Las elecciones primarias continuarán hasta el verano, lo que obligará a los candidatos demócratas a conseguir nuevos recursos financieros más allá de lo que habían previsto. Las campañas, que cada vez empiezan más pronto, implican gastos cada vez más elevados de unas elecciones a las siguientes. El coste de esta campaña de 2008, por lo tanto, va a batir todas las marcas. Así, por lo menos mil millones de dólares serán recaudados y gastados por los candidatos de los dos partidos, a la vista del ritmo de los gastos observado desde hace más de un año.
Este cálculo ha sido establecido por un organismo independiente que controla regularmente las cuentas de los partidos, el Center for Responsive Politics, CRP (Centro para una política responsable).
En 2004, récord anterior, se gastaron aproximadamente 880,5 millones de dólares para Bush, John Kerry y los demás. Más allá de las cifras astronómicas, es la lista de los donantes relacionados en el índice del CRP lo que invita a la reflexión sobre el funcionamiento de la democracia estadounidense.
El primer lugar de la clasificación de los donantes confeccionada por el Centro corresponde a las empresas jurídicas, a los abogados. A continuación van los pensionistas cuyas rentas están relacionadas con un patrimonio acomodado.
Pero si añadimos los pagos que vienen de los medios financieros, éstos están muy por delante, con más de 80 millones de dólares. Las sociedades inversoras, de bienes inmuebles, los servicios de distintas empresas, las empresas del sector de la salud y educación, las de la televisión, el cine y la música siembran sus contribuciones entre demócratas y republicanos, de manera claramente más favorable a los primeros.
Los principales bancos y su personal fueron los mejores donantes privados. Se encuentra en la lista Goldman Sachs, Citigroup, Morgan Stanley, Lehman Brothers, JP Morgan. Merill Lynch y el Crédit suisse son los únicos que se han inclinado hacia el bando republicano. Todos ellos enredados en el drama de las subprimes.
Hay que señalar también a los influyentes lobbies, que además son capaces de «comprar» la voz de los parlamentarios como reveló el escándalo Abramoff. Éstos prefirieron a Hillary Clinton.
En este inmenso país donde los fondos públicos no permiten la igualdad en el juego entre los candidatos, para pagar la publicidad a las televisiones nacionales y locales, a los militantes que no son del todo voluntarios, las reuniones, los impresos…, las elecciones están bajo la dependencia del mercado, lo que elimina a los que no disponen de medios financieros tan enormes.
La conclusión pertenece a Sheila Krumholz, la directora ejecutiva del CRP: «Cualquiera que sea nuestro próximo presidente, Wall Street tendrá un amigo endeudado en la Casa Blanca».
Original en francés: http://www.humanite.fr/2008-02-14_International_Des-candidats-investis-par-Wall-Street
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