Se lo esperaban, pero no con el ensañamiento con el que se ha producido. Después de un año de acoso laboral y amenazas, el director médico del Instituto psiquiátrico de Leganés José Germain, Manuel Desviat, y los máximos responsables de la atención a la salud mental del Área 9 de Leganés –referente nacional e internacional de una atención integrada a los enfermos mentales fuera de los manicomios– han sido destituidos. Ante la sorpresa de sus colegas, dentro y fuera del Estado, y a la sombra del caso de las sedaciones de Leganés, la Conserjería de Sanidad de la Comunidad Autónoma de Madrid, a través de su persona de confianza en el Instituto psiquiátrico, el gerente Carlos Villoria, ha descabezado al equipo que de forma pionera en el Estado español acometió hace 20 años la reforma del sistema de salud mental. A partir de 1986, trabajaron para sustituir el hospital psiquiátrico nacional ubicado en Leganés por una red de asistencia comunitaria pública, que incluye viviendas supervisadas, centros de salud, residencia, seguimiento de crónicos, urgencias, rehabilitación, talleres, hospital de día, etc.
A Manuel Desviat, no obstante, nadie le ha avisado. “No he recibido ningún documento que anuncie mi destitución, nadie me ha dicho nada, sólo me desalojaron de mi despacho y me comentaron que iban a amortizar mi plaza, pero yo no tengo un cargo de confianza, tengo una plaza ganada en una oposición y no me pueden echar, están conculcando derechos administrativos fundamentales”, explica a DIAGONAL. El psiquiatra ha interpuesto ya una demanda administrativa por este motivo y está a la espera de respuesta.
“Fidelidad política al poder”
“Ninguna autoridad, por otra parte, ha planteado que los servicios estuvieran funcionando mal; han argumentado que no éramos personas de su confianza. No cuestionan oficialmente el modelo sanitario, pero juegan a la política de hechos consumados: si descabezas a los responsables de un proyecto, en la práctica te estás cargando el proyecto. La gente que nos ha sustituido no tiene interés por esta iniciativa, sólo fidelidad política al poder”, añade. El presidente de la Asociación Española de Neuropsiquitría, Alberto Fernández Liria, afirma: “Con Desviat, mucho más que destituir a un director, han liquidado un símbolo, el espíritu de la transformación psiquiátrica de este país”.
Además, como denuncia el secretario general de la Federación de Sanidad de CC OO de Madrid, Manuel Rodríguez, “esta medida pone en riesgo la atención psiquiátrica de la zona sur de Madrid y tiene como objetivo abrir la puerta a la iniciativa privada en las prestaciones sanitarias más rentables”.
Desviat llegó a Leganés a finales de los ‘70. De 1977 a 1979, en esa Transición de márgenes anchos que no nos ha contado Victoria Prego, lideró a los trabajadores en una experiencia de autogestión del entonces hospital psiquiátrico nacional que después dirigiría. “En Leganés confluyeron entonces mentalidades políticas progresistas, exigencias ciudadanas y capacidad técnica. De ese modo pudimos articular el modelo global de salud comunitaria que ahora quieren desmontar”, recuerda.
En el Área 9 de Leganés, que nació como zona dormitorio para los trabajadores de la periferia madrileña, con un millón de habitantes en la actualidad, se puso en marcha un sistema de salud pública universal, que cubre desde la atención primaria hasta las enfermedades más graves, con prestaciones de apoyo en contacto con los servicios sociales. La psiquiatría, dentro de este modelo, es un servicio sanitario más. Para Desviat, “no se puede separar la psiquiatría del resto de los servicios sanitarios, porque eso es estigmatizar”. Este especialista denuncia que están aumentando los ingresos en psiquiátricos, y que ya hay más camas en centros como el de Arévalo o Ciempozuelos, un indicador negativo, según la OMS, del estado de la atención a la salud mental de una región.
Solidaridad internacional
En estos días, el equipo destituido ha recibido cartas de solidaridad de compañeros y responsables de las políticas psiquátricas de diferentes lugares del mundo, en especial de Latinoamérica (Chile, México, Argentina, Brasil), donde se ha exportado con éxito el ‘modelo Leganés’. El profesor argentino Hernán D. Simond alerta sobre las “bondades” de los neocons madrileños: “Se trata de una vuelta al oscurantismo medieval que asimila el paciente mental al diablo, al débil, al socialmente peligroso, al indeseable o al incurable, por lo que ‘debe’ ser aislado en manicomios”.
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