lunes, 7 de abril de 2008

A 60 años del bogotazo.

...por Julián Rivas

Con la muerte de Alfonso López Michelsen,el año pasado, se cerró un largo capítulo de la historia oficial de Colombia, que marcó el siglo veinte.

Es un cierre con formalismo, porque la historia de Colombia sigue siendo la misma. Se arrastra, una larga e interminable guerra. Infinita. Y menos fin tendrá mientras intervenga Estados Unidos como mentor de las oligarquías. Un aspecto característico de este cierre y apertura de otro proceso, de la transición uribista, el gobierno de Álvaro Uribe, es que los herederos oligarcas se unieron a grupos mafiosos para dirigir un Estado tutelado por Estados Unidos y su casta ultraconservadora.

En el largo capítulo de esta historia colombiana hay que destacar hoy los sesenta años que se cumplen de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán, un caudillo liberal que en vida, y particularmente tras su muerte, marcó la historia de Colombia. La muerte de Gaitán fue el 9 de abril de 1948. Pareciera que sesenta años no son nada, y en verdad son bastante.

En Colombia sigue mandando una oligaquía que nunca sabrá explicar de dónde le vienen sus títulos "nobiliarios". Siguen mandando unos grupos familiares de una audacia olímpica. Un ejemplo, los Holguín que están en el gabinete de Uribe son herederos directos de un esclavista y supuesto poeta de nombre Julio Arboleda que se alzó en armas por 1850, cuando el gobierno de entonces declaró la abolición de la esclavitud. También son herederos del dictador Reyes, de los Caldas y Pombos, de una estirpe más propia de una monarquía que de una república, pues. Así las cosas, Carlos Holguín Sardi, ministro del Interior del gobierno uribista, es el padre del otro Carlos Holguín, embajador de Colombia en Ecuador y expulsado de Quito tras la agresión gringo-bogotana contra la soberanía ecuatoriana el pasado primero de marzo. Son gente acostumbrada a gozar una y parte de la otra con el paramilitarismo que asesina sindicalistas. A eso los derechistas llaman democracia.

En cierta manera esta es una crónica sobre Colombia que pretende unir cosas que al menos llenen un poco el crucigrama. Entre los cronistas del oficialismo colombiano de hoy día, en Venezuela podemos remitirnos también a Beatriz de Majo, ex esposa del potentado Gustavo Rooosen, figura por demás de los gobiernos de los viejos partidos AD y Copei. La señora, majadera por donde se le mire, apareció en el canal de televisión Televen soltando perlas ingratas sobre los venezolanos. En el caso colombiano, ella es especialista de la cotidianidad oficial, la uribista, y lo hace con gusto. Por supuesto que le gustaría que en Venezuele exista una casta gobernante igualita a la de Colombia.

Recapitulemos: López Michelsen, fue una figura del liberalismo, y uno de los “hijos del Ejecutivo”, como se estila llamar en Colombia a quienes son herederos de sangre y de hecho de los primeros cargos del país. A lo largo de su vida fue visto como teórico, buen ensayista, de la política, el manejo del Estado, oligárquico por supuesto, versado en vallenato y también estudioso del bolero, género musical latinoamericano.

Así López Michelsen fue entre otros detalles de su larga vida y abultado curriculum, Presidente de Colombia, Canciller y primer gobernador que tuvo el Departamento del César, cuando Valledupar y áreas de influencias dejaron de ser La Guajira y asumieron carácter departamental. Así pulió sus conocimientos sobre vallenato. Fue padrino de vallenateros, y a su lado, en estos menesteres culturales del vallenato, estuvo la familia Araújo Noguera, actualmente afectada por el llamado "affaire" de la parapolítica, que le costó el cargo a la cancillera de la familia, y que tantos dolores de cabeza da al Presidente Alvaro Uribe.

Curiosamente López Michelsen tuvo un sarampión izquierdoso. Fue cuando fundó el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), por 1957. Este movimiento nació como una respuesta al llamado Frente Nacional, acuerdo de alternación del poder que suscribieron Alberto Lleras Camargo por parte de la cúpula liberal y Laureano Gómez por el Partido Conservador, en el eclipse de la dictadura de Rojas Pinilla.

Lleras Carmargo fue hijo putativo de Alfonso López Pumarejo, padre de López Michelsen, y dos veces presidente de Colombia en nombre del partido Liberal.

El abuelo de López Michelsen fue educado en Londres, y fue banquero de capitales norteamericanos.

”El modelo de Alberto Lleras eran los Estados Unidos, y por lo mismo fue su partidario entusiasta”, escribió Gabriel García Márquez en el prólogo a las memorias de Lleras Camargo. Ese es el rollo con García Márquez, en la medida que fue reconocido por la oligarquía, le tomó algo de cariño.

Pero bueno, este Lleras era medio granuja, como su abuelo, de quien ya hablaremos. Alberto Lleras al principio no se sintió muy a gusto con los liberales y más bien dio apoyo a Laureano Gómez, en 1925, cuando éste era ministro del gobierno conservador y autoritario de Nel Ospina. Lleras era reportero del diario El Tiempo, cotidiano que ha floreado presidentes y vicepresidente en Colombia, que influye en la opinión pública y que hoy es algo así como el vocero oficial del Presidente Uribe y de la política pronorteamericana que actualmente se adelanta en el país de al lado, justo al lado. Los Santos, dueños de El Tiempo, tienen poco de angelicales, y siempre están prestos a alguna declaración odiosa contra Venezuela. Y un elogio para Estados Unidos.Very well¡.

Esta es otra cosa, López Michelsen se proclamó como experto en “Santos”, insistimos, la familia dueña de El Tiempo, que lo atacó duro cuando él denostó del Frente Nacional liberal-conservador de 1957. Pero vayamos paso a paso. Entre 1930 y 1936 se habla en la historia de Colombia de la etapa liberal. La comenzó Olaya Herrera, quien tuvo política petrolera entreguista. Luego vino Alfonso López Pumarejo (1934-1938), quien habló de reformas. Fue el momento en que Lleras Camargo se estrenó como ministro. Entre 1938 y 1942 le tocó el turno al diario El Tiempo, con Eduardo Santos. A Gaitán le dieron chance para ser Ministro de Educación.

Curiosamente Lleras se opone a este gobierno y crea un periodico, El Liberal, desde donde lo ataca. En 1942 volvió el viejo López, y Lleras también. Fueron los días en que los conservadores de Laureano Gómez se hicieron violentos, y el gobierno le tocó terminarlo Alberto Lleras, entre agosto del 45 y agosto del 46. Mariano Ospina Pérez aprovechó la crisis liberal, y el poco gusto que tuvo Lleras con Gaitán. Dos candidatos tuvieron los liberales, uno oficial, Gabriel Turbay, con apoyo de Lleras, el pronorteamericano, y otro disidente, Gaitán, con fuerte apoyo de las masas trabajadoras. Esta división del voto liberal, permitió a los conservadores ganar las elecciones y ser gobierno, y abrir una guerra que todavía no termina. Por estos tiempos mataron a Gaitán, temiendo los oligarcas que ganaría los comicios de 1950.De eso se cumplen ya sesenta años.

La muerte de Gaitán trajo una crisis que no termina, y como muestra vemos que el diario El Tiempo tiene ministro de Defensa y vice presidente en el gabinete de Alvaro Uribe. En 1949 ganó la presidencia de Colombia el jefe Conservador Laureano Gómez. La insurrección popular llevó a que en 1953 los militares se agarraran el gobierno definitivamente, la dictadura pues. El general Rojas Pinilla fue la figura hasta 1957. Su caída, para dar paso a la "democracia representativa", precipitó el acuerdo entre jefes liberales y conservadores. El Frente Nacional, acuerdo cupular entre Lleras y Laureano Gómez, se hizo por propuesta del primero al segundo, quien estaba exiliado en España, en la playa catalana de Sitges, impune sus crímenes y protegido por Franco, el héroe de José María Aznar.

Contra el Frente Nacional, y contra el Presidente Lleras Camargo, de quien ya no había dudas que era el hombre favorito de Estados Unidos, López Michelsen puyó duro. Sentía, y así lo denunciaba, que el pacto era excluyente. Lo acompañaba en su peregrinaje por el país Alvaro Uribe, que no tiene nada que ver con el tercio de ahorita.

Pasados los años, y superado el sarampión rebelde, López Michelsen supo volver al redil liberal y al sistema. Fue presidente electo entre 1974 y 1978, por los tiempos en que aquí gobernaba Carlos Andrés Pérez. De aquellos tiempos rebeldes de fines de los 50 y comienzos de los 60 del siglo pasado, a López le quedó cierta admiración por Fidel Castro. Nada más, porque su gobierno fue antipopular. También le quedó un libro algo enmohecido, pero bueno de guardar por lo bien escrito y mejor prologado. “Colombia en la hora cero”, es un buen libro, con prólogo de Indalecio Liévano Aguirre, el editor del Bolívar que al decir del Ronco Moleiro es la mejor biografía sobre el Libertador de Venezuela y Colombia. Lleras Camargo, la especie de hijo putativo de Alfonso López Pumarejo, es junto a Santander, la pareja de colombianos que tiene estatuas de hombres ilustres en la OEA , el Ministerio de Colonias de Estados Unidos, calificación que le dió alguien que no se equivocó. Y en efecto, Lleras Camargo, como canciller de Colombia, fue promotor de la Unión Panamericana, uno de los ejes de la política de Estados Unidos para América Latina a lo largo del siglo 20.

Es nieto de Lorenzo María Lleras, hijo de un español emigrado a Panamá que antes de la declaración de independencia apareció por Santa Fe de Bogotá, para entonces capital virreinal. Con los años Lorenzo Lleras, siendo un jovencito, se hizo una especie de secretario de Santander. Fue por los tiempos en que Bolívar era presidente y se fue a liberar Quito, Guayaquil, el Perú y a fundar a Bolivia. Santander como Vicepresidente aprovechó la ausencia de Bolívar e hizo el trabajo que dificultó su retorno triunfal, que impidió el feliz término de la Convención de Ocaña, y que en última instancia posibilitó el alzamiento de una facción militar y el frustrado atentado de septiembre de 1828.Este deseo de eliminar a Bolívar fue concebido como "tiranicidio".

Curiosamente, en este clima de agitación política y de desconocimiento del Libertador, el joven Lleras se hizo editor de gacetillas que atacaban duro a Bolívar. Por los días de reacción y castigo con exilio a Santander, como autor intelectual del fracasado magnicidio, el joven Lleras paró la carrera en Estados Unidos. Volvió para 1830, para los momentos en que en la calle los santanderistas acentuaban la petición de renuncia de Bolívar a la jefatura del joven estado colombiano. Ido Bolívar a mediados de 1830, asumió Mosquera como presidente, y luego se produjo el golpe de Estado de Rafael Urdaneta, hasta que finalmente a partir de 1833 gobierna Santander como Presidente de una Colombia definitivamente separada de Venezuela y Ecuador.

En 1834, como alcalde parroquial de Bogotá, Lorenzo Lleras tuvo el encargo de expulsar de Bogotá a Manuelita Saenz, a la fueza y con pocos trapos encima. Por esos días, decía que "amaba a Santander".
Como vemos no es de ahora nuestro dolor de cabeza con la oligarquía bogotana. Es viejo. Permite decir, como aquel señor del Oriente venezolano: si me caliento es pa' na, y si me pongo bravo es lo mismo.

Los oligarcas colombianos tienen apoyo de los gringos, y eso les da coraje, como diría el mexicano.
El asunto no es fácil. Y las soluciones no están a la vuelta de la esquina. Jaime Bateman, fundador del M19, afirmó en una oportunidad que Colombia tenía la particularidad de que cuando los revolucionarios hablaban de democracia, los gamonales hablaban de democracia, y cuando hablaban de paz, los gamonales hablaban de paz. Los gamonales, es decir, la oligarquía colombiana, sabe más que pescado frito. Como el expresidente Rafael Caldera por estos lares venezolanos. Qué molleja, soltaría un zuliano.

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