lunes, 21 de julio de 2008

Francia se resiste a descolonizar África.

A pesar de las palabras de Sarkozy sobre una nueva época en las relaciones con las ex colonias africanas, en los hechos poco parece haber cambiado : gobiernos títere y dictaduras toleradas en pos de los intereses económicos de Francia en el continente.
El 1 de julio el presidente de la República francesa, Nicolas Sarkozy, asumía la presidencia europea. Tras un año intenso en las relaciones euroafricanas, especialmente durante la cumbre de Lisboa del pasado diciembre, la presidencia francesa, que tiene una relación intensa con el continente, crea expectación. En el encuentro euroafricano, que se recordará por la negativa africana de aceptar los Acuerdos de Asociación Económica propugnados por Europa, el mandatario francés afirmaba : “Hoy propongo un nuevo contrato entre Europa y África por la paz y por la seguridad de todos nosotros. […] Consiste en una asociación transparente, responsable, sin complejos”. Sin embargo, una revisión de la política francesa en África erosiona su credibilidad.
En junio, el coronel de Burkina Fasso Gilbert Diendjéré participaba en París en la conferencia “Estabilidad y desarrollo en África” invitado por una institución pública. El 2 de julio, Sarkozy recibía a Omar Bongo, presidente de Gabón y amigo personal, tras la cumbre de la Unión Africana celebrada en junio en Egipto. Diendjéré dirigió las fuerzas que en 1987 destituyeron a Thomas Shankara, presidente muy popular con un discurso antiimperialista en Burkina Fasso, cuyo asesinato permitió el ascenso de Blaise Campoaré, quien 21 años después se perpetúa en el poder. Respecto a Bongo, se trata del mismo presidente que lleva 40 años al frente de Gabón, fuente de petróleo para Francia. Durante décadas oscuros intereses han marcado la presencia de Francia en África. Así lo denuncia la ONG Survie, que nació en 1984 con el objetivo de reorientar la ayuda al desarrollo francesa para que llegue a sus destinatarios legítimos. Acabó dedicándose a denunciar, tras encontrarse con fraudulentas concesiones, la presencia de los servicios secretos y el empleo de mercenarios, con irregularidades en la ayuda al desarrollo muy beneficiosas para políticos de ambos continentes y sus amigos empresarios. Survie descubrió un paisaje en donde la corrupción económica y política eran la norma, y al que François-Xavier Verschave, presidente de Survie hasta su muerte en 2005, llamó Françafrique.

La Françafrique
Cuando en 1958, De Gaulle decidió otorgar la independencia a las colonias, encargó a Jacques Foccart –líder del partido gaullista y ‘Monsieur Afrique’ entre 1960 y 1974, periodo en el que auspició numerosos golpes de Estado– que afianzara la presencia de Francia en el continente. Las antiguas colonias conservaban un valor estratégico : constituían un refuerzo en la ONU, surtían materias primas, y, a través de la corrupción, financiaban partidos franceses. Los intereses de la Françafrique quedarían en manos de mercenarios, oscuros hombres de negocios y políticos africanos amigos. En el currículo bélico post-independencia figuran las peores guerras : Biafra, Liberia, Costa de Marfil, Burkina Fasso...
Primero se desembarazaron de los líderes independentistas. Mucho antes del asesinato de Shankara, Ruben Um Nyobé fue abatido por las tropas francesas cuando luchaba por la independencia de Camerún ; Sylvanus Olympio, depuesto por el primer golpe de Estado en el África negra en 1963, en Togo ; Barthelemy Baganda murió en un misterioso accidente de avión antes de convertirse en el primer presidente de la República Central Africana. A esta generación de líderes fallida les sustituirían “presidentes franceses de piel negra”, hombres relacionados con la metrópoli : masones, ex militares del Ejército francés… El invento aventajaba al sistema colonial en comodidad : era menos visible. La mayoría de estos líderes fueron revalidados democráticamente en los ‘80 y ‘90, con el respaldo de Francia, en elecciones tachadas de fraudulentas : Es el caso de Deby en Chad, Eyadema en Togo y Paul Biya en Camerún.

‘Les amis’ de Sarkozy
En 2006 durante una visita a Benin, Sarkozy esgrimía un discurso rupturista respecto a la Françafrique : “Debemos deshacernos de las tramas de antaño, de los responsables oficiosos que no obedecen a ninguna otra norma que la que ellos mismos dictan”. Mas sus amistades le delatan. Empezando por Charles Pasqua, inspirador político de Sarkozy, que ofició de testigo en la primera boda del presidente. Pasqua, implicado en numerosos casos de corrupción, es la otra figura principal junto a Foccart de la Françafrique. Continuando por Vincent Bolloré, cuya multinacional controla los transportes y logística de buena parte de África, quien le cedió su yate para que reposara tras su victoria electoral. Y por último Omar Bongo, primer jefe de Estado en visitar a Sarkozy tras su entrada en el Eliseo. Estos tres exponentes plantean interrogantes ante el rupturismo que anuncia el presidente de Francia.

El ‘affaire’ de la petrolera Elf

Entrevista a Odile Tobner, presidenta de la organización Survie:
”Hay un problema francés para los países africanos”

www.diagonalperiodico.net

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