El 24 de julio de 2007 asistí a uno de los ejercicios de “periodismo” más lamentables que he visto en mi vida. El pseudoperiodista (llamarle periodista sería insultar a otros muchos dignos profesionales) Ernesto Saez de Buruaga entrevistó en el programa “En Persona” de Telemadrid a Rodrigo Rato, Director Gerente del FMI en ese momento. Sin duda alguna, ha sido una de las entrevistas más babosas (perdonen la expresión, pero no puedo calificarla de otra forma) que me he tenido que tragar. Un mes antes Rodrigo Rato había anunciado su dimisión como director del FMI y había que ir a Washington a poner en los altares a este “gurú” de la economía mundial.
Sabiendo quien es Buruaga y sus precedentes parecía claro que iba a ser una entrevista dirigida a mostrar su lado humano, sus conocimientos de macroeconomía y ensalzar sus cargos. No me equivoqué.
La primera parte de la entrevista glosó sobre el lado humano de Rato, su infancia, sus estudios y viajes con los Salesianos. Para confirmar que era un buen chico nos relató sus viajes en bici, los bocatas de mantequilla con azúcar, su moto Vespino y sus seiscientos. Muy bucólico.
La segunda parte, fue una loa del entrevistador sobre su trayectoria política desde Alianza Popular en Cádiz, su ascenso en el partido que culmina en la designación como jefe de campaña en la primera elección que ganó Aznar y sus meritos como Ministro de Economía.
El entrevistador paso de Rato, Ministro de Economía de España a Director Gerente del FMI, sin derrotas electorales de por medio y es ahí cuando se mostró más pelota y adulador que nunca al preguntarle sobre el FMI, la importancia de su cargo y el poder que representaba. Era tan penoso que hasta el propio Rato tenía que cortar las alabanzas del pseudoperiodista. No le preguntó cosas como: ¿Cuál fue el papel del FMI en la crisis argentina? o ¿existe democracia en el FMI? Claro que el entrevistador sólo fue a adularle y no a mostrarnos como funciona internamente el FMI. Nada sobre las cuotas, ni sobre la injerencia en las políticas económicas de otros países.
Lo que no sabíamos en ese momento, era que se estaban permitiendo las hipotecas “subprime”, mientras el FMI, en este caso creo que, por omisión o porque el libre mercado se “autorregula”, no se enteraba de nada. En cambio en España, sufríamos los altos precios de la vivienda, la especulación y la corrupción urbanística derivada de la gestión de Rodrigo Rato como Ministro de Economía durante el gobierno del PP y su reforma de la ley del suelo que lo liberalizaba. A esto también contribuyeron los bajos tipos de interés y el denominado por el propio Rato “capitalismo popular”. Ya vemos las consecuencias de aquellas políticas.
Las cuestiones ahora son: ¿Qué opina Rodrigo Rato ahora de la crisis financiera?¿Por qué el señor Buruaga no le entrevista ahora?
El ex Ministro de Economía de España y ex director del Fondo Monetario Internacional permanece en un sospechoso silencio sobre la crisis. Se supone que el FMI tiene como una de sus labores principales la supervisión de los productos financieros. No se entiende que a países en desarrollo se les obligue a adoptar políticas económicas claramente desreguladoras y privatizadoras, se les amenace con no darles créditos si no cumplen con estas políticas o peor aún, cobrarles grandes intereses si no pagan a tiempo y por el contrario, la liberalización del mercado financiero de occidente nos ha llevado a esta situación, sin que nadie en el FMI haya asumido sus responsabilidades, incluso judiciales.
Su escapada al mundo empresarial dejando atrás la política tanto en el Partido Popular como en el FMI no ha podido resultar más oportuna. No es sorprendente como muchos medios guarden silencio sobre aquellas políticas, aquellos dogmas que nos han traído a esta situación. Hay algo peor, el señor Rato no tendrá que asumir ninguna responsabilidad, ni pagar multas. Vivirá un plácido retiro como Consejero Asesor Internacional del Banco de Santander, mientras, eso sí, vamos descubriendo como el neoliberalismo pierde credibilidad en la sociedad. Esperemos que el suficiente para que no se vuelvan a aceptar esas políticas económicas y ojalá que la sociedad madrileña reaccione frente a un medio de comunicación dedicado a difundir esta ideología con el dinero de todos: Telemadrid.
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