El negocio de los seguros siempre ha resultado una excelente inversión para el capital y, en esta faceta, CC.OO. y UGT no se han quedado parados.
Hace años que CC.OO. es accionista de la multinacional de seguros Atlantis en la que posee un 5% de su accionariado. A finales de 2006, UGT vende a Atlantis el 80% de su aseguradora ASP (Aseguramiento en Seguros y Previsión) de la que era único accionista, y adquiere el 5% del accionariado de Atlantis. De esta manera los dos grandes sindicatos se convierten en socios preferentes de la multinacional.
El Grupo Atlantis, en origen, estaba formado por tres empresas: Atlantis Seguros, Atlantis Vida, y Atlantis Asesores (100% de CC.OO.). En diciembre de 2006, como hemos dicho, se le unió ASP de la que UGT conserva el 20%. El accionista mayoritario del Grupo Atlantis es la aseguradora francesa: MAIF, La “Mutuelle Assurance des Instituteurs de France”, que asegura al 90% del profesorado francés. Le siguen en este escalafón: MACIF que es la mutua de los asalariados de la industria y del comercio. Los cinco grandes sindicatos de Francia de estos dos sectores, junto a otros miembros de la economía social, participan en su gestión y control, y el grupo UNIPOL que es el asegurador de la economía social en Italia. Fue creado en 1961 y está participado por la Liga Nacional de Cooperativas y Mutuas de Italia, los sindicatos nacionales, las organizaciones de trabajadores independientes y otros aseguradores de economía social (entre ellos MAIF y MACIF). UNIPOL protege a más de 6,5 millones de personas en Italia .
Los lazos entre Atlantis y los dos grandes sindicatos “obreros” españoles son tan claros que la compañía aseguradora se anuncia en las páginas web de los sindicatos dentro del apartado de servicios, y ambas organizaciones aparecen como entidades vinculadas al grupo en su web .
Como puede comprobarse, existe un verdadero entramado sindical europeo en el negocio de los seguros.
Pero todo esto se quedaría en el ámbito de lo anecdótico toda vez que hace tiempo que las organizaciones sindicales han entrado en la modernidad del mercado, las inversiones, y los negocios especulativos. Poco puede sorprender que las empresas (y CC.OO. y UGT lo son) inviertan su capital para la obtención de beneficios.
También, por conocido, no deja de ser asombroso que ambas centrales se garantizaran el negocio de las pensiones de los funcionarios públicos a través de una empresa: Gestión de Previsión y Pensiones, de la que forman parte de su accionariado junto con el BBVA (70% BBVA, 15% UGT y 15% CC.OO) que fue elegida en un concurso público a través de una comisión de la que formaban parte los dos sindicatos. Vamos, que se “autoeligieron”.
Al mundillo de las aseguradoras se le abre una gran línea de negocio en el futuro próximo: la gestión de las prejubilaciones. Hace ya tiempo que UGT y CC.OO. andan detrás de controlar las Mutuas de Seguros y, la operación con Atlantis puede ser un primer paso
De entre los chanchullos indecentes que han acontecido en la utilización de trabajadores para obtener réditos, el más llamativo es el caso de la empresa vizcaína Babcock, una sucursal de la multinacional Austriaca “Austrian Energy” desde su privatización por parte de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) en la anterior legislatura.
Esta empresa privatizada por la SEPI a través de un acuerdo con los Sindicatos en 2002, y que estaba inmersa en una orgía de despidos, y que tenía en el momento de ese acuerdo una plantilla de 425 trabajadores, fue adquirida anteriormente por una multinacional alemana (Baccock Borsing) que suspendió pagos al poco tiempo y obligó a la SEPI y sindicatos a buscar un nuevo comprador. Terminó por adquirirla el grupo holandés AEE/ATB mediante un contrato de compraventa firmado en el año 2004.
Hoy (abril del 2007) sigue el conflicto con la plantilla mucho más reducida a través de distintas fases de prejubilaciones de las que, tanto CC.OO. como UGT, no están al margen y piden que se produzcan más. A todo esto, la SEPI ya ha anunciado que va a dejar de suministrar fondos. Pero, ¿cómo se benefician los sindicatos de estas crisis?.
En el caso de Babcock, a través de un sucio, pero legal, procedimiento:
Babcock contrata un seguro con una financiera para pagar las prejubilaciones de los trabajadores; el seguro lo paga la SEPI (dinero público). La empresa contrató a Atlantis Asesores como intermediaria para la contratación del plan de pensiones de los trabajadores prejubilados. Atlantis Asesores es una empresa del grupo Atlantis participada al 100% por CC.OO.
Atlantis Asesores se dirigió por carta a varias aseguradoras españolas (Mafre, BBVA Seguros, La Estrella, Vitalicio, Caser, y algunas más) para notificarles el interés de la multinacional holandesa en la formalización de un plan de pensiones para 283 trabajadores. Ya avanzaba Atlantis que los gastos externos (comisiones de intermediación) ascenderían al 1% del total de la póliza (unos 90 millones de €). UGT no iba a quedarse fuera de juego y, como todavía no era accionista de Atlantis, recomendó (a través de su Federación del Metal en Asturias) a otra intermediaria de nombre Bango.
De esta forma, los sindicatos que negocian el futuro de una empresa que llegó a contar en 1978 (cuando estaba nacionalizada) con 5.160 trabajadores, y que ahora no pasa de 325, se ha beneficiado del dinero público que la SEPI ha ido inyectando (122 millones de € anuales). Y la historia está inconclusa. No hace falta más que introducir en cualquier buscador el término “babcock” para observar que siguen reduciendo la plantilla y el interés de los representantes sindicales en continuar prejubilando hasta la total desaparición de la empresa. Hay que chupar de las comisiones – que paradoja – hasta el final.
Intentar distinguir en los tiempos que corren entre el mundo empresarial y el sindical implica un esfuerzo que sólo los ingenuos o los muy interesados en chupar de la burocracia sindical afrontan. Detrás de cualquier pensión; detrás de cualquier ERE; detrás de cualquier crisis donde se hable de prejubilaciones y reducciones de plantilla estarán los sindicatos a la caza de “comisiones” y beneficios a través de sus variopintas empresas.
Y, claro, como no tienen que rendir cuentas a nadie (sería ofender a quien lea estas líneas mencionar las Comisiones Gestoras de Cuentas) y trasvasan fondos de aquí para allá cuando les conviene, el negocio es redondo. No pasará mucho tiempo para que les veamos cotizar en bolsa.
Qué pena da ver a tantos currantes ondeando banderas rojas y manifestándose aquí y allá detrás de estos "emporios" de los Seguros y las Pensiones. ¡¡ Que pena...!!
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