicano, Carlos Fuentes escribió un memorable artículo en el New York Times con el título: "¡México no es un pozo de petróleo!" La ideología dominante no por casualidad resignifica a los países convirtiéndolos en grises mercados, todos uniformizados por la dinámica incesante de la oferta y la demanda. Es que el debilitamiento de los Estados nacionales facilitado, por un lado, por la extinción práctica de la idea de nación -supuestamente subsumida bajo la corriente "civilizatoria" de la globalización- y, por el otro, por el imperio de las políticas "orientadas hacia el mercado" culmina en la degradación de la nación al rango de un mercado.

    Además, lo anterior significa aceptar -tal como lo hace el discurso dominante de la economía- que los hombres y las mujeres de la democracia son despojados de su dignidad ciudadana y se convierten en instrumentos, en simples medios, al servicio de los negocios de las empresas. Reducir los significados, el destino y el propósito por el cual vivimos en una sociedad a la mera obtención de una tasa de ganancia nos parece, a la luz de la ética y la teoría política, de una sordidez incalificable, aparte de ser una operación que sella ominosamente el destino de las democracias tan laboriosamente conquistadas en América Latina.

    La necesaria reivindicación de la utopía

    Es preciso recordar y evitar ser abrumados por la ideología dominante. Sumergidos bajo su influencia e impresionados por la súbita "conversión" de numerosos intelectuales -otrora críticos vehementes del capitalismo- a su credo, grandes segmentos de nuestras sociedades parecen resignados a pensar que el mundo será, de aquí en más, neoliberal hasta el fin de los tiempos. Aunque tardíamente, los mercados se habrían "cobrado su revancha" por tantos decenios de desprecio u hostilidad a manos de socialistas y populistas de todos los colores.

    Sin embargo, los tiempos del neoliberalismo serán mucho más cortos de lo que se supone. Su "gran promesa" ha quedado penosamente desvirtuada por los hechos: tanto en los capitalismos desarrollados como en la periferia la reestructuración neoliberal se hizo a expensas de los pobres y de las clases explotadas. La propiedad de los medios de producción no se "democratizó," las desigualdades económicas y sociales no se atenuaron y la prosperidad no alcanzó a derramarse hacia abajo, como aseguraba reconfortantemente la "teoría del derrame".

    Las sociedades que el neoliberalismo construyó a lo largo de estos años son peores que las que las precedieron: más divididas y más injustas, y los hombres y mujeres viven bajo renovadas amenazas económicas, laborales, sociales y ecológicas. El grave problema que caracteriza a nuestra época es que mientras el neoliberalismo exhibe evidentes síntomas de agotamiento el modelo de reemplazo todavía no aparece en el horizonte de las sociedades contemporáneas. ¿Por cuánto tiempo habrá de prolongarse esta agonía? No sabemos. Lo que sí sabemos, y nos revitaliza en nuestras luchas, es que "históricamente el momento de viraje de una ola es una sorpresa" y que el neoliberalismo puede sucumbir mucho antes de lo esperado.

    Haciendo gala de su talento de historiador, Perry Anderson planteó que las fuerzas progresistas debían extraer tres lecciones de las vicisitudes históricas del neoliberalismo.

    La primera aconsejaba no tener ningún temor a estar absolutamente a contracorriente del consenso político de nuestra época. Hayek y sus cofrades tuvieron el mérito de mantener sus creencias cuando el saber convencional los trataba como excéntricos o locos, y no se arredraron ante la "impopularidad" de sus posturas. Debemos hacer lo mismo, pero evitando un peligro que muchas expresiones de la izquierda no supieron sortear: el autoenclaustramiento sectario, que impide al discurso crítico trascender los límites de la capilla y salir a disputar la hegemonía burguesa en la sociedad civil. La más radical oposición al neoliberalismo será inoperante si no se revisan antiguas y muy arraigadas concepciones de la izquierda en materia de lenguaje, estrategia comunicacional, inserción en las luchas sociales y en el debate ideológico-político dominante, actualización de los proyectos políticos y formas organizacionales, etc. En síntesis, estar a contracorriente no necesariamente significa "dar la espalda" a la sociedad o aislarse de ella.

    Segundo: el neoliberalismo fue ideológicamente intransigente y no aceptó ninguna dilución de sus principios. Fueron su "dureza" y su radicalidad los que hicieron posible su supervivencia en un clima ideológico-político sumamente hostil a sus propuestas. El compromiso y la moderación sólo hubieran servido para desdibujar por completo los perfiles distintivos de su proyecto, condenándolo a la inoperancia. La izquierda debe tomar nota de esta lección, siendo conciente de que la reafirmación de los principios socialistas no nos exime de la obligación de elaborar una agenda concreta y realista de políticas e iniciativas susceptibles de ser asumidas por gobiernos posneoliberales. Hayek y los suyos tuvieron estas recetas disponibles cuando el keynesianismo daba muestras de agotamiento. Nosotros todavía no la tenemos, pero nada autoriza a pensar que los obstáculos que existen son insuperables. En los treinta fueron muchos los que dijeron que la burguesía había hallado en John M. Keynes "el Marx burgués". Parafraseando esos dichos, podría decirse que las fuerzas populares y todo el arco social condenado por los experimentos neoliberales están a la espera de la aparición del "Keynes marxista", capaz de sintetizar la crítica al capitalismo de Karl Marx con un programa concreto de política económica capaz de sacar a nuestras sociedades del marasmo en que se encuentran. La sola exposición de las lacras y la miseria producidas por el capitalismo no bastará para hallar una salida "por la izquierda" a la crisis actual.

    Tercera lección: no aceptar ninguna institución establecida como inmutable. La práctica histórica demostró que lo que parecía una "locura" en los años cincuenta -crear 40 millones de desocupados en la OECD, reconcentrar ingresos, desmantelar programas sociales, privatizar el acero y el petróleo, el agua y la electricidad, las escuelas, los hospitales y hasta las cárceles- pudo ser posible y a un bajísimo costo político para los gobiernos que se empeñaron en dicha empresa. La "locura" de pretender acabar con el desempleo, redistribuir ingresos, recuperar el control social de los principales procesos productivos, profundizar la democracia y afianzar la justicia social no es más irreal y "utópica" que la que, en su momento, encarnó la propuesta neoliberal de von Hayek y Friedman. Su triunfo demuestra la "insoportable levedad" de las instituciones aparentemente más consolidadas y de las correlaciones de fuerza supuestamente más estables y arraigadas. ¿O es que habremos de creer que, con el triunfo de la democracia liberal y el capitalismo de libre mercado, la historia ha efectivamente llegado a su fin?

    Debemos, en consecuencia, ser conscientes de que un proyecto socialista, pensado de cara al siglo XXI, también es posible y que no es más utópico que el que prohijaron los neoliberales en los años de la posguerra. Ellos perseveraron y triunfaron. Si la izquierda persevera y tiene la audacia de someter a revisión sus premisas y sus teorías, su agenda y su proyecto político -tal cual lo hicieron Marx y Engels desde 1845 en adelante- también ella podrá saborear las mieles del triunfo y el más noble sueño de la humanidad podrá comenzar a cumplirse antes de lo sospechado.

    Una curiosa coincidencia nos permite rematar este argumento acerca del "realismo" de las utopías. Es curiosa porque se produce entre dos intelectuales que difícilmente podrían estar más enfrentados entre sí: Max Weber y Rosa Luxemburgo. Recordemos que el primero, con su habitual mezcla de desprecio e irritación por los socialistas, llegó al extremo de afirmar, según lo atestigua uno de sus más importantes estudiosos, que "Liebknecth debía estar en un manicomio y Rosa Luxemburgo en un zoológico". En 1919 y en dura lucha contra el pesimismo y la desilusión que cundían en una Alemania derrotada y desmoralizada, Max Weber tuvo ocasión de reflexionar, probablemente sin advertirlo, sobre el papel de las utopías.

    Como sabemos, si había un tema muy ajeno a sus premisas epistemológicas -fundadas sobre una rígida separación entre el universo del ser y el de los valores- era precisamente la cuestión de las utopías. Sin embargo, en La Política como Vocación escribió unas líneas notables en donde reconocía que "en este mundo no se consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible una y otra vez", y exhortaba al mismo tiempo a soportar con audacia y lucidez la destrucción de todas las esperanzas -y, diríamos nosotros, de todas las utopías- porque, de lo contrario, "seremos incapaces de realizar incluso aquello que hoy es posible".

    Una reflexión no menos aguda había formulado -pocos meses antes y en el mismo país- Rosa Luxemburgo. En vísperas de su detención y posterior asesinato y avizorando con su penetrante mirada el ominoso futuro que se cernía sobre Alemania y la joven república soviética, la revolucionaria polaca decía que "cuanto más negra es la noche, más brillan las estrellas". Lejos de extinguirse, la necesidad del socialismo se acentúa ante la densa oscuridad que el predominio del capitalismo salvaje arroja sobre nuestras sociedades. Son palabras hermanadas aquéllas, de dos brillantísimos intelectuales que en grados diversos coincidieron, sin embargo, en no renunciar a sus esperanzas y en negarse a capitular: Weber ante "la jaula de hierro" de la racionalidad formal del mundo moderno, Rosa ante el capitalismo y todas sus secuelas. Sus palabras sugieren una actitud fundamental que no deberían abandonar quienes no se resignan ante un orden social intrínseca e insanablemente injusto como el capitalismo y que, pese a todo, siguen creyendo que todavía es posible construir una sociedad mejor.

    Radio La Primerísima

    www.lahaine.org

    La paradoja andante.

    ...por Eduardo Galeano

    Cada día, leyendo los diarios, asisto a una clase de historia. Los diarios me enseñan por lo que dicen y por lo que callan.
    La historia es una paradoja andante. La contradicción le mueve las piernas. Quizá por eso sus silencios dicen más que sus palabras y con frecuencia sus palabras revelan, mintiendo, la verdad.
    De aquí a poco se publicará un libro mío que se llama Espejos. Es algo así como una historia universal, y perdón por el atrevimiento. "Yo puedo resistir todo, menos la tentación", decía Oscar Wilde, y confieso que he sucumbido a la tentación de contar algunos episodios de la aventura humana en el mundo, desde el punto de vista de los que no han salido en la foto.
    Por decirlo de alguna manera, se trata de hechos no muy conocidos. Aquí resumo algunos, algunitos nomás.
    - - -
    Cuando fueron desalojados del Paraíso, Adán y Eva se mudaron al Africa, no a París.
    Algún tiempo después, cuando ya sus hijos se habían lanzado a los caminos del mundo, se inventó la escritura. En Irak, no en Texas.
    También el álgebra se inventó en Irak. La fundó Mohamed al Jwarizmi, hace mil doscientos años, y las palabras algoritmo y guarismo derivan de su nombre.
    Los nombres suelen no coincidir con lo que nombran. En el British Museum, pongamos por caso, las esculturas del Partenón se llaman "mármoles de Elgin", pero son mármoles de Fidias. Elgin se llamaba el inglés que las vendió al museo.
    Las tres novedades que hicieron posible el Renacimiento europeo, la brújula, la pólvora y la imprenta, habían sido inventadas por los chinos, que también inventaron casi todo lo que Europa reinventó.
    Los hindúes habían sabido antes que nadie que la Tierra era redonda y los mayas habían creado el calendario más exacto de todos los tiempos.
    - - -
    En 1493, el Vaticano regaló América a España y obsequió el Africa negra a Portugal, "para que las naciones bárbaras sean reducidas a la fe católica". Por entonces, América tenía quince veces más habitantes que España y el Africa negra cien veces más que Portugal.
    Tal como había mandado el Papa, las naciones bárbaras fueron reducidas. Y muy.
    - - -
    Tenochtitlán, el centro del imperio azteca, era de agua. Hernán Cortés demolió la ciudad, piedra por piedra, y con los escombros tapó los canales por donde navegaban doscientas mil canoas. Esta fue la primera guerra del agua en América. Ahora Tenochtitlán se llama México DF. Por donde corría el agua, corren los autos.
    - - -
    El monumento más alto de la Argentina se ha erigido en homenaje al general Roca, que en el siglo diecinueve exterminó a los indios de la Patagonia.
    La avenida más larga del Uruguay lleva el nombre del general Rivera, que en el siglo diecinueve exterminó a los últimos indios charrúas.
    - - -
    John Locke, el filósofo de la libertad, era accionista de la Royal Africa Company, que compraba y vendía esclavos.
    Mientras nacía el siglo dieciocho, el primero de los borbones, Felipe V, estrenó su trono firmando un contrato con su primo, el rey de Francia, para que la Compagnie de Guinée vendiera negros en América. Cada monarca llevaba un 25 por ciento de las ganancias.
    Nombres de algunos navíos negreros: Voltaire, Rousseau, Jesús, Esperanza, Igualdad, Amistad.
    Dos de los Padres Fundadores de los Estados Unidos se desvanecieron en la niebla de la historia oficial. Nadie recuerda a Robert Carter ni a Gouverner Morris. La amnesia recompensó sus actos. Carter fue el único prócer de la independencia que liberó a sus esclavos. Morris, redactor de la Constitución, se opuso a la cláusula que estableció que un esclavo equivalía a las tres quintas partes de una persona.
    "El nacimiento de una nación", la primera superproducción de Hollywood, se estrenó en 1915, en la Casa Blanca. El presidente, Woodrow Wilson, la aplaudió de pie. El era el autor de los textos de la película, un himno racista de alabanza al Ku Klux Klan.
    - - -
    Algunas fechas:
    Desde el año 1234, y durante los siete siglos siguientes, la Iglesia Católica prohibió que las mujeres cantaran en los templos. Eran impuras sus voces, por aquel asunto de Eva y el pecado original.
    En el año 1783, el rey de España decretó que no eran deshonrosos los trabajos manuales, los llamados "oficios viles", que hasta entonces implicaban la pérdida de la hidalguía.
    Hasta el año 1986, fue legal el castigo de los niños en las escuelas de Inglaterra, con correas, varas y cachiporras.
    - - -
    En nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad, la Revolución Francesa proclamó en 1793 la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Entonces, la militante revolucionaria Olympia de Gouges propuso la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. La guillotina le cortó la cabeza.
    Medio siglo después, otro gobierno revolucionario, durante la Primera Comuna de París, proclamó el sufragio universal. Al mismo tiempo, negó el derecho de voto a las mujeres, por unanimidad menos uno: 899 votos en contra, uno a favor.
    - - -
    La emperatriz cristiana Teodora nunca dijo ser revolucionaria, ni cosa por el estilo. Pero hace mil quinientos años el imperio bizantino fue, gracias a ella, el primer lugar del mundo donde el aborto y el divorcio fueron derechos de las mujeres.
    - - -
    El general Ulises Grant, vencedor en la guerra del norte industrial contra el sur esclavista, fue luego presidente de los Estados Unidos.
    En 1875, respondiendo a las presiones británicas, contestó:
    –Dentro de doscientos años, cuando hayamos obtenido del proteccionismo todo lo que nos puede ofrecer, también nosotros adoptaremos la libertad de comercio.
    Así pues, en el año 2075, la nación más proteccionista del mundo adoptará la libertad de comercio.
    - - -
    Lootie, "Botincito", fue el primer perro pequinés que llegó a Europa.
    Viajó a Londres en 1860. Los ingleses lo bautizaron así porque era parte del botín arrancado a China, al cabo de las dos largas guerras del opio.
    Victoria, la reina narcotraficante, había impuesto el opio a cañonazos. China fue convertida en una nación de drogadictos, en nombre de la libertad, la libertad de comercio.
    En nombre de la libertad, la libertad de comercio, Paraguay fue aniquilado en 1870. Al cabo de una guerra de cinco años, este país, el único país de las Américas que no debía un centavo a nadie, inauguró su deuda externa. A sus ruinas humeantes llegó, desde Londres, el primer préstamo. Fue destinado a pagar una enorme indemnización a Brasil, Argentina y Uruguay. El país asesinado pagó a los países asesinos, por el trabajo que se habían tomado asesinándolo.
    - - -
    Haití también pagó una enorme indemnización. Desde que en 1804 conquistó su independencia, la nueva nación arrasada tuvo que pagar a Francia una fortuna, durante un siglo y medio, para expiar el pecado de su libertad.
    - - -
    Las grandes empresas tienen derechos humanos en los Estados Unidos. En 1886, la Suprema Corte de Justicia extendió los derechos humanos a las corporaciones privadas, y así sigue siendo.
    Pocos años después, en defensa de los derechos humanos de sus empresas, los Estados Unidos invadieron diez países, en diversos mares del mundo.
    Entonces Mark Twain, dirigente de la Liga Antiimperialista, propuso una nueva bandera, con calaveritas en lugar de estrellas, y otro escritor, Ambrose Bierce, comprobó:
    –La guerra es el camino que Dios ha elegido para enseñarnos geografía.
    - - -
    Los campos de concentración nacieron en Africa. Los ingleses iniciaron el experimento, y los alemanes lo desarrollaron. Después Hermann Göring aplicó, en Alemania, el modelo que su papá había ensayado, en 1904, en Namibia. Los maestros de Joseph Mengele habían estudiado, en el campo de concentración de Namibia, la anatomía de las razas inferiores. Los cobayos eran todos negros.
    - - -
    En 1936, el Comité Olímpico Internacional no toleraba insolencias. En las Olimpíadas de 1936, organizadas por Hitler, la selección de fútbol de Perú derrotó 4 a 2 a la selección de Austria, el país natal del Führer. El Comité Olímpico anuló el partido.
    - - -
    A Hitler no le faltaron amigos. La Rockefeller Foundation financió investigaciones raciales y racistas de la medicina nazi. La Coca-Cola inventó la Fanta, en plena guerra, para el mercado alemán. La IBM hizo posible la identificación y clasificación de los judíos, y ésa fue la primera hazaña en gran escala del sistema de tarjetas perforadas.
    - - -
    En 1953, estalló la protesta obrera en la Alemania comunista.
    Los trabajadores se lanzaron a las calles y los tanques soviéticos se ocuparon de callarles la boca. Entonces Bertolt Brecht propuso: ¿No sería más fácil que el gobierno disuelva al pueblo y elija otro?
    - - -
    Operaciones de marketing. La opinión pública es el target. Las guerras se venden mintiendo, como se venden los autos.
    En 1964, los Estados Unidos invadieron Vietnam, porque Vietnam había atacado dos buques de los Estados Unidos en el golfo de Tonkin. Cuando ya la guerra había destripado a una multitud de vietnamitas, el ministro de Defensa, Robert McNamara, reconoció que el ataque de Tonkin no había existido.
    Cuarenta años después, la historia se repitió en Irak.
    - - -
    Miles de años antes de que la invasión norteamericana llevara la civilización a Irak, en esa tierra bárbara había nacido el primer poema de amor de la historia universal. En lengua sumeria, escrito en el barro, el poema narró el encuentro de una diosa y un pastor. Inanna, la diosa, amó esa noche como si fuera mortal. Dumuzi, el pastor, fue inmortal mientras duró esa noche.
    - - -
    Paradojas andantes, paradojas estimulantes:
    El Aleijadinho, el hombre más feo del Brasil, creó las más hermosas esculturas de la era colonial americana.
    El libro de viajes de Marco Polo, aventura de la libertad, fue escrito en la cárcel de Génova.
    Don Quijote de La Mancha, otra aventura de la libertad, nació en la cárcel de Sevilla.
    Fueron nietos de esclavos los negros que generaron el jazz, la más libre de las músicas.
    Uno de los mejores guitarristas de jazz, el gitano Django Reinhardt, tenía no más que dos dedos en su mano izquierda.
    No tenía manos Grimod de la Reynière, el gran maestro de la cocina francesa. Con garfios escribía, cocinaba y comía.