A la crisis en Wall Street se une la crisis en los bolsillos de los estadounidenses. Según publicaba el diario The Independent, un total de 28 millones de estadounidenses (cerca del 10% de la población del país, en total unos 12 millones de hogares) están recibiendo cartillas de racionamiento con las que comprar alimentos de primera necesidad. Según la Oficina Presupuestaria del Congreso, esta cifra, máximo histórico desde la introducción del programa en 1961, supone un incremento a nivel nacional del 5% con respecto al año anterior. Sin embargo, la situación ha ido a peor en algunos Estados, como Florida o Arizona, donde el incremento en el número de usuarios de las cartillas llega al 10%. Mientras, en el Estado de Michigan, debido a la larga decadencia de la industria del automóvil, el número de usuarios se ha doblado desde el año 2000. Se calcula que en la actualidad uno de cada ocho hogares está utilizando las cartillas. “Se ha producido un dramático incremento en los últimos años, pero el aumento ha sido más pronunciado en los últimos meses”, declaró Maureen Sorbet, portavoz del programa en Michigan.
Menos de 900 euros a mes
El programa computa las ayudas por núcleo familiar, según el número de residentes, y está disponible para todos aquellos hogares cuyos ingresos mensuales se sitúan por debajo del umbral oficial de la pobreza: 1.385 dólares (880 euros) netos para una unidad familiar de tres miembros. El importe máximo del programa asciende a 408 dólares (260 euros) para un núcleo familiar de tres miembros, siendo el importe medio de unos 86 dólares (55 euros) por persona y mes. En algunos Estados, como Alaska o Hawaii, los importes son mayores, debido al mayor coste de los alimentos. El programa tuvo un coste de 28.600 millones de dólares (unos 18.000 millones de euros) en el año 2005.
Con las cartillas se puede adquirir alimentos como carne, pescado, cereales, etc., pero también semillas. Las bebidas alcohólicas, el tabaco, la comida para animales o las medicinas están fuera del programa. También es ilegal el canje de la cartilla por dinero en efectivo, aunque es una práctica bastante extendida: “Yo cambié 10 dólares de mi cartilla por siete en efectivo”, admite un usuario. Según datos oficiales, la mayoría de los receptores son blancos (46%) y no supera los 18 años (50%). El tamaño medio de la unidad familiar es de 2,3 personas.
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