Entrevista a la Federación Anarquista de Río de Janeiro (FARJ)
Realizada por Thierry Libertad para la revista virtual Divergences entre diciembre de 2007 y febrero de 2008.
- Thierry Libertad: ¿Qué es la FARJ y desde cuándo existe?
Realizada por Thierry Libertad para la revista virtual Divergences entre diciembre de 2007 y febrero de 2008.
- Thierry Libertad: ¿Qué es la FARJ y desde cuándo existe?
Federación Anarquista de Río de Janeiro: La FARJ es una organización específica anarquista, que se fundó el 30 de agosto de 2003 como resultado de un proceso de organización y lucha en Río de Janeiro – Brasil, la cual tuvo su inicio décadas antes. El objetivo, en el momento de su fundación, era consolidar una organización anarquista que buscara contribuir para retomar el vector social perdido por el anarquismo brasileño, aún en la década del 30. En el momento de la fundación publicamos un “Manifiesto de Fundación” donde ya se afirmaba nuestro deseo de lucha por un anarquismo organizado, inspirados en la historia de resistencia del anarquismo en Río de Janeiro. También publicamos nuestra “Carta de Principios”, en la que definimos los principios que nortearían todas nuestras acciones: libertad; ética y valores; federalismo; internacionalismo; autogestión; acción directa; clasismo; práctica política e inserción social; y apoyo mutuo.
- T.L.: ¿Qué quieren decir con “retomar el vector social”?
FARJ: Le decimos vector social del anarquismo a su presencia e influencia en los movimientos populares y en la lucha de clases. En realidad, el anarquismo nunca desapareció en Brasil como propuesta ideológica contundente y consistente, sino que, durante la década del 30, perdió su primer gran vector social – representado, en esa época, por el sindicalismo revolucionario. Eso sucedió, en gran medida, a causa de la dependencia de los sindicatos al Estado, de la represión cometida por las autoridades y de la ofensiva bolchevique. Como recomendaba Malatesta, los anarquistas deberían estar en todos los campos que suscitaran las contradicciones del capitalismo, haciéndolas funcionar de la forma más libertaria posible; y ésta era la orientación de los anarquistas cuando buscaban inserción en los sindicatos. Otro factor que contribuyó para esta pérdida fue el hecho de que muchos anarquistas creyeron en el movimiento sindical como un fin en sí mismo, dejando de lado la organización específica anarquista. Los anarquistas brasileños, como fue el caso de José Oiticica, ya habían notado que este fuerte movimiento que se iba formando desde inicios del siglo XX no se bastaría a sí mismo, sino que sería un campo para la actuación de los anarquistas, que en él deberían actuar, organizados política e ideológicamente en una organización específica anarquista. Cuando los problemas citados acometieron al sindicalismo, el hecho de que los anarquistas no estuvieran más organizados ideológicamente, originó que no consiguieran encontrar más otro vector social. Con la pérdida de este vector, los anarquistas brasileños fueron a refugiarse a las ligas anticlericales, en centros culturales, ateneos, escuelas, colectivos editoriales y de dramaturgia, etc. Esos espacios eran – y son – propuestas interesantes y vitales, pero son más efectivas cuando están ligadas a un movimiento social real. Desvinculadas de una práctica social concreta, esas iniciativas no fueron capaces de promover la propaganda y el revuelo de la manera que lo pretendían aquellos compañeros. Para nosotros, desde los problemas con el sindicalismo, el anarquismo no logró encontrar más un vector social y nuestro objetivo ha sido contribuir con la lucha para encontrar otros movimientos sociales que permitan esta “reinserción” del anarquismo.
- T.L.: ¿De quién es la iniciativa de fundación de la FARJ?
FARJ: En 2002 nuestra idea era estudiar los posibles modelos de organización anarquista y fundar una federación con el objetivo de coordinar y potenciar los resultados del anarquismo de Río de Janeiro. Comenzamos en la Biblioteca Social Fábio Luz (BSFL) un ciclo de estudios en donde discutimos textos clásicos de Bakunin, Malatesta, Fabbri; documentos como la Plataforma Organizacional de los Comunistas Libertarios, y los modelos organizacionales especifista (a partir del modelo de la Federación Anarquista Uruguaya – FAU) y sintetista (a partir del modelo de la Federación Anarquista Francófona – FA). Al final de este proceso, hubo una serie de divergencias dentro del grupo, ocasionando la salida de algunos miembros, que decidieron crear otra organización. El grupo que permaneció hasta el fin de las discusiones del ciclo de debates fue aquel que fundó la FARJ.
- T. L. ¿Y cuál fue el modelo de organización escogido?
FARJ: Optamos por el modelo específico – conocido por otros nombres como “especifismo” o anarquismo organicista – en gran medida inspirado en la FAU. Por las discusiones que tuvimos, llegamos a la conclusión de que sería imprescindible trabajar con movimientos sociales y populares, y que, para ello, deberíamos crear una organización con énfasis en el compromiso militante. Una organización en estos moldes defiende algunas posiciones claras: la organización como minoría activa; el énfasis en la necesidad de organización; la unidad teórica y la unidad de acción; la producción de teoría; la necesidad de trabajo social e inserción social; el entendimiento del anarquismo como herramienta para la lucha de clases en la búsqueda de un proyecto socialista libertario; la diferencia entre los niveles de actuación política (de la organización anarquista) y social (de los movimientos populares); y la defensa de una militancia que se haga con estrategia. Es obvio que la organización no nació trabajando con todos estos conceptos, pero hemos perfeccionado nuestro trabajo en ese aspecto, a lo largo de estos años.
- T. L. ¿Es posible detallar aún más cómo funciona esa manera de organización?
FARJ: Este modelo de organización sostiene que la función de la organización específica anarquista es coordinar y hacer convergir a las fuerzas procedentes de las actividades militantes, construyendo una herramienta de lucha sólida y consistente, que busca un objetivo finalista: revolución social y socialismo libertario. Creemos que el trabajo sin (o con poca) organización, en donde cada cual hace lo que quiere, mal articulado o incluso aislado, es ineficiente. El modelo de organización que defendemos busca multiplicar el resultado y la efectividad de las fuerzas militantes. En este modelo, la organización específica anarquista trabaja como minoría activa, o sea, un grupo de anarquistas que, organizados en el nivel político e ideológico, parte hacia las acciones en el nivel social – movimientos sociales, sindicatos, etc. En este trabajo, la organización de minoría activa se ocupa de influenciar a los movimientos y luchas con los que está involucrado, para que funcionen de la forma más libertaria posible. Siempre que actúa en el nivel social, la minoría activa no busca posiciones de privilegio, no impone su voluntad, no lucha por los movimientos sociales, sino que con ellos, por eso se diferencia de la “vanguardia” marxista-leninista. Es así, la ideología dentro del movimiento social y no al inverso. Entendemos la unidad teórica como necesaria, pues la organización no puede trabajar con cualquier teoría, o con múltiples teorías; eso conduce a una falta de articulación, o incluso a una articulación conflictiva del conjunto de conceptos que lleva, sin dudas, a una práctica equivocada, confusa o aun muy poco eficiente. Esta unidad siempre se alcanza colectivamente y de manera horizontal en el seno de la organización. La unidad teórica camina junto con la unidad de acción. Por medio de ella, la organización actúa para poner en práctica las acciones que fueron establecidas dentro de la estrategia de lucha. Habiendo definido una línea teórico-ideológica y un programa estratégico, todos los militantes – después, la organización como un todo – poseen la obligación de realizar las acciones tácticas establecidas dentro del programa estratégico. En suma, todos deben “remar el barco hacia el mismo lado”. Este modelo de organización se caracteriza, aún más, por el énfasis que le da a la necesidad del trabajo social y de la inserción social. El trabajo social es la actividad que realizan los anarquistas organizados en los movimientos sociales y populares; y la inserción social es la inserción de las ideas y de los conceptos libertarios en estos movimientos. Si queremos luchar por una sociedad sin explotación ni dominación, no hay coherencia en hacerlo sin el compromiso de quien es la mayor víctima de la sociedad capitalista de clases: el pueblo explotado y dominado. Asumir esta postura no significa idolatrar al pueblo o creer que es revolucionario en su esencia, sino apenas concordar con la idea de que la lucha contra la explotación se debe dar con la participación de aquellos que son los más explotados. Por eso, estimulamos fuertemente la actuación en movimientos sociales populares, autónomos y combativos o inclusive su creación. Creemos que el anarquismo, para florecer, debe ser utilizado como herramienta para la lucha de clases. Otra característica de este modelo de organización es la diferencia entre los niveles político y social de actuación. No creemos que haya una jerarquía de la organización política sobre el movimiento social (como es para los autoritarios); para nosotros, esta es una relación complementaria y dialéctica, imprescindible para ambos. Así, el nivel político (de la organización anarquista) debe actuar en el nivel social (de los movimientos sociales) que está organizado en torno a cuestiones pragmáticas para la mejoría de las condiciones de vida de la clase explotada. Para que esto se haga con coherencia, se desarrollan estrategias en el seno de la organización anarquista: es en este ámbito donde se hacen los análisis de coyuntura; se tratan los contextos mundial, nacional y regional; se analizan los movimientos y las fuerzas populares en juego, sus influencias, potencialidades; las cuestiones de la política institucional que tienen influencia sobre los ambientes en los que nos proponemos actuar. En este mismo ámbito de la organización específica, se dan las reflexiones sobre los objetivos a largo plazo, o sea, forjar nuestras concepciones de revolución social y del propio socialismo libertario. Tras eso, lo más complicado: pensar en una propuesta de acción que buscará alcanzar tales objetivos, o al menos, hacer que se vuelvan más palpables. La estrategia tendrá que responder la siguiente pregunta: ¿cómo salir de donde estamos para llegar a donde queremos? A esa línea “macro” (de diagnóstico, objetivos de corto, medio y largo plazo) designamos estrategia y a los grandes objetivos, los objetivos estratégicos. La estrategia, a continuación, es detallada en una línea más “micro”, o sea, táctica, que determinará las acciones que se colocarán en práctica los militantes o grupos de militantes y que buscarán alcanzar los objetivos tácticos. Obviamente que, la realización de los objetivos tácticos nos acerca de forma importante a los objetivos estratégicos. Así, tal opción de organización exige un alto nivel de compromiso de los militantes.
- T. L.: ¿Quién la integra y cómo funciona?
FARJ: La FARJ es una organización de individuos que posee militantes orgánicos y lo que podríamos llamar una “red de apoyo”, compuesta por personas que nos ayudan de diferentes formas. Estamos divididos, los militantes orgánicos, en lo que llamamos “frentes de trabajo”, o “frentes de inserción”. Hasta el año 2007 estuvimos trabajando con dos frentes: uno de ocupaciones urbanas y otro comunitario. A partir de 2008 tenemos nuestro tercer frente: agroecológico. Hay una política determinada colectivamente por la organización que se emplea en los frentes, que poseen cierta autonomía para trabajar esta aplicación. De la misma forma, las líneas maestras de lo que se realiza en los frentes se informan a la organización que las discute colectivamente. El resultado de este proceso de determinación de política, discusión y aplicación de la política en los espacios de inserción, observación, análisis y discusión de los resultados de esa aplicación práctica de la política es lo que constituye nuestro funcionamiento básico.
- T.L.: ¿Cómo se sitúa la FARJ en la historia del movimiento libertario brasileño?
FARJ: Estamos ligados a una historia que tiene mucha relación con la militancia de Ideal Peres. Ideal era hijo de Juan Pérez Bouzas, un inmigrante anarquista, español y zapatero, que tuvo una participación importante en el anarquismo a partir del final de la década de 1910. Fue un activo militante de la Alianza de los Artífices en Calzados y de la Federación Obrera de San Pablo (FOSP), habiendo actuado destacadamente en incontables huelgas, piquetes y manifestaciones. En los anos 30 también actuó en la Liga Anticlerical y, en 1934, tuvo una participación decisiva en la Batalla de Sé – cuando los anarquistas rechazaron a los integralistas (fascistas) bajo ráfagas de ametralladoras, con participación de la Alianza Nacional Libertadora (ANL), una coordinación que sostenía la lucha antifascista, combatiendo al imperialismo y al latifundio. Ideal Peres nació en 1925 e inició su militancia en 1946, participando de la Juventud Libertaria de Río de Janeiro; de los periódicos Ação Direta y Archote; de la Unión de los Anarquistas de Río de Janeiro; de Congresos Anarquistas que se realizaron en Brasil; y de la Unión de la Juventud Libertaria Brasileña. Tuvo una relevante participación en el Centro de Estudios Profesor José Oiticica (CEPJO), sitio de una serie de cursos y ponencias, teniendo como “telón de fondo” el anarquismo, y que fue clausurado por la dictadura en 1969, cuando Ideal quedó detenido por un mes en el antiguo Departamento de Orden Político y Social (DOPS). Después de la prisión, Ideal organizó en su casa, aún en la década del 70, un grupo de estudios que tenía como objetivo acercar jóvenes interesados en el anarquismo para, entre otras cosas, ponerlos en contacto con antiguos militantes y establecer vínculos con otros anarquistas de Brasil. Este grupo de estudios constituiría el germen del Círculo de Estudios Libertarios (CEL), concebido por Ideal y su compañera Esther Redes. El CEL funcionó en Río de Janeiro de 1985 a 1995, teniendo cerca (o inclusive dentro) de sí la formación de otros grupos como el Grupo Anarquista José Oiticica (GAJO), el Grupo Anarquista Acción Directa (GAAD), el Colectivo Anarquista Estudiantil 9 de Julio (CAE-9), el grupo Mutirão; además de publicaciones como Libera...Amore Mio (fundado en 1991 y que existe hasta hoy), la revista Utopia y el periódico Mutirão. Además de esto, el CEL promovió eventos, campañas y decenas (sino centenas) de ponencias y debates. Hoy en la FARJ hay compañeros que llegaron en la época del grupo de estudios en la casa de Ideal y compañeros que llegaron en la época del CEL. Con la muerte de Ideal Peres, el CEL decide homenajearlo modificando su nombre para Círculo de Estudios Libertarios Ideal Peres (CELIP). El CELIP le dio continuidad al trabajo del CEL, siendo responsable por agregar a la militancia de Río de Janeiro y proseguir con su perfeccionamiento teórico. Además, el CELIP siguió con la publicación de Libera, haciendo por medio de este, relaciones con grupos de todo el país y también del exterior. Trajo importantes reflexiones libertarias sobre asuntos que estaban a la orden del día en Brasil y en el mundo de aquella época y sirvió para la divulgación de textos y noticias de diversos grupos del país. Las ponencias y debates continuaron, sumando nuevos militantes, y las relaciones que algunos militantes tuvieron con la Federación Anarquista Uruguaya (FAU) acabaron influenciando significativamente el modelo de anarquismo que se fue desarrollando dentro del CELIP. Este fue coorganizador del Encuentro Provincial de Estudiantes Libertarios de Río de Janeiro (ENELIB), en 1999; participó del Encuentro Internacional de Cultura Libertaria, en Florianópolis 2000; y contribuyó con las actividades del Instituto de Cultura y Acción Libertaria de San Pablo (ICAL). También retomó la lucha con la categoría de los petroleros, reanudando lazos entre los anarquistas y sindicalistas del rubro petrolífero – lazos estos que databan de 1992/1993, cuando juntos ocuparon el Edificio Sede de Petrobrás (EDISE), en la primera ocupación de un predio “público” después de la dictadura militar. En 2001 esta lucha de los anarquistas y petroleros se retomó, culminando con un campamento de más de 10 días, en 2003, de anarquistas y petroleros, que luchaban por la amnistía de los compañeros despedidos políticamente. Eso, entre otras cosas. En 2002 comenzamos el grupo de estudios para verificar la posibilidad de construir una organización anarquista y, como dijimos antes, el resultado de ese grupo fue la fundación de la FARJ en 2003. Para nosotros, hay un vínculo directo entre la militancia de Ideal Peres, la constitución del CEL, su funcionamiento, el cambio de nombre para CELIP, y la posterior fundación de la FARJ.
- T.L.: ¿Cuáles son sus referencias ideológicas, nacionales e internacionales?
FARJ: En la esfera nacional podemos decir que, dado que la corriente especifista no se realizó de hecho en su plenitud en Brasil, nuestras referencias ideológicas se aferran a algunas iniciativas del pasado y a otras que juzgamos signatarias de la misma corriente en la historia más reciente del país. Entendemos que desde los primeros años del siglo XX, los anarquistas vinculados al “organizacionismo” (nombre de esa época en correlación al especifismo), en particular seguidores de Malatesta, se esforzaron con el fin de organizar un número posible de compañeros con vistas a formar una organización con estrategias y tácticas comunes, basada en acuerdos tácitos y de claro entendimiento del grupo. Fueron estos mismos los responsables por la realización del Primero Congreso Obrero Brasileño, en 1906, y por las iniciativas de más aliento del anarquismo nacional. Tales anarquistas prepararon las condiciones que permitirían la plena inserción de libertarios en sindicatos, en la vida social, con la formación de escuelas y de grupos teatrales, además de una razonable producción escrita. También fue, y en gran medida, la corriente “organizacionista” la que terminó ayudando en la preparación de la Insurrección Anarquista de 1918, en la creación de la Alianza Anarquista de Río de Janeiro, en la formación del Partido Comunista Brasileño, de cariz libertario, en 1919, y en los eventos que distinguieron a los anarquistas de los bolcheviques, en los años 20. En esta primera fase se destacan los nombres de Neno Vasco, José Oiticica, Domingos Passos, Juan Pérez Bouzas, Astrojildo Pereira (hasta 1920) y Fábio Luz. Posteriormente, tras un letargo del anarquismo social de casi dos décadas, resurge parte de la tradición organizacionista en el periódico Ação Direta y, con la consumación del Golpe Militar de 1964, perderíamos nuevamente nuestra principal fuerza en ese campo, representada en Ideal Peres y en los estudiantes del Movimiento Estudiantil Libertario. En el plano externo, más específicamente el latinoamericano, podemos decir que tenemos muchas afinidades con la herencia histórica del magonismo, la fase de la radicalización del Partido Liberal Mexicano, en particular el período que va de 1906 a 1922. En ese período, el fenómeno que recibió el nombre de su militante más activo, Ricardo Flores Magón, emprendió en el exilio diversas acciones de guerrilla y fue capaz, aun a pesar de las limitaciones del anarquismo sindical mexicano, ir más allá de las apariencias y, de forma simbiótica, acercar la ideología de las demandas históricas de los campesinos mexicanos, convirtiéndose así en un vector fundamental de una revolución radical. Vale recordar que, en medio de la sangrienta guerra revolucionaria, hubo entre magonistas y zapatistas un acercamiento importante. Además de ello, hay influencias del modelo de la Federación Anarquista Uruguaya (FAU), principalmente en lo tocante al modelo de organización bakuninista/malatestiano y su actuación en frentes (estudiantil, comunitario y sindical), con prioridad en el tema laboral/inserción social y diferenciando los niveles de acción. Innegablemente, tenemos una gran influencia de los clásicos Proudhon, Bakunin, Kropotkin, Malatesta y de las presencias anarquistas en las Revoluciones Rusa y Española.
- T.L.: ¿Cómo se coloca la FARJ dentro del viejo debate entre síntesis y plataforma?
FARJ: Nuestro modelo de organización no se define dentro de ninguno de esos modelos. Primero, creemos que no existe una fórmula única para resolver el tema de la organización anarquista, y, como dijimos en otro momento, se debe adecuar a la “necesidad que han demostrado los militantes en conseguir que el anarquismo recobre su lugar de origen en el campo de la lucha de clases”. Para nosotros, la organización debe estar adaptada al contexto en que pretende actuar, y a las fuerzas sociales en juego. De manera bastante breve, podríamos decir que para nosotros, esta necesidad de hacer que el anarquismo retome su vector social, o su lugar en la lucha de clases, ocasiona que la síntesis no nos sea suficiente. Su concepción de abarcar dentro de una misma organización todos los que se entienden anarquistas origina una “unidad” alrededor de la crítica al sistema (capitalismo, Estado, democracia representativa), alguna afinidad en relación a los objetivos de largo plazo y ninguna afinidad en las cuestiones del “cómo actuar”. Este modelo, para nosotros, hace que muchos esfuerzos se malgasten sin necesidad (trabajo sin coordinación, conflictos, largas tentativas de consenso – que muchas veces puede ser manipulado por una minoría –, y discusiones sobre puntos “de salida” como “¿los anarquistas deben trabajar socialmente?”, “¿creemos en la lucha de clases?”, etc.). El hecho de que la síntesis clásica incluya a los individualistas dentro de la organización anarquista es algo muy complicado para nosotros. En cuanto a la Plataforma, esta debe ser entendida en el contexto en que fue escrita y con base en las experiencias de la Revolución Rusa, en que Makhno, Archinov... estuvieron involucrados. La misma sostiene un modelo organizacional para un momento revolucionario, y se debe tomar en cuenta el hecho de que no estamos en un momento de esos. Para nosotros, el modelo de organización en este nivel colocado en la Plataforma, no precisa ser aplicado rigurosamente en situaciones no revolucionarias. Pensamos que la Plataforma trajo contribuciones importantes como la discusión del compromiso de la militancia, la crítica sobre el problema de desorganización y falta de responsabilidad en algunos sectores del anarquismo, su crítica al individualismo y a la exacerbación de egos. Debemos reconocer que hubo grupos anarquistas que, en algunas regiones, distorsionaron completamente el sentido de la Plataforma, utilizándola para justificar autoritarismo dentro del anarquismo, algo que nos parece completamente desubicado, si pensamos en la actuación/concepción anarquista de Makhno y de los otros ucranianos que estuvieron en la Revolución Rusa y que luego formarían el Dielo Trouda. Nos parece que, en este momento, debemos pensar en cómo retomar el vector social perdido por el anarquismo y que cada organización anarquista con este interés, debe buscar una forma de organización que le rinda más éxito (siempre dentro de la ética anarquista) en esta labor, y que corresponda a la realidad social en la que esté actuando.
- T.L.: ¿En qué proyectos está involucrado el Frente de Ocupaciones y cuáles son sus actividades?
FARJ: Este frente está involucrado en el trabajo con las ocupaciones urbanas, que en Brasil poseen un carácter un poco diferente del de otros lugares del mundo. Aquí las ocupaciones las hacen personas pobres, que sufren violencia policial y/o del tráfico de drogas en las favelas o incluso viviendo debajo de puentes y autopistas, una situación muy común en los grandes centros brasileños. Las familias que no tienen dónde vivir terminan ocupando espacios que no se están utilizando, dándoles una finalidad social. Hoy, este frente trabaja con cinco ocupaciones urbanas, fruto de una tarea que existe desde 2003 – de manera más organizada y como frente de la organización – eso porque ya habíamos tenido experiencias con el trabajo en ocupaciones urbanas a fines de la década del 90. Estuvimos militando dentro del Frente Internacionalista de los Sin Techo (FIST), que creamos con otros compañeros y que alanzó a tener 11 ocupaciones. Sin embargo, recientemente salimos del FIST y ahora estamos actuando directamente (FARJ-ocupaciones) con las ocupaciones que eran más receptivas a las ideas y prácticas libertarias. Ganamos bastante reconocimiento con este trabajo, tanto de las ocupaciones como de los movimientos sociales de Río de Janeiro. Para este trabajo, tenemos una participación cotidiana en las ocupaciones (algunas de ellas tuvieron/tienen militantes de la organización en donde son residentes); trabajamos con ayuda en la parte de organización; y, en las asambleas, estimulamos la autoorganización, acción directa, democracia directa, etc. También buscamos conectar las ocupaciones y otros movimientos sociales en Río de Janeiro. Tenemos relaciones con el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD); con el Consejo Popular (una coordinación de movimientos sociales); participamos en 2007 en la ocupación de la Agencia Nacional del Petróleo (ANP) con otros movimientos sociales y tenemos militantes en contacto con el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), inclusive con uno de ellos dando cursos de formación en la escuela Florestan Fernandes (en el estado de San Pablo) y también aquí en Río de Janeiro. Para atender una demanda importante, encabezamos un proyecto “transversal”, en el cual se insertaron todos los frentes, que se llama Universidad Popular. Tal propuesta se extendió, de hecho, en una iniciativa de educación popular anticapitalista, volcada a la transformación de la sociedad, teniendo como táctica la formación política en el seno de los movimientos populares.
- T.L.: ¿Y el Frente Comunitario?
FARJ: Es el responsable de la gestión de nuestra Biblioteca Social Fábio Luz (BSFL), que existe desde 2001, y cuenta con más de 1000 libros sobre anarquismo y muchos otros de temática variada. Allí, hay un archivo muy grande de publicaciones anarquistas contemporáneas de todo el mundo. Este frente también es responsabiliza por la gestión del Centro de Cultura Social de Río de Janeiro (CCS-RJ), un espacio social abierto que mantenemos en la zona norte de la ciudad y que suma una serie de actividades: un trabajo de reciclaje realizado por un compañero que produce sillas, sofás, objetos de arte, etc. con material recolectado de la basura; refuerzo escolar y preparación para la entrada a la universidad, para los jóvenes carenciados de la comunidad de Morro dos Macacos, talleres de teatro, eventos culturales, festejos y reuniones de diversos tipos. En el ámbito de la BSFL funciona el Núcleo de Investigación Marques da Costa (NPMC) que, fundado en 2004, tiene el objetivo de producir teoría para la organización, además de investigar la historia del anarquismo en Río de Janeiro. También tenemos una “instancia pública” que es el CELIP. No cuenta con mucha actividad por el momento, pero tiene el objetivo de realizar ponencias y debates para acercar a nuevos interesados en anarquismo.
- T.L.: Sé que el Frente Agroecológico es nuevo, ¿pero podrían hablar ustedes un poco de sus actividades?
FARJ: Nuestro frente más reciente se formó a partir del Núcleo de Alimentación y Salud Germinal, creado en 2005. El Germinal es un grupo autogestionado, preocupado con las cuestiones de alimentación y ecología, que tiene por objetivo apoyar experiencias de agricultura ya existentes y estimular el surgimiento de otras, siempre a partir de una perspectiva libertaria. Para ello, se estructura alrededor del espacio Ay Carmela! y de Talleres Pedagógicos, actuando en la consolidación y en el rescate de la agricultura, de la agroecología, de la ecología social, de la ecoalfabetización y de la economía solidaria, volcadas éstas a trabajadores, militantes de los movimientos sociales y estudiantes. También realiza los Almuerzos Danzantes Vegetarianos, que se desarrollan periódicamente, en el propio CCS-RJ. Constituyéndose este como nuestro tercer frente, ahora buscará definir sus actividades prioritarias, espacios de inserción, etc. Esperamos tener nuevos y buenos frutos con la creación de este flamante frente.
- T.L.: ¿Hay proyectos de la propia FARJ, que no tienen relación con algún frente, específicamente?
FARJ: Hay asuntos que están relacionados a toda la organización, como por ejemplo las publicaciones. Editamos el periódico Libera; la revista Protesta! (juntamente con los compañeros de San Pablo del Colectivo Anarquista Terra Livre); y libros como O Anarquismo Social de Frank Mintz, O Anarquismo Hoje de la Unión Regional Rhone-Alpes y Ricardo Flores Magón de Diego Abad de Santillán. Estamos teniendo un trabajo interno de nivelación y preparación teórica de los militantes en lo tocante a la formación. También estamos retrabajando nuestras relaciones externas. En fin, hay muchas cosas.
- T.L.: ¿Y cuáles son sus metas y perspectivas?
FARJ: Nos consideramos una organización revolucionaria, por eso, nuestro norte (objetivo a largo plazo) es la revolución social y la construcción del socialismo libertario. Los objetivos para este 2008 (corto plazo) son: continuar el trabajo en las ocupaciones y fortalecerlo, trabajar con formación política en las ocupaciones en el ámbito del proyecto de la Universidad Popular, mantener relaciones con los movimientos sociales e integrar otras movilizaciones de Río de Janeiro; mantener el CCS-RJ, la Biblioteca Social Fábio Luz, repensar/aumentar los trabajos dentro del CCS-RJ, armar la cooperativa de Faísca Publicações en el CCS-RJ, consolidar los trabajos del frente agroecológico, buscar otros espacios de actuación, conseguir más militantes para la organización, continuar la formación interna, las relaciones externas y las publicaciones. En líneas muy generales es eso.
- T.L.: Actualmente, ¿en qué estado se encuentra el movimiento libertario brasileño?
FARJ: Desde nuestro punto de vista no hay un “movimiento libertario brasileño”, eso porque la idea de “movimiento” implica una articulación más o menos bien realizada entre los grupos, lo que no existe. Tuvimos un “resurgimiento” del anarquismo en la década del 80 con el fin de la dictadura militar y en ese momento, algunas personas que estaban alejadas o con trabajos de resistencia (principalmente en el ámbito cultural) “volvían a la actividad”, otros se agregan. El anarquismo, en aquel momento, despertaba mucho el interés del “público general”, hasta por el fin de la dictadura. A partir de los 90, hubo un proceso de profundización de las posiciones libertarias y gran parte de los anarquistas, que poseían afinidades comunes y estaban en diferentes ciudades y provincias, empiezan a discutir con más detalles las cuestiones de organización, prioridades de un grupo/organización anarquista, etc., y, naturalmente, eso apunta, durante los años 90 y comienzo del 2000, hacia una fragmentación. Los grupos pasan a actuar, cada uno, con aquellos que tenían más afinidad. Surge una tendencia (aún en los 90) especifista, inspirada por la FAU, que lanzará una propuesta de la Construcción Anarquista Brasileña, y que será responsable por la generación de prácticamente todo el universo especifista de Brasil; también hay una tendencia más sintetista, inspirada por el modelo de la Federación Anarquista, de Francia, que terminó por formar otros tantos grupos; y finalmente una línea más individualista/posmoderna que crece principalmente en el 2000. Hoy, hay un anarquismo muy fragmentado en Brasil. Estuvimos juntos con esa tendencia especifista hasta el 2003, cuando hubo un quiebre en la formación de nuestra organización (durante el grupo de estudios) y los grupos que discutían la formación del Foro del Anarquismo Organizado (FAO) prefirieron incluir a la organización rival que se conformó en Río de Janeiro (y que después sería expulsada del FAO), impidiendo nuestra inscripción. Desde entonces, pasamos a enfocar nuestro trabajo en las cuestiones internas y fundamentalmente en nuestros trabajos sociales, pues pensamos que eso debe ser prioridad. Ahora, con un trabajo interno y un trabajo social más desarrollados, iniciamos un momento de repensar las relaciones en Brasil. Hoy, además de la tendencia especifista, también hay una tendencia más sintetista (o podríamos denominarla no especifista), que es bastante difusa y que posee una parte que trabaja más fuerte la cuestión de la propaganda anarquista, con publicaciones, centros de cultura, etc. Dentro de esta tendencia, hay grupos articulados y otros no, unos con actividades muy interesantes y otros no. No se puede explicar exactamente por qué, pero hay una tradición más sintetista que especifista en Brasil, de forma tal que, cuando no hay una discusión más profunda sobre eso, los grupos que surgen, se ubican dentro de esta tendencia más sintetista (o no especifista). Y aún existe una tercera línea que llevó el individualismo y el “anarquismo de estilo de vida” hasta las últimas consecuencias y que hoy tiene cierta representatividad (stirnerianos, primitivistas, etc...).
- T.L.: ¿Qué tipo de relaciones tiene la FARJ con esas tendencias?
FARJ: Después de los problemas que tuvimos con las otras organizaciones especifistas en la constitución del FAO, decidimos no trabajar más junto a ellas. También juzgamos que no hay trabajo posible con los individualistas, ya que defienden ese “anarquismo de estilo de vida”, no volcado hacia la lucha social. En ese sentido, buscamos dentro de las organizaciones no especifistas, grupos que concordaran con un concepto un poco más amplio que pasamos a defender: el de “anarquismo social”. Con estos grupos llegamos a realizar publicaciones, eventos y otras actividades.
- T.L.: Y para ustedes, ¿qué es ese “anarquismo social”?
FARJ: El anarquismo social es un concepto un poco más amplio que el “especifismo” y busca superar la división entre las clásicas corrientes del anarquismo (anarco-comunismo / anarco-sindicalismo / anarco-individualismo). Es un concepto que busca agrupar dentro de sí, las tendencias del anarquismo comprometidas con las cuestiones sociales (luchas, movimientos populares, etc.) y con el socialismo libertario. Es una corriente que creemos que carga herencias de diversas tradiciones – anarco-comunismo, anarco-sindicalismo, comunismo antiautoritario – además de una serie de experiencias prácticas que se fueron dando desde el siglo XIX hasta nuestros días. Este “anarquismo social” excluye tendencias individualistas y no socialistas del anarquismo, o sea, el anarquismo que no está volcado a la lucha social, el anarquismo que no se quiere como herramienta de cambio de la sociedad. Este anarquismo social defiende un regreso organizado a las luchas populares, estimulando la presencia anarquista al lado de los oprimidos, en búsqueda de la emancipación y de la libertad. Defiende, por lo tanto, los conceptos de organización y de trabajo/inserción social.
- T.L.: ¿Cómo percibe la gente la acción de ustedes? ¿Hay una buena receptividad de ideas ácratas en las clases populares?
FARJ: La gente, grupos y movimientos sociales nos han recibido bien, en todos los trabajos que venimos desarrollando. Creemos que, para cualquier trabajo digno de receptividad y respeto, tenemos que huir del autoritarismo – que está presente aun en grupos anarquistas –, tener la humildad suficiente para saber escuchar, lograr construir conjuntamente, sin querer imponerles nuestra forma de pensar a los otros. Estamos convencidos de que muchos trabajos frustrados son el resultado de cierta arrogancia, presunción y hasta cierto autoritarismo de grupos o personas que no saben seguir estos conceptos éticos fundamentales. Para nosotros, la ética es un principio no negociable y uno de los pilares de nuestra organización; entendemos que trabajando con ética, conseguimos/conseguiremos cada vez más receptividad y respeto. Ejemplo de eso puede ser nuestra relación, como organización política anarquista, con el movimiento social. Cansados de gente que sólo llega de adorno, para decirles qué hacer, para hacerles tragar sus proyectos terminados, para dirigirlos, muchos de esos movimientos están pidiendo la presencia de la FARJ, o sea, nos ven con respeto y demuestran receptividad a nuestras ideas, principalmente por el modo ético con el cual relacionamos lo político (anarquista), e lo social (de los movimientos sociales). Nuestra propuesta es luchar con el pueblo y no por él, o al frente de él. Al contrario de los autoritarios que se entienden una vanguardia que ilumina el camino del pueblo, pensamos que no hay luz que no se encienda colectivamente. No tenemos cómo ir adelante, iluminando el camino de los trabajadores, mientras ellos mismos vienen atrás en la oscuridad. Nuestro objetivo es estimular, estar juntos hombro a hombro, brindar solidaridad cuando sea necesaria y solicitada. Entendemos que la receptividad y el respeto aumentan en la misma proporción que actuamos con esta ética; imprescindible e innegociable a nuestro entender.
- T.L: ¿En qué sectores está más desarrollado el anarquismo: trabajadores, estudiantes, población de barrios marginados...? ¿Existe un perfil particular del militante brasileño actual (origen social o étnico, clase a la que pertenece, edad, nivel de instrucción, tipo de empleo, sexo...) o participan personas de todo tipo?
FARJ: Aquí la gran mayoría de las organizaciones y grupos anarquistas está compuesta por estudiantes y trabajadores. El perfil no es homogéneo, pero podemos dar algunos indicativos: hay más blancos que negros y prácticamente no hay otras razas (indígenas, etc.), hay más militantes de clase media y media baja que de las clases bajas/muy bajas, la edad varía bastante (en la FARJ, por ejemplo, tenemos desde jóvenes de ‘veintitantos hasta militantes mayores con más de 50), hay más militantes con nivel universitario que sin ese nivel, ocupan los empleos más diversos, hay más hombres que mujeres.
- T.L.: Por lo que pude ver, pero tal vez me equivoque, parece que el anarquismo brasileño actual es más un fenómeno urbano. ¿Existe algún trabajo (propaganda, organización...) dirigido, o que les surja, a los trabajadores agrícolas, campesinos sin tierra, de comunidades indígenas?
FARJ: Tienes razón. El anarquismo en Brasil siempre fue mucho más urbano que rural. Eso no significa que los grupos que buscan trabajos sociales no vengan teniendo contactos con los sin tierra, con comunidades indígenas o incluso con otras personas del medio rural. Nosotros mismos, como dijimos antes, estamos en contacto con el MST por medio de un compañero que está haciendo un curso de formación política y llevando el anarquismo hacia allí. Según las informaciones que tenemos, el MST (fundamentalmente la base) es muy receptivo a las ideas anarquistas, en especial a Magón y a la Revolución Mexicana. A pesar de esto, esa influencia rural es mucho más restricta que la influencia urbana.
- T.L.: ¿Ustedes guardan algún tipo de relaciones con la extrema izquierda brasileña? ¿Trabajan juntos a veces?
FARJ: Depende de lo que entiendas por “extrema izquierda”. No tenemos relaciones con partidos trotskistas o bolcheviques, pero, en el campo social, muchas veces nos relacionamos con movimientos sociales de diferentes influencias/tendencias. Tenemos relaciones o contacto, por ejemplo, con el Frente de Lucha Popular (FLP), el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST) y Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD). Muchas veces, firmamos cartas o panfletos con organizaciones no anarquistas que también están en el amplio campo de lo que podríamos denominar izquierda, como fue el caso, por ejemplo, en las manifestaciones contra la transposición del Río San Francisco y en defensa de la vida de Dom Cappio, en la ocupación de la Agencia Nacional del Petróleo (ANP) o en la manifestación del “Grito de los Excluidos”. Somos muy poco sectarios y nos disponemos, dentro de lo posible, a interactuar con gente y organizaciones de ideología diferente, manteniendo siempre nuestros principios y siendo concientes de las divergencias ideológicas que nos distinguen.
- T.L.: ¿Cómo reacciona el gobierno frente a la acción de la FARJ y otros anarquistas brasileños? ¿Sufren represión por parte del Estado?
FARJ: El gobierno no reprime necesariamente “al anarquismo”. Cuando el anarquismo está recluido en un guetto, sirviendo de “estilo de vida”, forma de amistad, libertad estética y de pensamiento filosófico, consecuentemente no ofrece ninguna posibilidad de cambio social, no está implicado en las luchas sociales, y es, por lo tanto, tranquilamente “tolerado” por el Estado. La represión reacciona en exacta proporción a la cantidad de trabajo social que poseen los anarquistas. Cuanto más trabajo, más movilización, más lucha, y ciertamente más represión. Para uno no es diferente. El anarquismo no es reprimido como corriente de pensamiento, sino como herramienta de lucha.
- T.L.: ¿En qué situación económica se encuentra la FARJ?
FARJ: Siempre estamos con dificultades, pues todo el financiamiento de nuestras actividades se realiza solamente con las donaciones de los militantes. Hoy, las cuentas del CCS-RJ consumen gran parte de nuestro dinero. El Libera, aun con una periodicidad reducida, también se edita y se envía a Brasil y el mundo por medio de recursos de algunos militantes y escasas contribuciones de lectores. Las otras publicaciones (Protesta! y libros), por más que consuman un dinero significativo, hacen que el mismo regrese cuando se van vendiendo. De cualquier forma, la lógica es siempre la misma: los militantes donan (cuando el dinero no va a regresar) o prestan (cuando va a volver). Eso siempre está por debajo de nuestras necesidades.
- T.L.: ¿Ustedes tienen otras dificultades que enfrentar?
FARJ: Seguro. Principalmente en cuestión de recursos, tanto económicos como “humanos”, o sea, de militantes. Nuestros militantes son siempre inferiores a la demanda de trabajo que tenemos y, por eso, resolver este problema (o por lo menos minimizarlo) es uno de nuestros grandes objetivos para 2008. También tenemos que defendernos de las acusaciones y descalificaciones que buena parte del marxismo (o incluso alguna parte del anarquismo) nos hace. Además de eso, sabemos que la tarea en que nos colocamos, de cambiar el mundo, seguramente no es algo fácil. Pero creemos que con humildad y mucho empeño, es posible contribuir con ella.
- T.L.: A nivel internacional, ¿con quiénes poseen contactos y lazos, primero en América Latina y después en el resto del mundo?
FARJ: Aquí en América Latina, estamos en contacto (con diferentes niveles de organicidad) con los siguientes grupos y organizaciones: la Alianza Magonista Zapatista (AMZ) y el Colectivo Autónomo Magonista (CAMA), ambos de México; la Pro Federación Anarquista de Costa Rica; la Federación Anarquista Uruguaya (FAU) y el Colectivo pro Organización Socialista Libertaria, del Uruguay; la Red Libertaria, la Organización Socialista Libertaria y el Frente Popular Darío Santillán, los tres de la Argentina; el periódico El Libertario de Venezuela; y el grupo Qhispikay Llaqta de Perú. Estamos buscando contactos con otras organizaciones en este momento. Sobre las organizaciones de Europa, tenemos relaciones con la CNT Vignoles, la Foundation Pierre Besnard y la Federación Anarquista, todas de Francia; el CIRA, de Suiza; el periódico A Batalha, de Portugal; ustedes de Divergences... Nuestro informativo Libera se viene enviando hace muchos años a decenas de grupos, como lo estamos haciendo ahora con Protesta!, y estos grupos están enviándonos sus publicaciones, que enriquecen el acervo de nuestra biblioteca. Creemos – como dijimos en la parte sobre los contactos en Brasil – que como el trabajo está marchando bien, este es un buen momento para pensar/repensar y trabajar las relaciones.
- T.L.: ¿Podríamos hablar de un resurgimiento del movimiento anarquista en América Latina? Sobre Brasil, ¿qué opinan?
FARJ: Nuestra impresión es que el número de militantes y de grupos no ha crecido significativamente, por eso, no creemos que el anarquismo en América Latina esté teniendo un crecimiento cuantitativo. Sin embargo, es innegable que estos grupos están cada vez más organizados y la tendencia es que eso aumente la fuerza y el alcance del anarquismo; tal vez por eso la impresión de “resurgimiento”. Para nosotros, hay un crecimiento más cualitativo que cuantitativo, en este sentido.
- T. L.: ¿Podemos considerar que el movimiento anarquista brasileño, y más generalmente, latinoamericano, tiene una especificidad propia?, o sea, ¿rasgos propios, consideraciones ideológicas o prácticas que los diferencian del anarquismo europeo?
FARJ: Creemos que hay algunos rasgos comunes entre las realidades latina y europea, pero seguramente hay un contexto y una historia muy diferentes. Las consideraciones ideológicas no son muy diferentes. Sin embargo, nuestro desafío es pensar en cómo aplicar el anarquismo, o sea, estas consideraciones ideológicas, en el contexto en que estamos, y actuando con un pueblo que es fruto de una historia de colonialismo, esclavitud y que tuvo influencias muy diversas de la realidad europea. Pensamos que esta diferencia es más estratégica que ideológica. Esa diferencia de la realidad en que operamos modifica completamente el diagnóstico del ambiente en que actuamos y tiene influencias sobre nuestros objetivos estratégicos y tácticos, dado que el punto de partida es otro. Algunas diferencias básicas que podríamos citar son: diferencia en la actuación y rol del Estado en la sociedad; revoluciones por las cuales pasaron muchos países de Europa y que no hubo aquí; nivel de pobreza, desigualdad, educación muy diferentes; movimientos de cuños diferenciados; crimen organizado; diferentes influencias del proceso de “globalización” económica; rasgos culturales particulares; en fin, una serie de diferencias que nos obligan a adaptar nuestra forma de actuar.
- T.L.: Gran parte de los países de América Latina ahora posee gobiernos de izquierda, o que se reivindican como tal. Está Lula en Brasil, Bachelet en Chile, Morales en Bolivia, Chávez en Venezuela... ¿Cuál es la posición de ustedes en relación con esta situación? ¿Cómo la analizan?
FARJ: Entendemos esta ola progresista de gobiernos “de izquierda” como resultado de los flujos y reflujos del capitalismo que, como vemos, pueden permitirles a estos gobiernos que sean electos con una posición más progresista, sosteniendo un discurso más “popular” y administrando el capital a favor de la elite económica. No estamos diciendo que una dictadura es la misma cosa que un gobierno de este tipo – sería un completo contrasentido de nuestra parte. Sin embrago, lo que se debe cuestionar es el hecho de que los gobiernos de este tipo tienden a calmar los movimientos sociales más combativos, incentivándolos a empezar a actuar dentro del Estado, ya que un gobierno progresista “puede darles espacio institucional”. Con eso, salen de la acción directa y pasan a ser cooptados y a creer que un gobierno, como el de Lula, por ejemplo, es un gobierno “popular”, que posee espacio para los movimientos y es capaz de realizar los cambios necesarios. Lula, a pesar de haber aumentado los beneficios sociales para las clases más explotadas sostiene, al mismo tiempo, una política económica que beneficia a los bancos y al capital transnacional – una política que es la gran responsable por la situación de explotación del pueblo. En fin, creemos que este nuevo contexto precisa una mayor sofisticación de análisis de nuestra parte, porque las contradicciones del capitalismo quedan más disimuladas. Esto exige una mayor capacitación de los militantes.
- T.L.: Con el movimiento “altermondialista”, el modelo de “democracia participativa”, vivenciado en Porto Alegre, se hizo muy conocido. ¿Cuál es su opinión sobre esto?
FARJ: El anarquismo defiende un modelo de autogestión que es, antes que nada, deliberativo. El modelo de democracia participativa de Porto Alegre es semejante al movimiento dentro de las empresas capitalistas para mejorar el compromiso de los empleados con la empresa y los resultados financieros, utilizando, para eso, la participación, en donde los empleados son oídos en las tomas de decisión de los administradores y patrones. Para nosotros, cualquier sistema de “democratización” – sea de una empresa del sector privado, o de una instancia del Estado (como es el caso de Porto Alegre) – debe venir de abajo, como una exigencia de las clases más explotadas, para que las decisiones se tomen a su favor. Porto Alegre sostiene un modelo consultivo de democracia, en que el Estado viene, de arriba, a preguntar lo que quieren sus ciudadanos, sin la obligación de implantar lo que se decidió y haciendo lo que le parezca mejor. Es lo mismo que la empresa que decide preguntarles a los empleados qué hacer para mejorar el trabajo. Este modelo es radicalmente diferente de modelos de movilización de base que, de abajo hacia arriba, se organizan para obligar al Estado a garantizar un beneficio social u obligar a la empresa a dar un aumento salarial o algo del género. A pesar de esto, es innegable que cualquier modelo que promueva el debate, y que pueda, de una forma u otra, luchar contra la cultura de la omisión y de la delegación política, estimulando la participación popular, posee aspectos positivos. Entretanto, estimulamos que eso venga de abajo, y, principalmente, que se considere un medio para algo más, y no un fin en sí mismo.
- T.L.: En Francia, se sabe muy poco de Brasil. Más allá de los “clichés” turísticos (Copacabana, Carnaval...), lo más conocido son las favelas y su relación con el narcotráfico, violencia, miseria... ¿Cómo está realmente la situación en estos sitios?
FARJ: Brasil es un país de dimensiones continentales (en área, es el quinto país más grande del mundo), tiene 26 estados “federados” más el Distrito Federal, ocupando casi la mitad de América del Sur, con una población de más de 180 millones de personas. Brasil posee la mayor economía de América Latina, con un PBI de más de 2,5 billones de reales (más de 1,5 billones de dólares). Sin embargo, es un país con graves problemas sociales. La desigualdad social es altísima; por ejemplo, los ingresos medios de los 10% más ricos del país es 28 veces superior que los ingresos medios de los 40% más pobres. En los Estados Unidos, la proporción es cinco veces, en Argentina 10 veces y en Colombia 15 veces. La población muy pobre de Brasil es del 30%, cuando en otros países con iguales ingresos ese índice es del 10%. Formalmente, hay 10% de desempleo, casi un 40% es analfabeto funcional (de esos, casi un 10% es totalmente analfabeto), hay problemas de vivienda muy complicados, porque además de un déficit habitacional, el país está lleno de inmuebles que, por especulación u otros motivos, siguen sin ningún uso. La salud es precaria, como también lo es el sistema de transporte público. En fin, es un país rico, que conserva un abismo entre unos pocos que gozan esta riqueza y muchos que sufren las consecuencias. Lo que se ve sobre las favelas y el tráfico de drogas, muy probablemente sucede en RJ. La situación no es exactamente igual en el resto del país pues la pobreza se manifiesta de formas diferentes. En San Pablo, por ejemplo, hay un proceso de “limpieza social” en que los pobres son expulsados cada vez para más lejos, donde no se los pueda ver más. En Río de Janeiro, la conformación de la ciudad con cerros, tiende a mostrar más esta situación a las clases media y alta, porque es diferente de las demás regiones donde los pobres están cada vez más lejos. Este problema del Estado, que sólo funciona en términos de represión – pues, en el área de un supuesto “bienestar” no sirve para casi nada – generó un espacio de poder en los cerros cariocas que fue tomado por el tráfico – una especie de mafia brasileña, con medios y fines capitalistas y organización extremadamente verticalizada y autoritaria. El tráfico en las favelas acaba dándole al pueblo algo de dinero, trabajo u otra cosa por el estilo, pero, al mismo tiempo, oprime, domina y explota a pueblo, realizando un papel de “micro-Estado” de verdad.
- T.L.: En esos lugares, donde el Estado casi no interviene, a no ser para reprimir, me imagino que la población debe recurrir a su creatividad y a su capacidad de autoorganización para solucionar directamente parte de los problemas. ¿No hay allí un espacio para articular ciertas prácticas de autoorganización del pueblo con el proyecto autogestionario libertario?
FARJ: No es exactamente así. No es porque el Estado no está en esos espacios que necesariamente afloran la creatividad y la autoorganización. El Estado es necesario para sostener el capitalismo, pero estar sin el Estado no significa que estaremos sin capitalismo y otras formas de dominación, por eso las ideas y prácticas libertarias no surgirán automáticamente. Para nosotros, creer en eso es una equivocación. Y el neoliberalismo y los ultraliberales están ahí para mostrar que aun con una crítica al Estado y con un intento de minimización de su rol, si eso no va junto a un cuestionamiento muy serio sobre el capitalismo y otras formas de dominación no habrá creatividad, autogestión; en síntesis, no habrá anarquismo. Hay una ideología, ya transformada en cultura, que se está transmitiendo por los medios más variados y un desarrollo de dominación que forma parte de toda la historia de Brasil, y del propio mundo. Somos partidarios del anarquismo “voluntarista” de Malatesta y creemos que existen contradicciones y lucha en las relaciones de dominación que suceden en la sociedad. A partir de ahí, pensamos que el rol de los anarquistas es estar en esos lugares que explicitan las contradicciones del capitalismo y de las relaciones de dominación, constituyéndose como herramienta de lucha; para nosotros es solamente en medio de estas contradicciones del sistema que el anarquismo tiene condiciones de florecer. Es la idea del anarquista lusitano Neno Vasco (que formaba parte de los organizacionistas malatestianos citados antes), que decía que tenemos que arrojar nuestras semillas en el terreno más fértil. Y, para nosotros, las semillas del anarquismo se deben arrojar en medio de la lucha de clases y donde las relaciones de dominación (principalmente del capitalismo) son muy explicitas. Con una presencia anarquista fuerte en esos sitios, cuando se den las contradicciones y luchas, el anarquismo será una alternativa. Si no se lo difunde lo suficiente, el anarquismo perderá esos momentos y quedará al margen de los acontecimientos, perderá el tren de la historia. Por nuestra experiencia, cuando el anarquismo se difunde entre el pueblo explotado, tenemos receptividad y podemos trabajar cuestiones como anticapitalismo, acción directa, democracia directa y autogestión (o autoorganización). Si no estamos presentes, aparecerán otras ideas y serán las responsables de continuar la dominación y la explotación.
- T.L.: Para saber más sobre la FARJ, ¿la gente dónde puede encontrar material o hacer contactos?
FARJ: Nuestros contactos aparecen al final de la entrevista. Sugerimos que visiten nuestro sitio (a pesar de no estar muy completo), pues allí hay algo de material sobre nuestros trabajos: los documentos citados anteriormente; algunos artículos, comunicados y entrevistas; algunos Libera; informaciones sobre los libros que publicamos, etc. La gente nos puede escribir también y quien esté en Río de Janeiro puede combinar un encuentro con nosotros y conocer personalmente nuestras actividades. Además de eso, hay material nuestro publicado en los sitios: anarkismo.net, fondation-besnard.org, divergences.be, midiaindependente.org, entre otros. Pueden buscarlos que se los encuentra fácilmente.
- T.L.: Para finalizar, ¿tienen algún mensaje para los compañeros de otros países?
FARJ: Nos gustaría hacer contacto con grupos/organizaciones e individuos que tengan afinidad con nuestros trabajos y nuestros puntos de vista. Pues estamos convencidos de que urge la tarea de conectar a todos los que estén dispuestos a trabajar por un anarquismo social. Además, ¡nos gustaría agradecer todo el apoyo que estamos recibiendo de grupos/organizaciones de los más diversos lugares!
estrecho.indymedia.org
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