domingo, 27 de enero de 2008

El criminal de guerra, José María Aznar, visita Lizarza, posa junto a la bandera patria y ...

Antes de abandonar el Ayuntamiento, Aznar, San Gil y los ediles populares salieron al balcón, en el que ondeaban las banderas de España, del País Vasco y la local. Desde allí pudieron ver una plaza rodeada de edificios, desde muchos de cuyos balcones pendían ikurriñas y carteles de apoyo a los presos de ETA. Apenas una decena de vecinos siguieron con curiosidad la escena desde sus ventanas o desde el exterior de una cafetería, mientras que varias patrullas de la Ertzaintza controlaban la seguridad en la zona. José María Aznar abandonó Lizarza después de agradecer la invitación de Otaola y expresar que había «disfrutado mucho» en su visita. Recordemos que la casi totalidad de este pueblo boicoteó las pasadas elecciones ante la imposibilidad legal de que la izquierda se pudiese presentar. El PP fue el único que se presentó (sacó una decena de votos y por tanto todos los ediles) y cosecha el repudio diario de los vecinos.

El ex presidente del Gobierno español José María Aznar desembarcó ayer por sorpresa en Lizartza, con el tiempo justo de hacerse una fotografía en el feudo de la izquierda abertzale que conquistó el PP gracias a los 27 votos que obtuvo en las elecciones del año pasado, a las que concurrió en solitario tras la ilegalización de las candidaturas de ANV y Abertzale Sozialistak. A tenor de lo sucedido ayer, parece evidente que el partido buscará rentabilizar al máximo la imagen de los populares en suelo vasco enemigo ante la campaña electoral que se avecina.

El presidente de honor del PP aprovechó su viaje a Donostia con motivo de la entrega del premio de la Fundación Gregorio Ordóñez a Regina Otaola para hacer una escapada por la mañana al municipio de Tolosaldea, donde apenas permaneció media hora.

Aznar se limitó a conocer el Ayuntamiento y a seis de los siete concejales del PP que trabajan en él, entre ellos la propia Regina Otaola, alcaldesa de la localidad, Manuel Michelena, Laura Garrido, Julia Tercero, Begoña Pereida y José Luis Marcaida. La presidenta del Partido Popular vasco, María San Gil, ejerció también de anfitriona del ex presidente español.


Retirada del Olentzero y nueva izada de la bandera española

Los vecinos del municipio optaron por ignorar su visita, pese a que pronto se corrió la voz de que llegaba, dada la ostensible presencia de la Ertzaintza y de agentes de paisano en la localidad, así como la avalancha de medios de comunicación que se produjo. Sólo una decena de lizartzarras curioseó desde la puerta de un bar cercano y alguno de los balcones cercanos al Consistorio, en la mayoría de los cuales cuelgan ikurriñas y banderas pidiendo el acercamiento de presos. "Esto es una provocación", murmuraba un vecino de avanzada edad al pasar por el lugar. En la lejanía unas jóvenes hacían fotos con sus móviles a una imagen a las que les costaba dar crédito.

La llegada de Aznar estuvo precedida de la retirada del Olentzero que había en la fachada del Ayuntamiento desde la Navidad y la izada de una bandera española en el balcón consistorial, algo con lo que parecía no contar el ex presidente, que llevó a Otaola una enseña como regalo, sabedor que la rojigualda no ondeaba en el lugar porque había sido quemada en las fiestas del pueblo.

La alcaldesa suplió la ausencia de declaraciones de Aznar, que se limitó a dar las gracias y a decir que Lizartza le había "gustado mucho". Otaola aseguró que el dirigente popular se interesó por saber cómo es el trabajo diario de los ediles en el municipio, las dificultades que afrontan y su relación con los vecinos. Se ofreció además a ayudarles en lo que necesiten y se comprometió a regalar los libros que edite la Fundación FAES para nutrir la biblioteca de la localidad.

"A partir de ahora habrá más sorpresas", adelantó Otaola, que no confirmó si espera la visita de Mariano Rajoy a Lizartza, aunque aseguró que el líder del PP acudirá "antes o después" de las elecciones. A este respecto, indicó que las puertas están abiertas también al PSOE, el PNV o cualquier partido que desee acudir. "Lizartza tiene que ser un pueblo normal, que reciba a todo aquel que venga en son de paz", sentenció.

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La mañana estuvo repleta de excentricidades. Primero, porque la noticia de la visita del ex presidente del Gobierno español José María Aznar al Ayuntamiento de Lizartza se difundió tan sólo un par de horas antes de su llegada, y eso hizo que periodistas, fotógrafos y cámaras llegaran corriendo y sin saber muy bien a qué venía tanto revuelo. Por otro lado, porque Regina Otaola, que ocupa el cargo de alcaldesa, quiso poner ese toque estrambótico, tan habitual en ella en los últimos tiempos.

Casi una hora antes de la llegada de Aznar, Otaola y su equipo estaban ultimando los preparativos. Una de las tareas más pesadas, sin duda, resultó engalanar la balconada del consistorio. Que si primero ésta y luego ésa... Que si ésta debe ir en el centro y la otra allí... Tras deliberar durante unos minutos, optaron por izar primeramente la ikurriña. Enseña que les debe tener manía, porque si hace unas semanas le resultaba imposible quitarla, ayer parecía que izarla era una labor imposible. Posteriormente, la rojigualda. También se les resistió, tanto que una de las concejales se encaramó a la barandilla para poder ponerla como quería. Sin embargo, cuando acabaron de colocar la última, la de la localidad, decidieron que no, que había que cambiar la ikurriña y poner otra de menor tamaño y, a ser posible, que no tuviese ninguna rotura.

Todo ello, mientras que en la tranquila localidad cada vez era más evidente la presencia policial y la afluencia de los medios, lo que hizo sospechar a los vecinos y vecinas que algo inusual ocurría. «Hoy también ya tenemos algo», comentaba una vecina. «A ver qué nos ha preparado» siguió cavilando otro, hasta que un tercero pasó y les aclaró lo que sucedía: «Debe de venir Aznar». La mayoría de ellos decidieron después ignorar el acontecimiento y muchos optaron por cerrar a cal y canto las ventanas y persianas de sus casas.

Pasada la una del mediodía llegaron cinco vehículos a la puerta del Ayuntamiento, donde ya se habían agolpado los medios y también los concejales expectantes ante su llegada. De uno de los coches bajó Aznar acompañado de la presidenta del PP en la CAV, María San Gil. En la puerta del edificio todo eran sonrisas, abrazos y poses para los medios. Que si «María ponte tu también», que si esto y lo otro...

Apelotonados entraron al Ayuntamiento donde, según comentó posteriormente la alcaldesa, Aznar se interesó por su labor y pudo ver personalmente, el salón de plenos y la biblioteca «que está muy bien puesta». Para que esté mejor aún, Aznar les ha prometido, por lo visto, que les regalará todos los libros que publique la FAES, fundación presidida por él mismo. «Van a venir muy bien para todos los vecinos para ver lo que significa la palabra y el concepto libertad, respeto y democracia», se apresuró a señalar Otaola, que se ha hecho con el cargo con tan sólo 27 votos y sin figurar en la listas que presentó el PP; la única que concurrió, tras la ilegalización de ANV.

Uno de los momentos de mayor expectación se produjo cuando todos se asomaron al balcón. Otaola tuvo ocasión de dar cuenta al ex presidente español de los proyectos que tiene en mente. Desde el balcón tuvo que ser, habida cuenta de que Aznar abandonó la localidad sin apenas pisar la calle, exceptuando el trayecto del coche al porche del consistorio, aproximadamente unos dos metros.

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