lunes, 14 de abril de 2008

Catorce de abril, soñando con la Tercera República.

La pluma impenitentemente republicana de Bergamín siguió repudiando una monarquía que consideraba además heredera directa del franquismo. Ya en Euskadi, su visión del País Vasco fue todavía mucho más radical. En el fondo, la misma procedía ante todo de su coherencia republicana.

La fecha del 14 de abril, un año mas, será pretexto y ocasión de nostalgias pudorosas para unos pocos, socorrida efeméride en diarios y revistas para los más. Aquella jornada, sin embargo, supuso un salto gigantesco, telón rasgado que adelantaba en nuestro siglo XX un escenario de modernidad, de libertades, de discusión de ideas y de esperanzas. Aquel 14 de abril fue, en palabras de José Bergamín, «como un regalo que se le hacía al pueblo español»; espléndido regalo, condenado desde su nacimiento por el odio cainita entronizado en las dos Españas, para rematarse seis años más tarde por las botas militares apoyadas por el fascismo y el hisopo de los obispos.

En este año 2008 se van a cumplir veinticinco años de la muerte en Donostia de quien, tal vez por lo público de su genio y figura, fuera considerado por algunos como «el último republicano», aquel Bergamín que murió soñando en la Tercera República.

Luchó por la República toda su vida. Por ella conspiró en plena dictadura de Primo de Rivera para hacer realidad el 14 de abril, él, escritor y pensador que nunca fuera un hombre de acción. Respaldó a la República con espíritu crítico pero con entrega absoluta cuando la derecha acosaba desde dentro para hacerla caer, en momentos en que tantos intelectuales se desenganchaban de ella. «¿Cuántos intelectuales del 14 de abril, dulcísimo florecer republicanizante, lo siguieron siendo el 18 de julio, ardiente, doloroso estío popular, revelación sangrienta de la viva conciencia española?», denunciaba el escritor ya en el exilio de México.

Defendió a la República contra la avalancha militar, convertido en uno de los grandes iconos de la resistencia republicana. Asumió todo tipo de responsabilidades en la Alianza de Intelectuales Antifascistas o en la propaganda, alentando al pueblo y con el pueblo en «El mono azul» y «Hora de España». En esta última escribía: «Nuestro deber de intelectuales, deber glorioso, es luchar con la cultura amenazada, con el pueblo, porque en el pueblo está la única defensa posible y verdadera».

Exilado en Francia, México, Venezuela o Uruguay, fue siempre un símbolo como portador de la antorcha de la República. Ésa fue su tarjeta de presentación ante amigos y enemigos. El franquismo volvió a desterrarlo en los años sesenta y mientras Francia le cubría de honores junto a sus grandes amigos Pablo Picasso y Luis Buñuel, en España se le denigraba o silenciaba.

Ni siquiera la muerte del dictador alivió la losa que cubría su voz. Su pluma impenitentemente republicana siguió repudiando una monarquía que consideraba además heredera directa del franquismo. Por la República aceptó en las primeras elecciones de la transición, aunque fuera casi simbólicamente, una candidatura como senador por una coalición republicana de izquierdas.

Defendiendo la República y denunciando la transición como impostura en la que se instauraban los demonios de una constitución monárquica se autoexiló en Euskadi para, mirando atrás con ira, dejar el testimonio de sus incorruptibles coherencias.

Vivió en Donostia su último año. Quería y amaba a los vascos y los veía con respeto aunque tenía su propia visión republicana y federal. En «Sábado Gráfico», un año antes de la muerte de Franco, en setiembre del 74, Bergamín veía en un sueño a España como un inmenso desierto en el que millones de avestruces inmóviles surgían de pronto a la vida. Explicaba: «Cada una de las diversas comarcas españolas tan contrastadas y contradictorias entre sí se juntarían libremente para recuperar su auténtica fisonomía, sin destruirse por una mentirosa unidad ficticia impuesta desde fuera como una máscara».

Más tarde, en plena transición, denunciaría «la impostura estatal de la unidad española monárquica», abogando por «la unión independiente y libre de los pueblos españoles» enmarcados en una Tercera República federal moderna y abierta a la pluralidad. En febrero de 1979, en el único mitin al que asistió como candidato al Senado por Izquierda Republicana-PCml, pronunció unas palabras memorables: «Esta República que es España está defendiéndose por la resistencia de un pueblo heroico y admirable. Y hago la afirmación de que nuestra República, que es nuestra España, que es para nosotros España misma, ahora está empezando a revelarse con claridad evidente en Euskadi, por lo que quisiera añadir un grito (grito que doy con mi silencio más que con mi voz). ¡Viva Euskadi! y ¡viva la República!». ¡Había que tener valor para pronunciar este grito en el corazón de Cuatro Caminos!

Ya en Euskadi, su visión del País Vasco fue todavía mucho más radical. En el fondo, la misma procedía ante todo de su coherencia republicana con una España a la que siempre amó apasionadamente. «Fui peregrino en mi patria desde que nací/ y fue en todos los tiempos que en ella viví/ y por eso sigo siéndolo ahora y aquí/ peregrino de una España que no está en mí./ Y no quisiera morirme aquí y ahora/ para no darle a mis huesos tierra española», escribiría en la sierra de Huelva en un desgarrado poema antes de autoexilarse a Euskadi. Sus huesos reposan hoy en el cementerio de Hondarribia. Son los huesos de un genial soñador que murió soñando en la Tercera República.

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Las empresas transnacionales de EEUU y la II República española.

...por Edwin Krales

El escritor George Orwell tenía toda la razón cuando dijo que la guerra civil española era una guerra de clases. La España democrática ofrecía una promesa de mejor vida a sus ciudadanos. El gobierno republicano promulgó la reforma agraria, redistribuyendo las haciendas feudales en secciones más pequeñas y otorgándolas a los campesinos empobrecidos. Los republicanos iniciaron la educación laica y gratuita. La seguridad social se convirtió en una prioridad nacional. La España fascista, por otro lado, ofrecía privilegios a los propietarios de las tierras y a los capitalistas urbanos, prometiendo el retorno al status quo pre-republicano, “los buenos viejos tiempos” cuando la gente trabajadora era puesta en su sitio.”

«Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo»

La Vida de la Razón, George Santayana

Como parte de mi educación, me enseñaron que los hombres y mujeres que lucharon contra los fascistas en la Guerra Civil española eran gigantes. Recuerdo que, siendo un niño, me dijeron en tonos reverenciales mientras comía en el restaurante Ratner en el Lower East Side de Nueva York, que una persona a la que acababa de conocer había luchado en España con la Brigada Abraham Lincoln. Mis padres, que eran miembros del Partido Comunista durante la guerra civil, no pudieron alistarse en la Brigada porque tenían a cargo a personas dependientes. El Partido Comunista, como intermediario de voluntarios, prohibía a cualquier persona con dependientes que fuera a luchar a España. Me gusta pensar que hubieran ido si se lo hubieran permitido. Cuando me hice mayor, también me enseñaron sobre los “bastardos”, principalmente capitalistas, que apoyaron a Franco durante la revolución fascista en contra de los republicanos de izquierdas democráticamente elegidos.

Actualmente, mientras los gigantes se extinguen, la importancia de la Brigada Lincoln está siendo reconocida en los EEUU. La Biblioteca Tamiment de la Universidad de Nueva York se ha convertido en el depositario de todas las cosas relacionadas con la Brigada. El año pasado el Museo de la Ciudad de Nueva York organizó una exhibición importante: “Enfrentando el Fascismo: Nueva York y la Guerra Civil Española”. También en 2007, el Centro Internacional de Fotografía en la ciudad de Nueva York expuso una exposición de fotografías de la Guerra Civil Española hechas por Robert Capa y su mujer Gerda Taro, que a los 26 años murió mientras fotografiaba en España. Sin embargo, si bien se reconocen los esfuerzos heroicos de la Brigada, estas instituciones están minimizando el rol de los comunistas y otros de izquierdas que eran la mayoría de los luchadores y organizadores de la Brigada. Estas instituciones están también olvidando las fuerzas capitalistas que operaban en los EEUU y que alimentaron y financiaron el fascismo desde sus inicios en Italia y Alemania y apoyaron la toma del poder por Franco y el secuestro de España. Sin el apoyo corporativo al fascismo alemán e italiano, el fascismo español hubiera sido abortado o derrotado. En lugar de eso, los EEUU tenían que contender con tres países fascistas y una guerra mundial que mató al menos a 50 millones de personas.

La Brigada Lincoln estuvo apoyada por la Unión Soviética y las pequeñas donaciones que la clase trabajadora mundial hizo durante la Depresión. Se necesitaron tres años y el dinero y apoyo de los fascistas de todo el “mundo libre” para derrotar a la España democrática. Los EEUU se mantuvieron oficialmente neutros, pero el propósito de la así llamada neutralidad era de hecho el apoyo a los fascistas españoles. Las compañías estadounidenses fácilmente minaron las dos leyes de neutralidad de 1937 usando su red global de subsidiarias, afiliados, junta de directores, bancos y control directo sobre la producción extraterritorial de EEUU como conductos para enviar dinero y material de guerra a los fascistas españoles. General Motors, Ford, Standard Oil, IBM, y otras tenían plantas de manufactura en la Alemania Nazi. No es posible que los defensores de las leyes de neutralidad no supieran esto. Un número suficiente de ellos eran favorables al fascismo para permitir que las leyes –irrelevantes para las líneas de provisión de Franco pero no para los republicanos desesperados— se aprobaran. Cuando el material de guerra era enviado directamente de los EEUU a los fascistas españoles, las compañías de EEUU contaron con la ayuda de Cordell Hull, el Secretario de Estado bajo el Presidente FDR, el “Santo”, para cubrirles.

El mito para explicar el apoyo de EEUU al fascismo era el temor a la Unión Soviética y a la difusión del comunismo “represivo”. De hecho, el único criterio que los EEUU ha seguido siempre para apoyar o rechazar cualquier régimen o política es si daría la bienvenida a, cuando no fomentar, las necesidades de beneficio capitalistas.

En las colonias americanas británicas y después en los recién fundados EEUU, el racismo y genocidio eran tolerados y fomentados mientras los beneficios llegaran en abundancia. La esclavitud enriqueció a los propietarios de plantaciones en el sur y a los mercaderes, consignadores y compañías en el norte. Durante 246 años la muerte, el dolor y el sufrimiento de los esclavos afro-americanos fue legal e institucionalizado. La constitución estadounidense legalizó la inferioridad negra (Artículo 1, sección 2, P 3). El racismo “científico” floreció. La revista Eugenical News: Current Record of Human Genetics and Race Hygiene [Noticias Eugénicas: Registro Actual de Genética Humana e Higiene de Raza] publicó muchos artículos “científicos” verificando el racismo jerárquico. Miles fueron linchados, y miles fueron esterilizados cuando la tecnología estuvo disponible. Los Americanos Nativos fueron masacrados y sus culturas vilipendiadas por los misioneros cristianos financiados por capitalistas como John D. Rockefeller y J.P Morgan. Sacados de tus territorios, los Nativos fueron puestos en campos de concentración llamados “reservas” o, desprovistos de su fuente principal de comida y vestimentas, murieron de hambre. Después de que los trabajadores chinos finalizaran la mitad occidental de la línea de ferrocarril transcontinental en 1869, fueron recompensados con la Ley de Exclusión China. Aprobada el 6 de mayo de 1882, bloqueó la inmigración china a los EEUU hasta 1943, cuando China se convirtió en el aliado 11 contra Japón en la Guerra Mundial, cuyos inmigrantes y descendientes en los EEUU también fueron colocados en masa en campos de concentración.

Cuando la Guerra Civil española tuvo lugar, los militares de EEUU estaban segregados y sólo los blancos eran promocionados a rangos superiores. Cuando los fascistas europeos empezaron a legalizar su propia marca de racismo opresivo, usaron el modelo estadounidense para diseñar sus leyes. Sólo cambió el objetivo humano. El laboratorio de horror del trastornado doctor nazi Josef Mengele tuvo un precedente en los horrores consumados a jóvenes esclavas afro-americanas por el Dr. J. Marion Sims. En el libro Medical Apartheid, Harriet Washington escribió que Sims llevó a cabo operaciones vaginales sin anestesia a estas mujeres. Sims estaba intentando perfeccionar un procedimiento para corregir un problema ginecológico, pero solamente las mujeres blancas ricas se beneficiaban.

En la edición de octubre de 1937 de la revista Story, el dramaturgo George Bernard Shaw escribió que el fascismo hundiría a la civilización occidental si continuaba siendo “solamente la última mascara del capitalismo”. El escritor George Orwell tenía toda la razón cuando dijo que la guerra civil española era una guerra de clases. La España democrática ofrecía una promesa de mejor vida a sus ciudadanos. El gobierno republicano promulgó la reforma agraria, redistribuyendo las haciendas feudales en secciones más pequeñas y otorgándolas a los campesinos empobrecidos. Los republicanos iniciaron la educación laica y gratuita. La seguridad social se convirtió en una prioridad nacional. La España fascista, por otro lado, ofrecía privilegios a los propietarios de las tierras y a los capitalistas urbanos, prometiendo el retorno al status quo pre-republicano, “los buenos viejos tiempos” cuando la gente trabajadora era puesta en su sitio. Bajo el capitalismo, los beneficios deben de anteponerse a las necesidades de la gente. Incluso antes de que surgiera la necesidad de apoyar al fascismo español, el capital estadounidense se afanaba en la ayuda al desarrollo de otros países fascistas como la Alemania de Hitler o la Italia de Mussolini. Ellos, a su vez, ayudaron a los rebeldes fascistas a derrotar a la España democrática con dinero y recursos estadounidenses redirigidos.

Italia fue el primer Estado moderno fascista. Cuando Mussolini empezó a “organizar” a Italia, el mundo estaba contemplando. Mussolini consiguió que los trenes fueran puntuales, domesticó a los díscolos sindicalistas, liquidó a la oposición política y juró lealtad a los intereses de las finanzas estadounidenses. Su violencia contra la oposición fue aceptada como necesaria para eliminar los elementos que interferían con el desarrollo del totalitarismo corporativo. Para estadounidenses como Henry Luce, fundador y editor de las revistas Time, Life y Fortune, este panorama era tan natural como arar antes de plantar. Para Luce, el único propósito del gobierno –o de cualquier otra institución— fue promover el negocio. Cualquier organización social preocupada por el bienestar de la gente trabajadora era el enemigo. En 1928, Luce proclamó: “El líder destacado del mundo hoy es Mussolini”.

Anteriormente, en 1925, J.P. Morgan prestó a la Italia fascista cincuenta millones de dólares para estabilizar su moneda. El New York Times informó del evento el 2 de junio de 1925, afirmando que el Ministro de Finanzas italiano, de Stefani, “anunció en la Cámara de Diputados esta tarde que un consorcio de bancos de emisión italianos, liderados por el Banco de Italia, ha recibido un crédito de 50.000.000 de dólares por J.P. Morgan & Co. de Nueva York. Parte o la totalidad de esta suma, añadió, será usada cuando se presente la ocasión para comprobar fluctuaciones en el cambio italiano”. Poco después, circularon rumores de otro préstamo, esta vez de doscientos millones de dólares. El New York Times informó el 15 de agosto de 1925: “Durante meses han circulado rumores en el distrito financiero de que J.P. Morgan & Co. concedería otro préstamo al Gobierno Italiano en algún momento este otoño. Hasta donde se pudo averiguar ayer noche no han habido nuevos desarrollos en la situación”. Los “nuevos desarrollos” llegaron en noviembre de 1925 “con la aprobación por parte del Gobierno estadounidense”, menos de una semana después de la “financiación de la deuda italiana por los EEUU”. Un préstamo de cien millones de dólares “anunciado al público ayer por un sindicato nacional liderado por J.P. Morgan & Co., se completó rápidamente. Se anunció rápidamente que los libros fueron cerrados, y estimaciones no oficiales situaron las subscripciones para la emisión de 100.000.000 de dólares en más de 400.000.000”. El Ministro de Finanzas italiano Volpi no perdió tiempo en asegurar al mundo financiero americano que medidas de austeridad continuarían operando en Italia y que estaban “trayendo satisfacción a su pueblo además de condiciones económicas y políticas de estabilidad”.

Henry Ford, otro promotor temprano del fascismo, era un admirador y fan de Adolf Hitler. La edición del 20 de diciembre del 1922 del New York Times decía que “Berlín escucha que Ford está apoyando a Hitler. El principal anti-semita bávaro tiene el retrato y el libro del americano en su despacho”. El articulo continúa: “Un rumor corre por aquí según el cual Henry Ford, el fabricante de automóviles americano, está financiando al movimiento nacionalista y anti-semita de Adolf Hitler en Munich. El Berlin Tageblatt ha solicitado al embajador estadounidense en Berlín que investigue e interfiera”. Desde Detroit, el secretario general de Ford, E.G. Liebold, dijo que Ford no sabía nada de los informes que corrían sobre él en Berlín.

El 21 de abril de 1924, después del intento fallido de golpe de estado, Hitler fue enviado a la prisión de Landsberg, donde escribió Mein Kampf. Incluyó una especial alabanza para Henry Ford: “Son los judíos quienes gobiernan las fuerzas de cambio bursátil en EEUU. Cada año les convierte más y más en los dueños de los productores en una nación de ciento veinte millones; sólo un único gran hombre, Ford, para la furia judía, mantiene independencia plena”.

Los banqueros, industriales y sus políticos estadounidenses proporcionaron un programa a los fascistas sobre cómo tratar con la gente trabajadora que tenía el nervio de interponerse entre ellos y los beneficios que buscaban. El racismo fue a menudo un elemento importante en ese programa.

El 7 de noviembre de 1938, Herschel Grynzpan, un refugiado judío alemán adolescente, entró en la embajada alemana en París y mató al diplomático alemán Ernst vom Rath. El asesinato fue en protesta por la persecución de los judíos alemanes, entre los que estaba el padre del joven. Los nazis usaron la acción de Grynzpan para organizar un disturbio racista “espontáneo” en contra de los judíos alemanes la noche del 9 de noviembre. Los resultados del disturbio fueron horribles: cientos de judíos fueron asesinados y algunos centenares más fueron heridos; 7.500 tiendas fueron saqueadas y otras 815 destruidas; 171 casas y 119 sinagogas fueron incendiadas, y 76 sinagogas más fueron completamente calcinadas.

Este evento censurable es presentado a menudo como únicamente nazi por su ferocidad. Sin embargo, en Tulsa, Oklahoma, 17 años antes (y al menos en otras 25 ciudades americanas en otros momentos), similares disturbios racistas “espontáneos” explotaron contra comunidades afro-americanas pacíficas y exitosas. El ataque de Tulsa ocurrió el 31 de mayo de 1921, como represalia a un suceso ocurrido el día anterior. Dick Rowland, un adolescente afro-americano, tropezó y cayó sobre una mujer blanca mientras se dirigía a unos sanitarios segregados para hombres negros. La mujer no sufrió daños y rechazó presentar cargos. La policía local, la Guardia Nacional y una caterva de al menos 10.000 blancos con mentalidad fascista lanzaron una reacción en cadena de violaciones, asesinatos, incendios y atentados con bomba en la próspera sección afro-americana de Tulsa conocida como “Wall Street negro”. Treinta y cinco manzanas fueron arrasadas. Al menos 301 afro-americanos fueron asesinados, muchos más heridos, y 10 personas blancas fallecieron. Además, 1.500 casas y 600 negocios fueron destruidos, también 21 iglesias, 21 restaurantes y bibliotecas, así como escuelas, almacenes, un banco, un hospital y una oficina de correos. Se declaró la ley marcial y se inició una búsqueda casa por casa de afro-americanos. Más de seis mil personas fueran encerradas en tres campos de concentración separados por su propia “seguridad”. Durante dos meses se les permitió salir solamente para ir a trabajar. Cuando la ley marcial fue revocada, los afro-americanos fueron obligados a llevar tarjetas verdes firmadas por sus jefes en las ropas. Si eran sorprendidos en la calle sin las tarjetas, se les arrestaba. Cuando la destrucción física y económica fue completada, el “Wall Street negro” había sido diezmado.

El lunes 26 de abril de 1937, más de dos docenas de aviones de guerra de la Legión Condor nazi bombardeó la “capital” vasca de Guernica. Era la presentación al mundo de la guerra relámpago. Había objetivos militares cerca, pero sorprendentemente ninguno fue escogido: el puente, las líneas ferroviarias, y las fábricas de armas permanecieron intactos. Los objetivos civiles, sin embrago, eran una presa fácil porque el lunes era el día de mercado y el lugar estaba lleno de compradores y mercaderes. Mientras la iglesia de Santa María y otros edificios eran reducidos a escombros, dos docenas de aviaciones acribillaron a los civiles desarmados con fuego de ametralladora. Los pilotos alemanes pasaron muchas veces sobre la enloquecida muchedumbre que trataba de escapar de una muerte segura. Cuando el ataque acabó, los muertos y heridos sobrepasaba los 1.500. Guernica ardió durante tres días, con casi tres cuartas partes de la ciudad destrozadas. Los pilotos alemanes hicieron volar los aviones de guerra, pero los capitalistas estadounidenses les ayudaron a despegar, cometer sus actos de terrorismo y regresar a casa. Henry Ashby Turner, JR, en su libro General Motors y los Nazis escribió que la GM controlada por Du Pont, el Standar Oil de New Jersey controlado por Rockefeller, y la compañía alemana IG Farben produjeron tetraetilo de plomo en plantas alemanas bajo el nuevo nombre de Ethyl G.m.b.H. El tetraetilo de plomo fue usado para reforzar la gasolina alemana de bajo grado hecha de carbón y así convertirla en combustible adecuado para la aviación.

GM produjo componentes del motor de aeroplanos para la compañía alemana Daimler-Benz y partes de aeroplano para los aviones de guerra alemanes Junker, incluyendo el JU-88, el caza bombardero más usado por la Luftwaffe. Los aviones nazis que arrasaron Guernica eran JU-52/3m, originalmente impulsados por motores de la estadounidense Pratt & Whitney. El combustible usado en los aviones que destrozaron Guernica pueden haber sido producidos por las compañías estadounidenses en Alemania, con motores probablemente hechos por Pratt & Whitney en Connecticut.

El 30 de julio de 1938, un poco más de un año después de la barbarie cometida en Guernica, Henry Ford fue galardonado con la medalla civil nazi más prestigiosa en pago a su largo apoyo al fascismo y a Hitler. También en 1938, James D. Mooney, presidente de la División Exterior de la GM, quien personalmente aprobó la producción de GM de material de guerra, fue galardonado con la “Orden del Mérito del Aguila” nazi. En aquel momento era un oficial de reserva en el ejército estadounidense. Incluso después de haber aceptado esta condecoración, Mooney siguió siendo un consejero cercano de Roosevelt.

El hombre que voló a través del Atlántico por primera vez, Charles Lindbergh, realizó una gira por las plantas de aviones alemanas el 19 de octubre de 1938. Estaba muy impresionado por lo avanzadas que eran. Dadas las opiniones pro-nazis, anti-británicas, anti-semitas, y pro- supremacía blanca, fue galardonado con la “Orden del Águila Alemana con estrella” por su guía turístico, el comandante en jefe de la Luftwaffe Herman Goering. Cuando Lindbergh regresó a casa, dedicó mucho tiempo viajando por EEUU y proclamando su visión de que la supremacía de la raza blanca significaba el éxito de la nación, y de que la supervivencia de la raza blanca era más importante que la supervivencia de la democracia en Europa.

A pesar de la muy vendida “neutralidad” estadounidense, la administración liberal de Roosevelt permitió que GM, Ford, Texaco y otros mandaran material de guerra a los fascistas españoles. Recuerdo que escuché a veteranos brigadistas en una reunión en Nueva York “bromear” sobre su huída de una columna de camiones Ford transportando a un destacamento de tropas de Franco. Puede que las compañías de los EEUU hayan aportado más vehículos a los fascistas que ningún otro grupo en el mundo.

El deseo de las grandes democracias, incluyendo a los EEUU, de parar el fascismo era un mito. Muhcos grandes capitalistas en esos países apoyaban el fascismo. No se hizo nada cuando los alemanes marcharon en Renania el 7 de marzo de 1936, rompiendo con el tratado de Versalles. Sabemos ahora que los generales alemanes tenían miedo de una respuesta militar porque no hubieran sido capaces de repelerla en aquel momento, y su empuje a la remilitarización de Alemania hubiera sido severamente mermado. Cuando los italianos atacaron Etiopía, la ficción de que alguna clase de acuerdo negociado se podía conseguir por parte de la Liga de Naciones fue liquidada por el artículo de Gaetano Salvamini de enero de 1936 en Foreign Affairs: “¿Puede Italia vivir en casa?” Escribió este artículo cuando el embajador francés ofreció a Mussolini una forma de “solucionar” la crisis italo-etiope pacíficamente. La respuesta de Mussolini fue: “Si me trajeras Abyssinia en una bandeja de plata, no la aceptaría pues estoy decidido a tomarla por la fuerza”.

Afortunadamente, el periodista francés “Pertinox” escuchó y publicó este intercambio. La Liga de Naciones impuso un embargo, incluyendo el petróleo, en contra de Italia. No es necesario ser un Von Clausewitz para saber que un ejército moderno funciona con petróleo. Sin lubricantes y combustible, los aviones, tanques y camiones se quedan en el estacionamiento. En apoyo a Mussolini, uno de los bienes que los EEUU dejó escapar del embargo de la Liga de Naciones fue el petróleo.

Italia ocupó la capital de Etiopía Addis Abeba el 2 de mayo de 1936. La Liga de Naciones terminó el embargo en contra de la Italia fascista el 4 de julio de 1936, a pesar de la revelación de Pertinox. En la edición del 20 de julio de 1936, la revista Time de Henry Luce zahirió a Etiopía y trató con respeto a la Italia fascista. Time publicó: “la actitud de los italianos con la Etiopía conquistada es cristiana en su predisposición a colaborar con los paganos y convertirlos, y es romana en su drástica finalidad. La Pax Romana sobre Etiopía ha sido siempre vista por el Dictador como algo a conseguir y consolidar en unos 25 años, siempre y cuando los salvajes etíopes puedan convertirse a la ciudadanía civilizada bien pronto”. Incluso después de su asalto brutal a Etiopía, el fascismo italiano continuaba contando con el apoyo de este representante de la así llamada prensa libre norteamericana. La siguiente jugada de Italia fue extender sus tentáculos a España. El 18 de julio de 1936 comenzó la revuelta fascista en contra de la España democrática. Las fuerzas fascistas españolas dejaron Marruecos en barco para viajar por el Mediterráneo a la península. La fuerza aérea italiana, Regia Aeronautica, les cubrió.

Etiopía era un terreno de entrenamiento para la alianza italiana con la España fascista en contra de las fuerzas democráticas españolas. En Etiopía, el teniente general italiano Luigi Frusci, dirigió dos pequeñas unidades de voluntarios italo-americanos en abril de 1936 en la frontera sur de Etiopía. Los voluntarios fueron parados en Sassa Baneh por los luchadores pro libertad etíopes. Al mismo tiempo, un soldado heroico afro-americano estaba entrenando y dirigiendo a etíopes. El coronel Hubert F. Julian, apodado “Águila Negra”, había sido relegado a lavar platos en el ejército estadounidense de aquel tiempo. En la guerra civil española otro afro-americano, Oliver Law, era un comandante de la Brigada Lincoln. Murió en acción mientras dirigía la primera unidad integrada de tropas estadounidenses.

En 1937, en otro frente, el general Frusci fue subcomandante de “voluntarios” italianos en la Guerra Civil española. Esta vez la fuerza de Frusci contó con entre 60.000 y 70.000 soldados además de aviones de guerra, tanques, camiones, y todo lo demás requerido para mantener una fuerza de ese tamaño, incluyendo, claro está, mucho petróleo. La IG Farben fue unos de los patrocinadores financieros de esta campaña. Libros de contabilidad de la IG Farben, capturados después de la Segunda Guerra Mundial, muestran que las sumas transferidas a los fascistas españoles fueron muy grandes. Josiah E. Dubois, Jr. en su libro Los químicos del diablo menciona a miembros estadounidenses entre el personal del consejo de directores de la subsidiaria de Farben en EEUU durante los años treinta: Walter Teagle, presidente de Standard Oil de New Jersey; Charles Mitchell, presidente de National City Bank de Nueva York; y Edsel Ford. Otro auxilio vino de los gerentes de Rockefeller: Charles Higham escribió en su libro Comerciando con el enemigo que Joseph J. Larkin, vicepresidente para asuntos europeos del Chase National Bank de Rockefeller, fue otro vehemente partidario de los rebeldes fascistas españoles. Cuando el embajador republicano español, Fernando de los Ríos, trató de abrir una cuenta en el Chase en octubre de 1936 “con el propósito de ser utilizada para conseguir ayuda local para el gobierno español, incluyendo la Brigada Lincoln,” Larkin la rechazó. Larkin también canceló una cuenta abierta para la España Republicana en la filial del Chase National en París. Para destacar su posición favorable a los fascistas, “Larkin aceptó la cuenta de Franco y la cuenta del Reichsbank, aunque el Reichsbank estaba bajo el control personal de Hitler.” Los nazis terminaron por gastar unos 500 millones de marcos en apoyo a los rebeldes fascistas españoles y suministraron una gran cantidad de material bélico. Desconozco qué parte de esa infecta contribución comenzó con dinero de Ford, GM o Rockefeller.

La continuación del apoyo al fascismo fue algo fundamental para Luce. Después de la invasión de Etiopía por Italia, la revista Time de Luce apuntó su ojo aprobatorio a los rebeldes fascistas españoles y sus dirigentes. Time comenzó por llamar correctamente rebeldes a los fascistas y a las fuerzas democráticas, partidarios del gobierno. En informes posteriores, cambió las etiquetas: “blancos” eran los fascistas y “rojos” las fuerzas democráticas. La última personificación que hallé llamaba a los fascistas “derecha”, y a las fuerzas democráticas “izquierda.” (Ernest K. Bramsted escribió en su libro Goebbels y la propaganda nacionalsocialista 1925-1945 que se ordenó a la prensa nazi que empleara los términos “rojos españoles” para el gobierno republicano y “nacionalistas” para los rebeldes fascistas). Además de este divertimento con los nombres, se ordenaba el uso de estereotipos positivos para los cabecillas fascistas del tipo galantes, calmos, determinados, equilibrados y pacientes; y de estereotipos negativos para el gobierno democrático como cobardes, gordos, caras de rana e impulsivos, dificultaba a veces la comprensión de cuál era el gobierno elegido y quienes eran los rebeldes. No contento con su apoyo a los fascistas, el Time de Luce se lanzó a un prejuicio de género que parecerá disparatado al lector actual. El 10 de agosto de 1936, Time publicó un fotomontaje de soldados femeninos del gobierno llamado “Mujeres de guerra de España,” Utilizando la insensata noción reaccionaria de que las mujeres están encaminadas por sus hormonas y son por lo tanto irracionales, y que todo el mundo “sabe” que tanto hombres como mujeres con sangre española tienen más hormonas que la media, Luce el “endocrinólogo” publicó el siguiente texto: “En la revolución de este año los corresponsales han señalado la salvaje ferocidad de las mujeres combatientes españolas. Incluso los aficionados españoles a la fiesta taurina, se horrorizan ante la sed de sangre de sus compañeras de armas.” Las fotos, sin embargo, muestran a grupos de soldados femeninos felices y resueltas con sus armas. En el centro del montaje hay un combatiente caído, con probabilidad un fascista. Finalmente, lo que tal vez sea lo más importante, está el hecho de que las “mujeres de guerra de España” no fueron defensoras de “la revolución de este año” sino del gobierno democráticamente elegido de España.

En su mejor momento, las Brigadas Internacionales llegaron tal vez a los 32.000 soldados de todos los lugares del mundo. La Brigada Lincoln se enorgulleció de tener 2.800 soldados estadounidenses y 250 combatientes irlandeses. En el verano de 1938, quedaban sólo 450 estadounidenses entre los 3.000 voluntarios internacionales que continuaban la refriega. Durante una ofensiva sorpresa de las fuerzas democráticas que capturaron Fatarella, los lugareños contaron a los soldados de la Brigada cómo los fascistas españoles estaban asesinando a combatientes presos de la Brigada. Sin embargo, los fascistas fueron incluso poco eficientes como asesinos. Fue preciso que el presidente de IBM, Thomas Watson, dispusiera que sus secuaces les enseñaran cómo utilizar la tecnología de IBM para hacer redadas y asesinar eficientemente a numerosos antifascistas desarmados. Antes del fin de la guerra civil en 1939, Watson vendió a los fascistas españoles 700.000 tarjetas perforadas y máquinas Hollerith, necesarias para situar a nuestros camaradas. En IBM y el Holocausto, Edwin Black explica que IBM tenía un monopolio absoluto de tarjetas perforadas en toda Europa, totalmente impuesto por Watson. De no haber podido adquirir los fascistas las tarjetas de IBM, las máquinas habrían sido inútiles, y las redadas más complejas e ineficaces. Entre 1939 y 1945, los rebeldes fascistas españoles asesinaron al menos a 200.000 personas localizadas con el auxilio de las tarjetas IBM de Watson.

Con anterioridad, Watson había elogiado entusiásticamente a Mussolini. Watson también fue premiado con una medalla nazi especial en junio de 1937. “La cruz del mérito del águila alemana con estrella fue creada para Thomas Watson," escribió Black, “para ensalzar a nacionales extranjeros que aparecían meritorios al Reich alemán.” Fue el segundo galardón civil nazi por su importancia. Watson fue tan “merecedor” por su apoyo al nazismo, incluyendo la venta de innumerables tarjetas perforadas IBM para auxiliar a los nazis a capturar contrincantes, y por su acceso a Roosevelt con información conveniente a los nazis.

El 3 de abril de 1939, antes de que se hubieran enfriado los cañones de los fusiles que acabaron con tantos antifascistas, Roosevelt reconoció al régimen fascista de Franco. El fascismo europeo contaba ahora con otro país, España, y con sus recursos. El gobierno de Franco comenzó de inmediato a colaborar con las potencias del Eje. En el otoño de 1939, el nuevo embajador español en Francia envió información a los alemanes sobre la despreocupación de los franceses por la reciente guerra relámpago contra sus aliados polacos. Esta información indudablemente alentó a la maquinaria de guerra nazi para que fuera preparando su próxima acción. En el verano de 1942, los fascistas españoles enviaron una división de soldados al frente oriental para combatir contra el aliado de EEUU en aquel entonces, la URSS. Ese acto ayudó a prolongar la guerra. La misma España se convirtió en un refugio en el que espías del Eje pudieron observar los movimientos aliados en el Gibraltar británico, de importancia estratégica. También pudieron observar los movimientos de todos los barcos hacia y desde el Atlántico y el Mediterráneo. En el otoño de 1942, mientras el general Eisenhower reunía una fuerza anglo-estadounidense para desembarcar en el norte de África, el servicio de espionaje alemán mantuvo constantemente informado a Berlín acerca de la dimensión y la capacidad de la armada y su día de partida. ¿Cuántos soldados aliados murieron como resultado de esa información? Probablemente la mayor pérdida para la lucha democrática fue el asesinato entre 1939 y 1945 de 200.000 españoles antifascistas, por los franquistas, con la ayuda de Thomas Watson y de la IBM. La contribución a la lucha aliada que hubieran podido hacer es inconmensurable.

Desgraciadamente, muchos gobiernos y movimientos populares progresistas, fueron derrocados o debilitados por EEUU desde la derrota de la democracia española. “Entre 1945 y 2005 EEUU ha tratado de derrocar a más de 50 gobiernos extranjeros, y de aplastar más de 30 movimientos populistas nacionalistas que luchaban contra regímenes intolerables,” escribió William Blum en la tercera edición de Estado canalla, una guía a la única superpotencia del mundo: “Al hacerlo, EEUU ha causado la muerte de varios millones de personas, y condenado a muchos millones más a una vida de inquietud y desesperanza.” Esas acciones fueron apoyadas por la misma “gran democracia” que apoyó a Italia, Alemania y España, y por las mismas compañías que apoyaron a Mussolini, Hitler y Franco. La razón es la misma: para la elite corporativa de EEUU, “democracia” significa tener una economía de mercado, y poca cosa más. Colin Powell lo dijo más de una vez cuando fue Secretario de Estado entre 2001 y 2005.

Según la “izquierda educada”, todo es culpa de Bush, por lo que necesitamos que nos devuelvan nuestro país. “¿Devolver para qué? es una respuesta razonable. ¿Quinientos mil niños muertos en Irak durante el gobierno de Clinton? ¿Incontables veteranos estadounidenses que sufrieron de enfermedades relacionadas con la guerra y no recibieron tratamiento después de la guerra de Vietnam, o la guerra relámpago en Guernica o más bien la sacudida y el espanto en Bagdad? ¿Hiroshima y Nagasaki? ¿Tulsa? Que cada uno se haga su propia lista.

En otro 11 de septiembre anterior, el de 1973, un sonriente Henry Kissinger apareció en la televisión con el general Augusto Pinochet, el cabecilla de la nueva junta que acababa de derrocar al gobierno chileno democráticamente elegido de Salvador Allende. A pesar del asesinato del presidente Allende, el reconocimiento de la junta por EEUU llegó con toda celeridad. En cuanto Pinochet llegó al poder un régimen de terror se extendió como una niebla mefítica por Chile y Sudamérica. El régimen fue financiado por EEUU y llevado a cabo por la junta chilena con una cuadrilla de fascistas que formaron la llamada Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Miles de izquierdistas de todas las ideologías fueron apresados, torturados, secuestrados, hechos desaparecer y asesinados. Kissinger sonreía porque el alba de una economía de mercado reinstalada estaba siendo nutrida con la sangre de esos activistas progresistas. El gran cambio era de estilo más que de contenido. El fascismo ya no era alabado públicamente, pero sus técnicas seguían siendo utilizadas. El fascismo fue rebautizado como autoritarismo. Suena severo, pero también paternal.

La barbarie no era desconocida para Pinochet. Era un gran admirador de Franco y sus tácticas, y fue a España al funeral de Franco en noviembre de 1975. A diferencia de Franco, no acabó sus días sin ser responsabilizado por sus actos inhumanos. Cuando murió el 10 de diciembre de 2006, había por lo menos 300 acciones legales presentadas contra él por chilenos progresistas y otros. El juez español Baltasar Garzón llegó más allá de las fronteras nacionales y acusó a Pinochet por el asesinato de ciudadanos españoles en Chile en los años setenta. El 16 de octubre de 1998 fue arrestado por la policía británica. Desgraciadamente, no murió en la cárcel.

El 12 de diciembre de 2006. Alvaro Vargas Llosa escribió un obituario intitulado “Pinochet” en el Wall Street Journal. Aunque Pinochet era deshonrado en Chile y en todo el mundo, los primeros cinco párrafos de Vargas Llosa condenaron a la izquierda en general y a Fidel Castro en particular por el baño de sangre en Chile, sin ninguna evidencia. No culpó a la contrarevolución derechista de Pinochet contra el gobierno democráticamente elegido de la República de Chile. USA Today fue más allá aún que las falsedades del Wall Street Journal en su “Muerte de un tirano” del 11 de diciembre de 2006 al no mencionar para nada la contrarevolución de Pinochet contra Chile. De nuevo, el 11 de diciembre, el artículo de Pascale Bonnefoy "Alegría y violencia en la muerte de Pinochet” en el New York Times, informó en su primer párrafo sobre los esfuerzos que debía hacer la policía para controlar a los manifestantes “violentos” que celebraban la muerte de Pinochet. Bonnefoy no escribió ni una sola palabra sobre la brutalidad de Pinochet en su párrafo introductorio.

A favor de los Los Angeles Times debe decirse que publicó en su edición del 11 de diciembre un artículo de Marc Cooper y otro de sus colaboradores Sebastian Rotella y Patrick J. McDonnell que hilvanaron gran parte del papel de EEUU en el derrocamiento por parte de Pinochet del gobierno chileno democrática elegido. En otro 11 de diciembre, el de 1941, EEUU declaró la guerra a los fascistas en Alemania e Italia.

Cuando descubrimos el motivo por el que Henry Kissinger nos lanzaba sonrisas lozanas en 1973, ¿qué precio exigimos por los crímenes de guerra perpetrados por el gobierno de EEUU y las compañías transnacionales? Fue el mismo precio que exigimos de nuestro gobierno después de la derrota de la España democrática en 1939, al final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, cuando Franco murió en 1975, cuando Pinochet murió en 2006. Nada de nada.

Debemos emular esta acción del juez español Baltasar Garzón, y de los gigantes de la Brigada Lincoln y nombrar a los criminales de guerra en nuestro medio. Debemos tratar de darles el castigo del que son merecedores por sus crímenes. A menos que alcemos esa exigencia, no podemos esperar nada de las instituciones que supuestamente enaltecen a la Brigada Lincoln, más allá de ese mismo silencio. Nuestro silencio también animará al próximo gobierno de EEUU para que conciba y lleve a cabo impúnemente el “cambio de régimen” del año próximo en nombre de una supuesta democracia de libre mercado, cuyo mercado y democracia están dominados por los monopolios.

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Cuba, la CIA y sus estimados económicos.

... por Manuel David Orrio

Definitivamente, Cuba es un país extraño. Una rara nación que ha vivido más de 40 años bajo medidas económicas unilaterales de los Estados Unidos de América, cuyos perjuicios para la economía cubana se estiman por economistas criollos en ya superiores a los 86 100 millones de dólares en total y 4 000 en el pasado año.

Poco importa que en Naciones Unidas sea de rutina condenar a esa política; que Juan Pablo II la haya calificado como "éticamente inaceptable", y al parecer menos importa si aquí y acullá se ofrecen evaluaciones sobre el desempeño económico cubano, donde apenas se toma en cuenta el terco hecho, o simplemente se le remite al cesto de la basura.

Ejemplo paradigmático es el informe presentado el pasado 20 de julio al presidente Bush por la denominada Comisión para Asistir a una Cuba Libre, donde con pasmosa serenidad se afirma:

"El potencial económico del pueblo cubano ha sido ahogado por demasiado tiempo, rehén de un sistema económico fracasado que sostiene al régimen, pero que no hace nada para llevar la prosperidad al pueblo cubano… Un Gobierno Cubano de Transición va a encarar situaciones críticas que van desde estabilizar las condiciones macroeconómicas a crear una estructura microeconómica que permita el crecimiento de los negocios privados… Solamente el 62% de los cubanos tiene un acceso razonable a agua desinfectada".

Los párrafos anteriores pertenecen al artículo Cuba, su economía y la CIA (1), escrito por quien suscribe y publicado en octubre del 2006 por distintos periódicos digitales de Cuba y el extranjero.

Más o menos año y medio después son actuales las razones que dieron lugar al ejercicio. Por un lado, la Administración Bush y sus acólitos persisten en su irracional política hacia Cuba, en tanto insisten en mostrar a la economía criolla como un desastre incapaz de garantizar a los cubanos un desarrollo sostenible.

Por el otro, la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA) parece no menos terca en desmentir al presidente Bush, respecto a sus valoraciones sobre Cuba. Tanto entonces, como ahora, el principal servicio de inteligencia de ese país avala a grito pelado el general buen estado de salud de la economía cubana, más allá de un desempeño contradictorio y desequilibrado, al decir de muchos economistas criollos leales al proyecto sociopolítico vigente en la Isla.

La CIA, particularmente la CIA, probada autora intelectual y material de terrorismo de Estado contra Cuba, denuncia por sí misma hasta cuánto la tierra de José Martí es objeto de manipulaciones mediáticas, incluída la curiosidad de ver cómo sus estimados económicos acerca de la Isla, lejos de ratificar cuanto Bush dice, a quien sí avalan es al gobierno cubano, numeritos de más o de menos.

La celebérrima “Compañía”, servicio de inteligencia que no cree “ni en la paz de los sepulcros”, estima que el Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba creció en el 2007 un 7 % respecto al año anterior, para así aventajar a la Unión Europea en su conjunto, a Canadá, Francia y a los propios Estados Unidos, el cual exhibió un magro 2,2 %.

La deuda externa cubana, objeto de váyase a saber cuántos debates, fue estimada por la CIA en 16 mil 790 millones de dólares, para representar un 33 % del PIB. Curiosamente, nadie parece haber observado que el frío y calculador servicio estadounidense estimó que la deuda externa norteamericana representa el 88 % del PIB creado por ese país en el 2007. Pero nada, Cuba se desbarranca, más o menos afirma Bush.

Paradojas, curiosas paradojas. Apunta la CIA que el crecimiento de la producción industrial cubana fue del 8 %, para así devenir la vigésima novena nación de mayor incremento entre 182 reportadas. Estados Unidos, el “próspero” Estados Unidos de W. Bush, alcanzó un “respetable” 0,5 %.

Cuba, país objeto de fuertes sanciones económicas unilaterales por parte de sucesivas administraciones de la nación del Potomac, tuvo según la CIA una inflación del 3,6 %, en tanto Estados Unidos solamente 2,7. Pero países favorecidos por las políticas económicas norteamericanas, o al menos sin grandes antagonismos respecto a las mismas, registraron índices más preocupantes.Por ejemplo, Rusia 11,9; China, 4,7; Polonia, 4,1 y México 3,8.

La “Compañía”, que cuando quiere no se deja pasar gato por liebre, apunta que la tasa de desempleo cubana fue de 1,9 %, en tanto la norteamericana de 4,6, para así calificarse a la tierra de José Martí como el décimotercer país con menos desocupación en el mundo. Mas no importa, seguro que no importa para Bush, aferrado a unos trece según los cuales el régimen económico “castrista” es un fracaso que ahoga al pueblo de Cuba.

No es este periodista dado a la apología del desempeño económico criollo, en país donde según estudios no oficiales la familia debe emplear alrededor del 50 % de su presupuesto para costear los alimentos que necesita. Pero, sin desdoro de análisis como ése, deviene acto de honradez señalar una vez más la palmaria contradicción entre las apreciaciones de la CIA sobre dicho desempeño, y las tendenciosas, por no decir mentirosas, afirmaciones de Bush y sus acólitos sobre las realidades de la economía de Cuba.

Por ello, vale una vez más apuntar: definitivamente, Cuba es un país extraño.

Fuentes:

1.- Manuel David Orrio. Cuba, su economía y la CIA. Mención en el género de Artículo del Concurso Nacional de Periodismo 26 de Julio, correspondiente al 2007

http://cubahora.co.cu/index.php?tpl=principal/ver-noticias/ver-not_ptda.tpl.html&newsid_obj_id=1015257

2.-CIA, The World Factbook – Cuba, actualización al 20 de marzo del 2008.

https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/cu.html

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Cuba resiste, 47 años después de los bombardeos de EE.UU.

El 15 de abril de 1961, aviones B-26 enmascarados con insignias de la Fuerza Aérea Cubana bombardearon dos bases aéreas y un aeropuerto civil en Cuba, preludio de la invasión mercenaria que el gobierno de EE.UU. lanzaría en la madrugada del día 17.

Se abría nueva página de agresión terrorista de estado con en la añeja y frustrada intención norteamericana de apoderarse de la Isla. Preludiaban nuevos días de muerte y opresión contra los antillanos, demencial política que prevalece, encarnada hoy en la administración de George W. Bush, quizá la más despiadada de cuantas hayan ocupado la Casa Blanca.

El 13 de abril agentes entrenados por la Central de Inteligencia Norteamericana (CIA) en Cuba, sabotearon y destruyeron El Encanto, la mayor tienda por departamentos de la ciudad de La Habana, donde pereció la trabajadora Fe del Valle.

Por esa fecha ya navegaban las embarcaciones de guerra norteamericanas con mercenarios y asesores yanquis para invadir por Playa Girón (Bahía de Cochinos) en la madrugada del 17.

Ocho aviones despegaron de territorio norteamericano, en formación militar de tres, tres y dos. La llamada misión “Linda” atacó la base aérea de San Antonio de los Baños, “Puma” ametralló Ciudad Libertad --ambas en La Habana--, “Gorila” lanzó su carga mortal sobre el aeropuerto de Santiago de Cuba, en el sur de la zona oriental.

Mientras eso ocurría, un mercenario aterrizaba su avión en Miami, con un solo motor y después entregaba una declaración en la cual hacía constar falsamente que los ataques en Cuba eran obra de pilotos desertores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Las agencias de prensa la difundieron en el mundo.

Después se sabría que el documento había sido redactado por la CIA. Hechos posteriores revelarían que cuatro aviones derribados en Cuba estaban tripulados por pilotos de la Agencia: Thomas Willard Ray, Leo Francis Baker, Riley W. Shamburguer y Wade Carrol Gray. Fiel a la práctica de reportar noticias agradables a oídos de los jefes, a media mañana del propio día 15 el centro de operaciones en Langley, Virginia, recibió un parte preliminar en el que se afirmaba que la Fuerza Aérea de Cuba había sido destruida totalmente. Esa nota triunfalista les ocasionaría tribulaciones a sus autores, que no podrían explicar cómo aviones fantasmas les hundieron barcos y lanchas, y les derribaran varios B26 durante la invasión mercenaria, liquidada en 66 horas.

El lado tragicómico se escenificaría en la base norteamericana de Opa Locka,en la Florida, a donde la CIA había trasladado a dos fantoches previamente designados para ocupar los cargos de Primer ministro y Ministro de Exteriores del gobierno que EE.UU. instalaría en Cuba, una vez derrocada la Revolución.

En la ONU, el viejo Adlai Stevenson hacia el ridículo cuando negaba toda participación de su gobierno en los bombardeos. Seguiría mintiendo, aun cuando el verbo encendido del canciller cubano Raúl Roa mostrara pruebas irrefutables en contra.

Poco después de sufrir el ataque aéreo, el Gobierno Revolucionario daba a conocer al mundo su primer comunicado en el que llamaba a cada cubano a "ocupar el puesto que le corresponde en las unidades militares y puestos de trabajo."

El documento, firmado por Fidel, dejaba sentado cuál era la decisión del pueblo: "Si este ataque aéreo fuese el preludio de una invasión, el país en pie de lucha resistiría y destruiría con manos de hierro cualquier fuerza que intente desembarcar en nuestra tierra". Y concluía: "La Patria resistirá a pie firme y serenamente cualquier ataque enemigo, segura de su victoria".

Al día siguiente, en el acto de sepelio de los caídos en aquel ataque terrorista, Fidel Castro anunció el carácter socialista de la Revolución cubana.

En la conciencia popular, como clarín de alerta, vibraba la imagen heroica del miliciano Eduardo García, víctima de la agresión, quien antes de morir escribió con su sangre el nombre de Fidel, y así transmitió a sus compatriotas un mensaje multiplicador de energía.

Así siguen las generaciones de cubanos, en apretado haz de resistencia frente a nuevos y diversos actos terroristas del gobierno de EE.UU., de pie y combatiendo, 47 años después.

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Alguna vez, en el pasado, existió un país llamado Chile.

...por Arturo Alejandro Muñoz

Hoy, lo que una vez se llamó Chile se convirtió en territorio de nadie…o mejor dicho, en tierra fértil para agiotistas, estafadores y predadores transnacionales que han hecho de este lugar el ‘galpón de la avaricia y el arrase’. Es aquí donde esos tiburones insaciables encuentran las legislaciones perfectas para engordar a destajo.

¿En qué otro país de Sudamérica el kilo de pan cuesta dos dólares (mil pesos)? Sólo en Chile.

Y también sólo en Chile la mega empresa española “Telefónica” cobra veintitrés dólares por el cargo fijo de los servicios domiciliarios (o servicio teléfono fijo), ya que en otros países latinoamericanos donde esa empresa también está presente, el mentado cargo no supera –en promedio- los diez dólares.

En Chile, y sólo en Chile, las empresas concesionarias de autopistas instalaron –entre la Región de Valparaíso y la del Maule- plazas de peaje cada 100 kilómetros, pues en el resto de las naciones sudamericanas ellas se encuentran mucho más distanciadas.

En realidad, podríamos llenar varias páginas con ejemplos como los citados, en los que encontraremos a las mismas transnacionales que aprietan en forma inmisericorde el bolsillo de los chilenos, pero suavizan la mano y las ansias avaras en otros países hermanos donde también tienen intereses económicos y presencia comercial.

Agreguemos a lo anterior un nuevo y conocido dato. En nuestra larga y angosta faja de tierra, la brecha económica entre ricos (el 05% de la población) y pobres (el resto) se ubica entre las tres más profundas de todo el continente americano. Significa entonces, así de simple, que los salarios son misérrimos. Pese a ello, las corporaciones transnacionales incrementan la expoliación a grados tales que muchos turistas brasileños, argentinos, uruguayos, peruanos, etc., afirman que el nuestro es el país “más caro de Sudamérica”.

Y los economistas extranjeros ratifican esas impresiones con cifras, datos y números indesmentibles.

¿Por qué ocurre todo esto? La única explicación atendible es que nuestros gobiernos, desde la dictadura de Pinochet a la fecha, consciente y voluntariamente (e interesadamente, agregaría alguien), crearon (Pinochet) y perfeccionaron (la Concertación) un sistema foráneo en exclusivo beneficio de los capitalistas y, por supuesto, en abierto desmedro de la población a la que esas administraciones dicen servir.

Hoy, lo que una vez se llamó Chile se convirtió en territorio de nadie…o mejor dicho, en tierra fértil para agiotistas, estafadores y predadores transnacionales que han hecho de este lugar el ‘galpón de la avaricia y el arrase’. Es aquí donde esos tiburones insaciables encuentran las legislaciones perfectas para engordar a destajo.

Nuestro país se perdió como tal hace ya alguna décadas. No hay más Chile. Alguna vez fuimos una nación soberana, pobre pero orgullosa, con identidad propia, con Historia por construir. ¿Qué somos actualmente?

“Chile ha dejado de existir”

Ese titular, destacado en un panfleto escrito por alumnos de una universidad privada regional me provocó –al comienzo de la lectura- abierta molestia, pero a poco de recorrer sus primeras líneas se fue instalando en mi ánimo la incómoda aceptación de lo que en ellas se afirmaba.

Pretendidamente gracioso, el panfleto terminó siendo brutalmente asertivo y nada de cómico, pues señalaba que “Chile ha dejado de existir como nación soberana; el territorio donde antiguamente se asentaba un país, hoy está ocupado exclusivamente por un conjunto de empresas transnacionales ubicadas en las faldas occidentales de la Cordillera de los Andes, con hermosa vista al océano que conduce comercialmente a las rutas de Oriente Milenario”.

Chile, con sus 742 mil kms. cuadrados, es apenas el 0,5% de la superficie terrestre del planeta y en nuestro país se encuentra entre el 40% y el 50% de los recursos de cobre económicamente explotables. Parece ser una locura. Pero es cierto.

La Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) pidió a la Presidenta Michelle Bachelet, en julio del año 2007, a través de una carta abierta, que llevase adelante un proceso de “renacionalización” del cobre, para revertir el proceso “anticonstitucional” que significó que actualmente Codelco maneje sólo el 30% del metal rojo que se produce en el país.

Dirigiéndose a la mandataria, la carta dice: “Como usted sabe, Codelco con la nacionalización del cobre controlaba el 100% de la producción y de las exportaciones de cobre de la Gran Minería. Ahora Codelco representa sólo el 30%. El 70% del cobre chileno es controlado por las empresas privadas, particularmente por las grandes empresas extranjeras. La desnacionalización del cobre, es anticonstitucional, ya que la Constitución del Estado señala en forma categórica que el Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible de todas las minas”.

Lo del tributo de las inversiones extranjeras es, por decir lo menos, un abuso y una burla enorme. El país ya está enterado que las empresas extranjeras no pagan impuestos por explotar los yacimientos. Esto quedó claro ante la estupefacción de todos en el informe de la Comisión sobre Tributación Minera del Senado de 2003 (presidida por el ex senador Jorge Lavandero), donde se demostró que ninguna de las compañías internacionales tributó, excepto Minera Escondida y Mantos Blancos que sólo pagaron un par de veces. Y lo confirma el Servicio de Impuestos Internos, quien afirmó que entre 1995 y 2002 no recibió un solo centavo de las mineras extranjeras.

No solo el cobre


El ingeniero mexicano no deja de sorprenderse por la facilidad con que la clase política chilena maneja a la ciudadanía a su amplio antojo e interés, transformándola en ‘uso privado’ de sus intereses asociados a las inversiones de grandes empresas.

El ejemplo más destacado en lo anterior se encuentra en las concesiones de autopistas y carreteras, las que pasaron graciosamente a manos extranjeras, pese a que algunas de esas autopistas ya estaban construidas y en uso diario desde muchos años atrás…como es el caso de Avenida Kennedy o el de Ochagavía (hoy, Autopista Central). Lo mismo sucede con la Ruta Cinco Norte y Ruta Cinco Sur. ¿Alguien, en su sano juicio, podrá imaginar a la Quinta Avenida de Nueva York en manos de un empresario extranjero que cobre peaje por transitar allí?

¿Qué nación en este planeta ha aceptado que sus aguas, cursos fluviales, cascadas, tranques, represas, glaciares y lagos pasen a manos foráneas? Sólo Chile, donde los intereses privados se asocian para controlar el líquido elemento junto a la distribución de energía eléctrica. Es tanto el poder que adquieren con esa cofradía permitida y amparada por nuestros gobiernos, que bien pueden ‘inventar’ una sequía en pleno verano a objeto de justificar no sólo el alza desmedida en las tarifas de los servicios sino, también, la mala calidad de los mismos.

Es exactamente lo que sucede en la educación, ámbito en manos de insaciables comerciantes que “educan vendiendo” títulos y certificados. El 80% de las actuales universidades está en poder de intereses privados, y a pesar de ese guarismo indesmentible y preocupante el Estado chileno se esmera en profundizar la dependencia. Lo que sucedió en Rancagua –a través de las ‘gestiones’ efectuadas por algunos diputados- constituye la mejor prueba de lo dicho, ya que en esa ciudad la clase política desechó la posibilidad de disponer de una casa de estudios superiores perteneciente al fisco e, increíble pero cierto, optó por un feble proyecto privado que culminó alzando una de las más débiles y desprestigiadas universidades existentes en el país.

Aún más, el “caso Rocha” (Universidad Santo Tomás) permite señalar, sin lugar a equívoco, el grado de descomposición que caracteriza hoy a muchos de esos planteles, en los que se han insertado propietarios cuyas personalidades deslindan con la insania, y sus objetivos se entrelazan con la usura y el fraude. Pero ahí está la prensa oficial tratando de minimizar los delitos de aquellos dueños de la férula que hoy expolian a plena conciencia este territorio. El diario “El Mercurio” ha hecho ingentes esfuerzos por conseguir internalizar en la conciencia de la gente la deshuesada teoría de que el señor Rocha es un enfermo, un celópata, y que no debe ser castigado severamente ya que padece de una enfermedad incurable…pero es un ‘buen empresario’, lo que para el ‘decano’ de la prensa constituye un atenuante magnífico.

Es así que con las aguas, la electricidad, el transporte, la educación, los puertos, los bordes costeros, los ríos, los glaciares, la energía eléctrica, la previsión social, la educación, la salud, los aeropuertos, la telefonía, la computación, los bosques, la minería, la prensa, la banca, las autopistas, las calles, los ingresos a las ciudades, etc., etc., en manos privadas (y mayoritariamente foráneas), Chile ha dejado de existir como nación soberana.

Sólo falta que cambien nuestro pabellón patrio por una enorme y colorida tarjeta de crédito…y nuestra Canción Nacional por un ‘jingle’ comercial.

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Unió Europea: injusta, militarista, antidemocràtica i insostenible. La UE, per a què?, per a qui?

Des del seu origen, la Unió Europea és un projecte econòmic que ha buscat un mercat europeu unificat i la projecció de les seves multinacionals i capitals cap a l'exterior. Ara el seu desafiament és convertir-se en una superpotència mundial.

El Tractat de Lisboa, que substitueïx a la difunta Constitució Europea, serveix a aquesta finalitat, ja que:

Blinda una UE neoliberal. El creixement econòmic i la competitivitat són els grans objectius de la UE (art. 3 i protocol nº6). La Unió treballarà per a eliminar els "obstacles" al lliure comerç mundial (art. 10 A i 188 B), garanteix la lliure circulació de capitals (art 56 i 57-3), i aposta per la liberalització i interconnexió del mercat energètic (art 1176A).

A més, la nova estratègia de la Unió (Europa Global: competint en el món) persegueix "mantenir la seva competitivitat en el mercat mundial intensificant els seus esforços per a crear oportunitats per a les seves empreses en tercers països. Per a construir empreses fortes, la UE també haurà de crear un entorn més favorable a les empreses dintre de les seves pròpies fronteres".

Amb la Carta de Drets Fonamentals es retallen els drets ambientals i socials (com el del treball, salut o habitatge digne). També s'obre la porta al desmantellament dels serveis públics deixant-los subjectes a les normes de la competència (art. 86 i 87).

És clarament antidemocràtic: Els països més rics (Alemanya, França, Regne Unit) tindran més pes. S'aprofundeix la UE a diverses "velocitats", o­n els menys poderosos tindran cada vegada menys capacitat de decisió. S'augmenten els àmbits en els quals les decisions es prendran en la UE i no a nivell estatal. El Consell i la Comissió mantenen la majoria del poder legislatiu i executiu, mentre que el Parlament segueix complint un paper subaltern. El Banc Central Europeu no té cap control democràtic.

Augmenta el poder militar de la Unió per a protegir l'euro: S'augmenten les despeses militars (art 27-3). També es potencien els euroexèrcits i la pertinença a l'OTAN (art 27-7). A més es donen suport els "atacs preventius" (doctrina Solana, art. 28).

Aquest Tractat està en la línia del procés de construcció de la UE, el que genera una dinàmica en la qual:

La UE destrueïx l'entorn, ja que la la seva construcció implica un distanciament cada vegada major entre els llocs de producció i consum, que són connectats a través de les grans infraestructures de transport i de connexió energètica. Això implica milers de km2 d'asfalt i formigó; l'increment de les emissions de CO2 a l'atmosfera (que produeïxen el canvi climàtic); o la segmentació del territori, el que amenaça encara més la biodiversitat. A més, la UE és la segona emissora de gasos d'efecte hivernacle del planeta en termes absoluts (el 24%) i per cápita.

La UE augmenta les desigualtats, ja que el control de la inflació i el dèficit són objectius de la UE, però no així eliminar l'atur i la precarietat. La Unió no recull el dret a una renda bàsica universal o el de poder viure en un habitatge digne. A més a les persones immigrants no se'ls reconeix drets tan bàsics com el lloc de residència o el vot.

Això queda reflectit en xifres, ja que en el si de la UE més d'un terç de la població activa està en situació precària: 19 milions de desocupats, 21 milions de contractes precaris, 33 milions a temps parcial i un nombre creixent d'assalariats sense papers (immigrants i nadius). A més, la diferència salarial de les dones respecte als homes és del 28%, i la UE deporta o rebutja a 500.000 persones cada any.

La UE retalla les llibertats, ja que a Brussel·les hi ha 15.000 lobbistes que es dediquen a pressionar perquè les legislacions que emanin de la Unió serveixin als interessos dels gran capital. A més la participació popular està limitada per a permetre que les decisions es prenguin de forma més àgil. Finalment, amb al coartada del terrorisme, la UE i els seus estats membres estan retallant les llibertats de la població.

La UE té un caràcter creixentment militarista a l'aparèixer tropes de la Unió en diferents llocs del planeta (Líban, Kosova, Haití, Sudan, Bòsnia...), s'està creant un sistema de posicionament via satèl·lit en tot el globus que tindrà aplicació militar (el Galileu), els euroexèrcits cada vegada estan més dotats i tenen major capacitat d'intervenció exterior, i s'ha aprovat la "Doctrina Solana", per la qual la Unió pot intervenir militarment en qualsevol lloc del globus en defensa dels seus interessos

Confederació General del Treball (CGT)
Baladre, coordinadora estatal de lluites contra l'atur, la precarietat i l'exclusió social
Ecologistes en Acció

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Nueva injerencia imperialista contra Cuba: viaje de Caleb McCarry a Europa.

Nuevamente el régimen norteamericano, con su Presidente George W. Bush a la cabeza, presiona desesperadamente a la Unión Europea (UE) con el propósito de obligar a Europa a seguir manteniendo una postura hostil hacia Cuba. En un momento en que existe un acercamiento favorable de la UE hacia Cuba, con la revisión en junio próximo de las las injustas medidas impuestas a los cubanos, que desde su aplicación en el 2003, pusieron en tela de juicio la soberania y la independencia europea con respecto a la Isla, la Casa Blanca emprende nuevas medidas injerencistas contra los países de la Unión Europea, enviando de gira a su "proconsul" para la transición en Cuba, Caleb McCarry.

La ofensiva norteamericana tiene prevista una visita de McCarry a Bruselas, sede de la UE, además de Alemania y Noruega, así como a otros países europeos, que mantiene en secreto, entre los cuales es muy posible que figure el Estado Español. Este recorrido injerencista fue precedido de una estancia en nuestro país de la vicesecretaria de Estado adjunta, Collen Graffy, quien públicamente en Madrid demandó explicaciones a Moratinos por su viaje a la Habana, así como de otras visitas de funcionarios norteamericanos a diversos países de Europa, algunos de manera secreta, como Caleb McCarrry que fue abucheado y rechazado en cada una de sus escalas europeas.

La administración Bush intenta en Europa en general, y en España en particular lo que cada vez le cuesta más en su propio país, donde se va forjando un creciente movimiento en el Congreso encaminado a que se materialicen cambios en la política hacia Cuba. En su desesperación, la agresión de Estados Unidos contra la Revolución Cubana no cesa y sigue presionando y chantajeando a todos los países del mundo, en particular a la UE, para que continúe la "posición común" y las medidas contra Cuba. Exigimos, por tanto, al gobierno español que deje de ser cómplice de un país que conculca sistemáticamente los derechos humanos y exigimos que no reciba bajo ningún concepto a Caleb McCarry. Reiteramos nuestro apoyo al gobierno de Cuba y a su Revolución, así como el derecho de todos los pueblos a elegir su destino, sin injerencias imperialistas de ningún tipo.

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15 años sin Guillem Agulló.

Hace 15 años y parece que fue ayer. Los que vivimos la muerte de Guillem no lo hemos olvidado ni un solo día. No nos dejan. No podemos y no debemos, ya que la actualidad tristemente nos devuelve al pasado, a aquellos años de Acción Radical, de los conciertos nazis y las cacerías a inmigrantes, homosexuales y rojos. Las viejas heridas que no se curan bien nunca cicatrizan, y la de Guillem es una que está aún bien abierta. Nos gustaría poder decir que aquello de los skinheads nazis, de las palizas y los ataques queda bien lejos, en que fue una moda pasajera de los '90 que sedujo a unos cuantos jóvenes sin expectativas de las cuales acabaron por desertar de aquella locura. Pero no es así. Y no lo es porque en su momento no se tomó seriamente, no se quiso admitir el problema, se reducía todo a peleas juveniles entre tribus urbanas, se despolitizaba y se esquivaban las responsabilidades, y ahora tenemos lo que es consecuencia de aquella hipocresía.

El pasado 12 de abril se cumplieron 15 años del asesinato del joven antifascista y militante de Maulets de Burjassot Guillem Agulló y Salvador, que ha marcado la historia reciente de la lucha contra el fascismo en el País Valencià. Desde antifeixistes.org hemos decidido rendirle homenaje con este dossier especial, rescatando todo el archivo de noticias sobre el juicio y todo lo que ha rodeado estos años el caso, y recordar que su memoria, igual que su lucha y nuestra constancia, continúan bien vivas. Desgraciadamente, la locura nazi y fascista también continúa, así como la impunidad de los agresores, como demuestran los últimos episodios de violencia por todo el país. El autor material de la muerte de Guillem, Pedro Cuevas Silvestre, continúa militando activamente en los movimientos neonazis, y está a la espera de juicio por el Caso Panzer, el mayor contra la extrema derecha en el Estado. El juez del Caso Agulló no consideró ningún motivo político el asesinato de Guillem, y Cuevas tan sólo cumplió 4 de los 16 años a los que fue condenado.


En sólo 17 años, según publica el último Informe Raxen que elabora el Movimiento Contra la Intolerancia, se han producido 75 asesinatos conocidos a manos de la extrema derecha por motivos de discriminación y odio al diferente. Esta cifra, a la que se suman las numerosas barbaridades que constantemente van conociéndose a través de la prensa protagonizadas por fascistas y neonazis, tendría que servir sin lugar a dudas para que el Estado tomara medidas eficaces de una vez. Esconder el polvo bajo la estera, ésta es la política de los responsables, porque no quieren admitirlo, porque no les toca a ellos, porque tienen otras preocupaciones como los grandes acontecimientos o conservar la simpatía de la monarquía. Entonces sí que se aplican. Queman fotos del rey y en dos días detienen a los responsables, los juzgan y les cae una pena propia de la edad media. En Valencia, un grupo de nazis apuñala a un joven que casi pierde la vida, en Castelló le graban una esvástica en la cara a otro joven, y ahora aparecen videos de ultras agrediendo y humillando inmigrantes en Orriols, y no pasa nada. Sólo en el caso de la puñalada se detienen a 5 neonazis, que son puestos en libertad el mismo día, no suponen un peligro, han estado a punto de matar a un joven porque sí, pero no pasa nada, burradas de chicos. De las constantes agresiones en Castelló no se sabe nada, ningún detenido, igual que de las bombas contra ERPV, BNV y CEAR.

15 años después, el panorama no es nada esperanzador para los defensores de la libertad. Los partidos ultras empiezan a tener concejales en los ayuntamientos, los campos de fútbol continúan siendo un paraíso para los psicópatas, y las cacerías continúan. ¿Sin embargo, qué interés tiene el Estado en conservar esta situación de asedio, de impunidad y de terror? ¿Será porque a los políticos y jueces de turno no les salpica la sangre? ¿Se piensan que a sus hijos, a sus hermanos y primos no les puede pasar nada? ¿Se piensan que cualquier día no es su hijo quien ha sido apuñalado en el barrio del Carmen? ¿Que eso sólo les pasa a los rojos, a los punkis, a los separatistas, a los homosexuales o a los inmigrantes? ¿qué harán pues cuando sean ellos o los suyos las víctimas?

El asesino de Guillem, Pedro Cuevas, fue detenido ahora hace 3 años por la Guardia Civil dentro del marco de la Operación Panzer ya que formaba parte de la organización neonazi Frente Antisistema (FAS), a la que han incautado armas de todo tipo, incluso un lanzagranadas. Dos años después, en las últimas elecciones municipales, su nombre aparecía en la candidatura del partido neonazi Alianza Nacional por la localidad de Xiva, donde vive el líder de esta formación, Juan Manuel Soria, también implicado en el Caso Panzer. La prensa se hizo eco: el asesino de Guillem, que no fue considerado que tuviera motivaciones políticas para matar a Guillem, aparecía bajo la esvástica 14 años después. Los hechos nos dieron la razón. Un crimen político en mayúsculas, pero claro, ahora ya Cuevas había cumplido su pena. ¿Pero ahora, qué pasará con los nazis del FAS? ¿Serán considerados asociación ilícita o banda armada? según la Guardia Civil, se organizaban para apalear inmigrantes, vendían armas por internet y poseían material bélico con gran capacidad destructiva. El juicio está al caer. Hay una nueva acusación popular, esta vez de la plataforma Acción Popular Contra la Impunidad, de la que forman parte ayuntamientos, partidos, ONGs y asociaciones culturales. Muchos ojos atentos a las películas que nos quieran contar jueces, periodistas y abogados defensores.

El juicio del Caso Agulló ya fue una vergüenza. A través del diario Las Provincias, entonces en manos de Mª Consuela Reyna, se criminalizó la figura de Guillem, de todo el movimiento independentista, los okupas del Kasal Popular, el antifascismo y todo aquél que advertía del peligro neonazi. La acusación popular se retiró por la gran farsa que se cocinaba en los despachos de los juzgados de Castelló. Estábamos locos, vemos fantasmas, éramos incluso igual que los nazis, pero del otro extremo. Un discurso desgraciado que desde los gobiernos y responsables de turno se repite cada vez que ocurre una desgracia similar. Cuando asesinaron a Carlos Javier Palomino en Madrid el pasado noviembre, irremediablemente, miramos atrás y vimos el caso de Guillem. Y los mismos discursos, las mismas palabras vacías y las mismas mentiras. ¿Y qué ha pasado desde entonces? Que los neonazis y fascistas han visto que en el Estado español tienen carta blanca para hacer lo que quieran, y así han continuado, con más puñaladas, más atentados y más cacerías, sin ninguna represalia.

La ley es más, mima a los racistas. Absuelven uno de los máximos difusores de estas tesis, Pedro Varela, propietario de la Librería Europa, y permiten que traiga a oradores como David Duke, vetado en el resto de países "civilizados". La Ley de Partidos no alcanza a los que defienden la cuestión racial en sus programas, ni a los que señalan a los inmigrantes como el mayor problema del Estado, permitiendo que gran parte de la juventud desencantada acabe seducida por los discursos apocalípticos y discriminatorios, y cuando aparecen videos de jóvenes neonazis intentando quemar a dos inmigrantes que dormían en un coche, nos preguntamos como alguien puede tener estas crueles y malas ideas. En Pamplona detienen 50 ultras de Yomus armados con cuchillos, palos, petardos y bolas de billar. Habían provocado disturbios contra los seguidores del Osasuna, y la policía los detuvo. Los subieron al autobús y les devolvieron a Valencia, a dormir tranquilamente en casa.

Por mucho que se camufle con eufemismos de gamberrismo, vandalismo o rivalidad entre tribus urbanas, el problema está aquí. El peligro que cualquiera de nosotros y vosotros sea víctima del odio, tolerado por unos y promovido por otros continúa. ¿Pero dónde está el límite? ¿Cuántos muertos hacen falta sobre la mesa para que los responsables políticos y judiciales se tomen en serio este cáncer? Sólo con la creación de la Fiscalía especializada en delitos de odio que promueven diversas ONGs, dotarían de una protección necesaria a todas aquellas víctimas que hoy día están totalmente desamparadas, que incluso ni denuncian por miedo a represalias, por sentirse indefensas delante de los violentos. Mientras, las cifras van creciendo, y el País Valencià continúa al frente del Estado en agresiones fascistas. Hechos aislados que si los juntamos, forman casi un continente, por mucho que intentan esconderlo.

Es por eso que hay que reivindicar el simbolismo que el Caso Agulló tiene. Por el gran fraude que significó en la "democracia" que intentan vendernos, en las libertades y en la justicia, y por la vigencia de sus ideales, de los nuestros, y de nuestro compromiso con la lucha contra los imbéciles que pretenden retornarnos a las cavernas y golpearnos, como si no hubieran tenido lo suficiente con los últimos 70 años. Así, hasta que no se acabe de raíz con los que promueven y ejecutan el odio, no pararemos. Continuaremos luchando con todas nuestras fuerzas, sin perder la ilusión ni la sonrisa, sin olvidar y sin retroceder.

País Valencià, abril de 2008.

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La Iglesia Católica alemana admite el uso de esclavos durante el nazismo.

En un nuevo gesto destinado a subsanar los pecados cometidos durante el régimen nazi, la Iglesia Católica alemana dio a conocer ayer el resultado de una larga y extensa investigación destinada a esclarecer uno de los capítulos más oscuros de la institución religiosa: el uso de los llamados trabajadores esclavos. El estudio titulado 'Trabajos forzosos y la Iglesia católica 1939-1945' de 700 paginas, concluye que más de 6.000 personas fueron obligadas a trabajar para la Iglesia en esa época.

Las investigaciones dirigidas por el historiador Kart Joseph Hummel durante los últimos siete años fue ordenado por la jerarquía católica a mediados del año 2000 y el trabajo recoge la documentación e informes de 27 obispados del país sobre los trabajadores esclavos. Según el estudio, 4.829 civiles y 1.075 prisioneros de guerra, provenientes de Polonia, Ucrania y la ex Unión Soviética «trabajaron» en un total de 776 instalaciones de la Iglesia .

«El estudio documenta científicamente un capítulo olvidado de la Iglesia y recuerda el destino y el sufrimiento de los hombres, mujeres, jóvenes y niños deportados de toda Europa del Este para trabajar forzosamente en Alemania», según señaló el ex presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Kart Lehman, al presentar el estudio ayer en Maguncia.

La Iglesia Católica quedó confrontada a su pasado durante el régimen nazi a fines del año 1999 cuando el Gobierno alemán, dirigido por aquel entonces por el canciller Gerhard Schröder y representantes de la industria germana aprobaron poner en marcha la Fundación 'Recuerdo, Responsabilidad y Futuro', dotada con un fondo de 5.000 millones de euros, que tendría como objetivo el titánico trabajo de indemnizar a los «esclavos» del régimen nazi.

Cuando Berlín anunció la puesta en marcha de la Fundación, en diciembre de 1999, el entonces presidente alemán, Johannes Rau, en un gesto de humildad, pidió «perdón», en nombre del pueblo alemán, a todas las personas que fueron obligadas a trabajar como esclavos durante la dictadura. «Esta es una pequeña contribución para poder enmendar uno de los peores abusos de los derechos humanos cometidos. Esta contribución llega al fin de un siglo sangriento en el que Alemania provocó muchas desgracias a la población de Europa», añadió, por su parte el canciller Schröder.

Poco después de la creación de la Fundación, que logró indemnizar a unas 320.000 personas, la Iglesia Protestante donó la suma de 10 millones de marcos (unos 5 millones de euros) al Fondo, pero la Iglesia Católica, junto con anunciar la decisión de donar la misma suma, se negó a participar en el Fondo y anunció que las indemnizaciones serían entregadas por la propia institución.

Indemnizaciones

Pero la jerarquía católica decidió ordenar una amplia investigación para determinar su margen de responsabilidad en uno de los capítulos más oscuros de su historia. En Agosto del año 2000, el cardenal Lehman menciono la cifra de 7000 personas, que habrían sido forzadas a trabajar para la Iglesia, «una cifra -dijo- que demuestra que la Iglesia no utilizó masivamente esa fuerza laboral».

Ayer, el cardenal Lehman señaló que en los primeros cuatro años de búsqueda, la Iglesia había localizado a 587 personas en el extranjero a las que se indemnizó con 1,5 millones de euros. Otros 2,71 millones de euros fueron destinados para financiar proyectos de ayuda en los países de origen de los trabajadores esclavos. «La documentación no es un balance final, sino más bien un importante pilar en el camino de la labor de reconciliación futura para los cristianos en Europa y en Alemania», dijo el cardenal Lehman.

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El lucrativo mito de los niños hiperactivos.

...por Juan Carlos Ruiz Franco

El síndrome de hiperactividad está de moda. ¿Quién no tiene en su familia un niño o conoce a alguno diagnosticado como hiperactivo que toma metilfenidato por prescripción médica? A primera vista, el hecho de detectar una enfermedad y de tratarla puede resultar positivo, pero la realidad es más compleja de lo que parece.

El síndrome de hiperactividad o TDAH (Trastorno por Déficit de Atención y/o Hiperactividad) no es una enfermedad. Son enfermedades las dolencias con una base biológica real, con un problema físico objetivamente comprobable, como, por ejemplo, un proceso infeccioso o degenerativo. En cambio, no existe patología orgánica subyacente al TDAH, por lo que su diagnóstico se basa sólo en la observación del comportamiento del niño, de ciertas pautas de conducta consideradas anormales o inapropiadas, como falta de atención, facilidad para distraerse, impulsividad, labilidad emocional, desobediencia y problemas de adaptación social. Por eso se cataloga como síndrome, un conjunto de síntomas que parecen tener cierta identidad, porque aparecen a la vez, pero que pueden tener orígenes distintos.

¿Es culpable la genética?

Como era de esperar, quienes defienden su carácter de enfermedad intentan demostrar el trasfondo fisiológico –sin éxito– y repiten machaconamente que la prevalencia en la población infantil es de un 8%, y que, si bien su origen se desconoce aún, no se debe a problemas ambientales, familiares o sociales, sino que es altamente genético y surge por un mal funcionamiento de neurotransmisores –dopamina y noradrenalina– en la parte frontal del cerebro, la encargada de la función ejecutiva.

Todas estas afirmaciones entran en el terreno de lo hipotético, e incluso el DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, la Biblia de los psiquiatras) reconoce que no se han establecido pruebas de laboratorio o evaluaciones neurológicas que resulten diagnósticas. Debido a la ausencia de valoración objetiva, ésta se establece a partir de la conducta del niño, con toda la subjetividad que esto conlleva. Es posible que ciertas características genéticas contribuyan al síndrome en algunos casos, pero eso no significa que sean su causa, sino que se suma cierta predisposición genética (temperamento nervioso, por ejemplo) a un entorno y aprendizaje poco apropiados.

Al no ser el TDAH una enfermedad, ¿cómo justificar la prescripción de fármacos? Si la causa es en su mayor parte de carácter ambiental, la solución también deberá moverse en este ámbito. El metilfenidato, el medicamento que suele recetarse, es un estimulante emparentado con las anfetaminas que aumenta los niveles de dopamina y noradrenalina y genera notables efectos en todo el organismo. Si los beneficios para los niños diagnosticados con TDAH consisten en que facilita concentrar la atención en las tareas que están realizando, no estamos ante nada nuevo: este tipo de drogas siempre se ha tomado con este fin, como saben mejor que nadie los estudiantes.

A pesar de todo lo dicho, muchos médicos siguen reiterando que el TDAH es una enfermedad infradiagnosticada y los medios continúan difundiendo tal afirmación. Esta violación de los principios de la buena ciencia –y probablemente de la ética– puede tener su razón de ser en el lucrativo negocio que supone la industria farmacéutica, que ha experimentado un espectacular aumento en las ventas de metilfenidato en los últimos años. Podríamos estar ante otro caso del fenómeno conocido como tráfico de enfermedades (‘disease mongering’), tratado por el médico Antonio Palomar en “Cómo nos convierten en pacientes” y por Miguel Jara –autor del libro Traficantes de Salud– en “Enfermedades inventadas que abren mercados”. El alemán Jörg Bloch ha aportado al tema que nos ocupa la obra Los inventores de enfermedades, en la que cuenta que nunca antes se había mantenido el mito del niño hiperactivo con tanta pasión como en la actualidad, y que las empresas farmacéuticas y algunos neurólogos han trabajado durante décadas para presentarnos a los pequeños inquietos y con dificultades de concentración como personas enfermas que necesitan tratamiento farmacológico. No obstante, la red no se limita a médicos y fabricantes de medicamentos, sino que en algunos países los pedagogos son un sector muy codiciado por este lobby sanitario. De hecho, en EE UU las escuelas reciben una subvención de 400 dólares por cada ‘paciente’ detectado, se supone que para compensar los gastos ocasionados por los escolares especialmente molestos.

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