viernes, 4 de enero de 2008

Huelgas, metros, personas y balances.

...por Abel Ortiz

Algunas de las empresas más ricas del parqué, Ferrovial, Sacyr-Vallehermoso y Dragados, que han amasado miles de millones construyendo hipotecas de ladrillo y garitas de peaje, no edificios y carreteras que hacen, con sus manos, trabajadores, están ejerciendo abiertamente, sin disimulos, como fuerza de choque al servicio, pagado y bien pagado, de Esperanza Aguirre y su tambaleante proyecto cristofascista de asalto al estado.

Algunas de las empresas que obtuvieron más ganancias durante la aznaridad, e incluso hoy, de las que se habló como participantes en aquellos “enormes beneficios” prometidos por los Bush Brothers tras arrasar Irak, se enfrentan en Madrid, en el metro, con los sindicatos (CNT-CGT-UGT-USO-SUT). Semejantes “patrones” recibieron en su momento la graciosa “concesión” de gestionar, es decir vampirizar, los servicios de limpieza.

Algunas de las empresas multinacionales más poderosas que han contribuido a inventar las caseras élites enmarañadas, desde el Opus Dei al Solchaguismo, de Kiko Argüello a Florentino Pérez, lo mejor de cada casa, se enfrentan, con todo su arsenal, a los mil quinientos trabajadores que cada día limpian el metro de Madrid. La “patrona”, sin bajarse del ladrillo del chotis, amenaza imposibles faroleando chulapona; rescisión de contratos, bla, bla, bla. Que baje la presidenta al metro, que haga un turno, solo uno. Que recoja un par de potas, jeringuillas, comida podrida, charcos de sangre, cristales rotos. Que borre las pintadas frotando para que no se desgaste el material. Cuando termine ese turno que Aguirre nunca hará, y suponiendo el imposible de que trabajara un mes, podría cobrar incluso menos de ochocientos euros. No admiten los patronos el plus de toxicidad, se mantienen diferencias de salario a igual trabajo. Los periódicos y emisoras sueltan su particular veneno criminalizando a los trabajadores y silenciando los delitos perfectamente tipificados de quienes revientan la huelga. Que unanimidad, que reflejos. Todos a una.

La huelga de limpieza en el metro de Madrid es importantísima para todos. La tabla reivindicativa es perfectamente aceptable para las multinacionales multimillonarias y para la comunidad de Madrid. A pesar de eso, Esperanza Aguirre y sus satélites han escogido este conflicto como escaparate del Tatcherismo a la madrileña que la candidata a candidata pretende promocionar. Los trabajadores del metro de Madrid han secundado la huelga de forma aplastante. Quienes recogen la basura pretenden ser tratados como personas, no como rehenes de “los señores de la limpieza” o de los diferentes clanes tribales de la comunidad de Madrid; cobrar como personas, trabajar como personas, descansar como personas. Esperanza no lo entiende. Es raro con lo que la cuesta a ella llegar a fin de mes. Y a Florentino y similares. Ya existe una caja de resistencia. Calderilla para los reyes de la bolsa y otros aristócratas. Suficiente para ver como mil quinientos trabajadores, simplemente con unas reivindicaciones más que justas y sus organizaciones, ponen a la vista de todos el truco barato de mala magia con el que los dueños de la finca pretenden convencernos de que solo somos cifras en “su” balance.

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