domingo, 23 de diciembre de 2007

Annapolis y el cinismo criminal.

“Lo más importante que tengo que decir de Bush es que si yo le hubiera manifestado que me oponía a la reunión de Annapolis, no se habría embarcado en ella. Pude haber bloqueado ese impulso. Si no hubiera deseado cooperar con él, Bush no me habría presionado…Le hablé al Presidente con claridad meridiana sobre las instalaciones nucleares de Irán y mis comentarios fueron extraordinariamente bien recibidos; la libertad de bombardear a Irán es algo que nos reservamos para nosotros mismos, al igual que si lo llevaremos, o no, a cabo” (Ehud Olmert en Haaretz, 29 de noviembre de 2007)

La visión de Bush no pasa de fórmula para malvender todos los derechos no negociables palestinos, a cambio de una entidad política gobernada por una élite que primero deberá cumplir con la eliminación del “terrorismo interno”. O sea, acabar de una vez por todas con agrupaciones como la islamista Hamas –la ANP tiene que “hacer honor a su compromiso con la Hoja de Ruta, que era combatir el terrorismo y desmantelar la estructura terrorista”, es decir, destruir la resistencia, empezando por una Cisjordania “administrada” por la Autoridad Nacional y de cuyas mejores tierras quieren apropiarse los sionistas. Sólo de ese modo vendría el milagro de un Estado al que se niega su naturaleza intrínseca, pues:

-no estaría definido por las fronteras anteriores a junio de 1967;
-no implicaría el retorno de los refugiados palestinos, que suman millones desde 1948;
-ni el desmantelamiento de los más importantes asentamientos israelíes;
-no ejercería jurisdicción sobre la Jerusalén árabe, aunque se le podría otorgar la “prebenda” de extender la ciudadanía israelí a los árabes allí asentados, como una limosna, mientras se habilita el acceso sionista a los principales lugares sagrados del Islam.

La reunión de Anápolis fue una farsa monumental. ¿Para qué sirvió, por ejemplo, Madrid, si el teatrillo se repite? A este paso, antes de que se haga justicia, se acabarán las ciudades y lugares en los que celebrar estas cínicas comedias –Madrid, Oslo, Washington, Cairo, Taba, Camp David, Way River, Sharm el Sheik,… Sus protagonistas, Bush y Olmert, son genocidas aún no juzgados que han hecho carrera mintiendo, violando la ley internacional y sobre todo matando a cientos de miles de personas en el mundo árabe y musulmán. Los mismos que roban y matan siguen imponiendo sus planes y a eso le llaman paz. A esas cumbres nunca irán a hablar los refugiados sin derecho a volver, o los presos detenidos durante años sin juicio, o los familiares de asesinados por misiles sionistas.

La voluntad de los reunidos en Anápolis para lograr una solución justa al conflicto palestino es nula. Por eso sus protagonistas y los medios prefieren hablar de paz y no hacer justicia. Les basta con una apariencia de paz para mantener el control geoestratégico y político sobre los países árabes. Y los medios de comunicación, en nauseabunda complicidad, hacen el resto.

Matar y robar es lo que se lleva haciendo desde 1948, cuando los sionistas se apropiaron de esa tierra por la fuerza de las armas y con ayuda de una ONU que les regaló lo que no era suyo. El último ejemplo lo vimos el año pasado, cuando Israel arrasó Líbano y dejó millones de bombas listas para explotar al retirarse. Estados Unidos sigue inmerso en dos guerras interminables y amenaza con la tercera. ¿Quién, en su sano juicio, puede creer que esta gente va a traer la justicia a Palestina y por extensión a Oriente Medio? Se apoyan en falacias históricas al presentar al pueblo judío, una vez más, como víctima del terror árabe-palestino, ignorando el autentico horror, muerte, destierro y estado de injusticia y vejación permanente en que vive el pueblo palestino desde la ocupación de su tierra en 1919 por el Reino Unido –¡cuestión esta que Abbas evitó mencionar en su discurso!

Resulta que la clave está en reunirse para conversaciones, en “lanzar” procesos de paz, pero nunca en hacer justicia, porque, como se ha visto por enésima vez, lo más que consiguen es una declaración de intenciones, a lo sumo unos compromisos que siempre nacen muertos. Mientras, Israel y sus compinches persiguen sus objetivos verdaderos: cada vez más tierra en sus manos con menos palestinos. Basta con mirar un mapa de Palestina anterior a 1948, cuando Israel no existía, y otro de hoy, 60 años después, cuando Palestina es casi inexistente, para darse cuenta de que las negociaciones de paz son un buen negocio para los poderosos y una garantía de robo y muerte para los débiles.

Por eso ninguna “Conferencia de paz” traerá jamás la paz, porque ésta es el fruto de la justicia, sin la que no puede haber paz. La única pregunta válida es, como siempre: ¿cómo contribuimos a que se haga justicia en Palestina?

LIBANO: con gobierno en barbecho y siempre bajo tutela de los EEUU, es de nuevo rehén de la evolución de la situación en el Oriente Medio, en Siria y Palestina, y de la evolución del programa nuclear iraní.

IRAQ: maniobrando para mantener una prolongada presencia militar en Iraq a cambio de la cual recibirá del régimen de Bagdad tratamiento preferencial para inversiones norteamericanas (sobre todo en petróleo), Washington ofrece al gobierno tutelado de Iraq la protección contra golpes de Estado. O sea: se promueve nada más y nada menos que la conversión de la vetusta Mesopotamia en una neocolonia, con todas sus características: Bush y el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, han planeado una “agenda de negociaciones” para la presencia permanente del Ejército estadounidense en Iraq. Al Maliki aseguró que 2008 será el último año de presencia de los soldados gringos, pero luego estarán “bajo mandato de la ONU”. De lo que se trata realmente es de reducir el próximo año los efectivos de ocupación. Mientras, el régimen de Bagdad se dedica a atender la seguridad interna y poner los muertos, los soldados yanquis estarían en bases militares, a mejor recaudo, en las afueras de las ciudades, que ya han puesto bastantes muertos… Según CBS, la cifra de soldados y mercenarios estadounidenses muertos en Iraq asciende a 15 mil.

Desastre en Iraq, encerrona en Afganistán,… los halcones desean extender su manto bélico.

¿Siguiente parada?

IRÁN: la inteligencia de USA emitió un informe de acuerdo con el cual Irán había suspendido su programa de armas nucleares en 2003, pero Israel y los sectores projudíos de USA presionan para el ataque a Irán. De otra parte, Mohamed el Baradei, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), destacó la cooperación de las autoridades iraníes, pero eso no sirve para nada: el problema se reduce a una discusión entre dos brazos del mismo proyecto para marcar la agenda política y bélica para Oriente Medio (véase la cita de Olmert que encabeza este texto).

Y después de Anápolis… ¿Qué?

-El Gobierno israelí y la Autoridad Palestina iniciaron el 12-12-07 en un hotel de Jerusalén la primera sesión oficial de discusiones tras la cumbre de Annapolis.

-La reunión tuvo lugar mientras Gaza enterraba a sus últimos 8 muertos tras la última agresión israelí, a la que se respondió ayer con cohetes artesanales contra Sderot. Aunque no causaron daños personales, el alcalde de Sderot, el pluscuamfascista Elie Moyal, presentó su dimisión en protesta por la “inacción” del Ejecutivo israelí, que descartó “de momento, una ofensiva de envergadura” contra Gaza. Eso sí, anunció que seguirá con sus incursiones mortíferas puntuales y con sus operaciones de castigo aéreo. A muchos sionistas el gobierno israelí les parece “blando”. Hablan y obran como los nazis, pero de “obedecer sus órdenes” les reclaman más y más asesinatos.

-Pese a los crímenes recientes, la AP de Abbas no dudó en reunirse con el Gobierno israelí. Tampoco da marcha atrás aunque Israel haya lanzado recientemente un concurso para ampliar su colonización de Cisjordania en torno al barrio judío de Har Homa, en pleno distrito de Jerusalén.

-Los representantes de la AP exigieron a Israel detener este proyecto y pidieron a EEUU que medie en la cuestión, recordando que la Hoja de Ruta exige el fin de la colonización. Pero la parte israelí respondió exigiendo a la AP que aumente su represión contra la resistencia en Cisjordania. Y a callar.

Quienes sigan creyendo sin rechistar lo que diga Bush, Olmert, Blair, Zapatero o Moratinos (éste último sigue asegurando su “compromiso absoluto y total de amistad y ayuda a Israel para que viva en paz y solidaridad”), SEGUIRÁN SIENDO CÓMPLICES DE GENOCIDIO, pues a quien hay que escuchar es al ministro de la guerra israelí: "Cada día que pasa se está más cerca de una operación a gran escala en Gaza". Eso si antes no se consuma el genocidio, como resultado de un asedio que pone a millón de personas en peligro de muerte cotidiano y hace más difícil la necesaria unidad del pueblo palestino para seguir dando, 60 años después, el más longevo y admirable ejemplo de resistencia que ha visto nuestro maltrecho planeta.

VIVA PALESTINA LIBRE.

Grupo de Trabajo de Acción Social CGT Aragón

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