domingo, 27 de julio de 2008

Feliz cumpleaños, Mandela, por fin ha dejado de ser usted “terrorista” a los 90 años.

¿Habéis leído que la noticia reciente más importante es que el Congreso norteamericano ha tomado la decisión, el 26 de junio del 2008, de quitarle la etiqueta de "terrorista" a un héroe en la lucha por la libertad y la justicia, nada menos que el ex presidente de la República de Sudáfrica Nelson Mandela? Esto significa, por supuesto, que por más de medio siglo el Congreso Nacional Africano (ANC en sus siglas inglesas), con su icono, Nelson Mandela, los luchadores contra el apartheid en definitiva, estaban clasificados como terroristas. Esta clasificación siguió vigente incluso tras la derrota del apartheid y durante la presidencia de Nelson Mandela y después de ella. Incluso cuando Mandela visitó los EE.UU., el 24 de octubre de 1994, ya como presidente de Sudáfrica, aún figuraba como terrorista en la lista y en consecuencia podía ser arrestado y juzgado en los EE.UU. como tal.

Don Payne, uno de los congresistas que votó para la retirada de Mandela de la lista de terroristas bajo vigilancia, invocó "el trabajo incansable de Nelson Mandela y de otros para poner fin al sistema opresivo e inhumano del apartheid en Sudáfrica" y dijo que la retirada era "una gran victoria para la justicia." Añadió estar "satisfecho de que hayamos sido capaces de mostrar nuestro respeto y alta estima por un hombre que es amado y admirado en todo el mundo." ¿Entonces por qué el Congreso de los Estados Unidos tomó la decisión de poner el nombre de un luchador por la libertad que era "amado y admirado en todo el mundo", como ahora dicen, en el primer puesto de la lista de terroristas a vigilar? Si los congresistas ahora reconocen que Nelson Mandela estaba luchando contra un "sistema opresivo e inhumano", ¿por qué clasificaron a la ANC y a su presidente, que luchaban contra ese sistema, como terroristas? ¿Cuánto tiempo retrasó esta decisión del Congreso el triunfo del pueblo sudafricano y prolongó el encarcelamiento de Mandela en la celda 46664 en la prisión de Robben Island de Ciudad del Cabo?

Hay quien dice que el Congreso de los EE.UU. retiró su nombre de la lista de terroristas sólo por las celebraciones de su 90 aniversario este 18 de julio del 2008. ¿A cuántos luchadores por la libertad se les permitirá vivir hasta los noventa años para poder ver sus nombres retirados de la lista de malhechores y colocados en la de honorables? La clasificación de la ANC y de Nelson Mandela como terroristas, juzgados ilegales en la Sudáfrica del apartheid, proporciona un giro irónico a la decisión tomada por el Congreso de los EE.UU. y a los objetivos y valores morales de decisiones como ésa, especialmente si la decisión fue hecha muchos años antes del 11-S y, en consecuencia, [los congresistas] no pueden acogerse al pretexto de que con ello defienden la seguridad de los EE.UU. Recuérdese que muchos de los luchadores por la libertad y contra la ocupación y la opresión en todo el mundo, de Ernesto Che Guevara a Salvador Allende y a Patrice Lumumba y otros muchos en India, Algeria, Palestina, Líbano o Sudáfrica, estuvieron en esta lista norteamericana.

La segunda pregunta que surge es ¿cuántos luchadores por la libertad, la justicia y la democracia están hoy en esa lista? Después del 11-S los Estados Unidos empezaron a elaborar una clasificación de países y personas, y luego a actuar por cuenta propia invadiendo países, ocupando otros, apoyando militar y financieramente la ocupación y los asentamientos, y permitiendo el castigo colectivo y el genocidio contra numerosos pueblos indígenas desarmados. Es un principio fundamental que ningún país del mundo tenga la autoridad moral para clasificar personas, movimientos o países e imponer internacionalmente su agenda política para tratar con estas personas, movimientos y países. Este tipo de juicios deberían confiarse a un cuerpo jurídico internacional que sea reconocido internacionalmente como una autoridad moral incuestionable. En los últimos años la mayor parte de las políticas occidentales han seguido las directrices del gobierno estadounidense, especialmente tras el 11-S, oprimiendo y presionando a los luchadores por la libertad y los movimientos por la independencia bajo el pretexto de "combatir el terrorismo". Así se entienden las medidas tomadas contra el pueblo árabe en Palestina, Irak, Líbano, Sudán o Somalia.

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