Poco importa que en Naciones Unidas sea de rutina condenar a esa política; que Juan Pablo II la haya calificado como "éticamente inaceptable", y al parecer menos importa si aquí y acullá se ofrecen evaluaciones sobre el desempeño económico cubano, donde apenas se toma en cuenta el terco hecho, o simplemente se le remite al cesto de la basura.
Ejemplo paradigmático es el informe presentado el pasado 20 de julio al presidente Bush por la denominada Comisión para Asistir a una Cuba Libre, donde con pasmosa serenidad se afirma:
"El potencial económico del pueblo cubano ha sido ahogado por demasiado tiempo, rehén de un sistema económico fracasado que sostiene al régimen, pero que no hace nada para llevar la prosperidad al pueblo cubano… Un Gobierno Cubano de Transición va a encarar situaciones críticas que van desde estabilizar las condiciones macroeconómicas a crear una estructura microeconómica que permita el crecimiento de los negocios privados… Solamente el 62% de los cubanos tiene un acceso razonable a agua desinfectada".
Los párrafos anteriores pertenecen al artículo Cuba, su economía y la CIA (1), escrito por quien suscribe y publicado en octubre del 2006 por distintos periódicos digitales de Cuba y el extranjero.
Más o menos año y medio después son actuales las razones que dieron lugar al ejercicio. Por un lado, la Administración Bush y sus acólitos persisten en su irracional política hacia Cuba, en tanto insisten en mostrar a la economía criolla como un desastre incapaz de garantizar a los cubanos un desarrollo sostenible.
Por el otro, la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA) parece no menos terca en desmentir al presidente Bush, respecto a sus valoraciones sobre Cuba. Tanto entonces, como ahora, el principal servicio de inteligencia de ese país avala a grito pelado el general buen estado de salud de la economía cubana, más allá de un desempeño contradictorio y desequilibrado, al decir de muchos economistas criollos leales al proyecto sociopolítico vigente en la Isla.
La CIA, particularmente la CIA, probada autora intelectual y material de terrorismo de Estado contra Cuba, denuncia por sí misma hasta cuánto la tierra de José Martí es objeto de manipulaciones mediáticas, incluída la curiosidad de ver cómo sus estimados económicos acerca de la Isla, lejos de ratificar cuanto Bush dice, a quien sí avalan es al gobierno cubano, numeritos de más o de menos.
La celebérrima “Compañía”, servicio de inteligencia que no cree “ni en la paz de los sepulcros”, estima que el Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba creció en el 2007 un 7 % respecto al año anterior, para así aventajar a la Unión Europea en su conjunto, a Canadá, Francia y a los propios Estados Unidos, el cual exhibió un magro 2,2 %.
La deuda externa cubana, objeto de váyase a saber cuántos debates, fue estimada por la CIA en 16 mil 790 millones de dólares, para representar un 33 % del PIB. Curiosamente, nadie parece haber observado que el frío y calculador servicio estadounidense estimó que la deuda externa norteamericana representa el 88 % del PIB creado por ese país en el 2007. Pero nada, Cuba se desbarranca, más o menos afirma Bush.
Paradojas, curiosas paradojas. Apunta la CIA que el crecimiento de la producción industrial cubana fue del 8 %, para así devenir la vigésima novena nación de mayor incremento entre 182 reportadas. Estados Unidos, el “próspero” Estados Unidos de W. Bush, alcanzó un “respetable” 0,5 %.
Cuba, país objeto de fuertes sanciones económicas unilaterales por parte de sucesivas administraciones de la nación del Potomac, tuvo según la CIA una inflación del 3,6 %, en tanto Estados Unidos solamente 2,7. Pero países favorecidos por las políticas económicas norteamericanas, o al menos sin grandes antagonismos respecto a las mismas, registraron índices más preocupantes.Por ejemplo, Rusia 11,9; China, 4,7; Polonia, 4,1 y México 3,8.
La “Compañía”, que cuando quiere no se deja pasar gato por liebre, apunta que la tasa de desempleo cubana fue de 1,9 %, en tanto la norteamericana de 4,6, para así calificarse a la tierra de José Martí como el décimotercer país con menos desocupación en el mundo. Mas no importa, seguro que no importa para Bush, aferrado a unos trece según los cuales el régimen económico “castrista” es un fracaso que ahoga al pueblo de Cuba.
No es este periodista dado a la apología del desempeño económico criollo, en país donde según estudios no oficiales la familia debe emplear alrededor del 50 % de su presupuesto para costear los alimentos que necesita. Pero, sin desdoro de análisis como ése, deviene acto de honradez señalar una vez más la palmaria contradicción entre las apreciaciones de la CIA sobre dicho desempeño, y las tendenciosas, por no decir mentirosas, afirmaciones de Bush y sus acólitos sobre las realidades de la economía de Cuba.
Por ello, vale una vez más apuntar: definitivamente, Cuba es un país extraño.
Fuentes:
1.- Manuel David Orrio. Cuba, su economía y la CIA. Mención en el género de Artículo del Concurso Nacional de Periodismo 26 de Julio, correspondiente al 2007
2.-CIA, The World Factbook – Cuba, actualización al 20 de marzo del 2008.
https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/cu.h
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