Existe una fuerte tensión entre tendencias a fortalecer el estatismo y el control burocrático-vertical del proceso de cambio por un lado, y exigencias de mayor pluralidad, de ampliación de la base de apoyo político del cambio, y de facilitar la autonomía de las organizaciones sociales y populares, por el otro.
Si estos resultados electorales son interpretados como un llamado de atención, y motivan el inicio de un amplio debate democrático, crítico y autocrítico por parte del Presidente, del gobierno y de las fuerzas sociales y políticas que han apoyado estos procesos, podría ser éste el punto de inicio de una nueva fase que redefina rumbos en una dirección menos vertical, menos estatista, de una gestión pública más transparente, políticamente más plural, más abierta al debate y a los desacuerdos, más participativa, en pocas palabras, más democrática. Las condiciones para este rumbo están siendo favorecidas por el debate extraordinariamente vigoroso que ha comenzado después del referéndum, debate que no gira sólo en torno al referéndum, sino que, tomando a éste como motivo inicial, aborda polémicamente los principales asuntos políticos que están en juego en el político venezolano actual.
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