El estrecho de Gibraltar, junto con el puerto de Algeciras, es una de las rutas comerciales y puertos más importantes del mundo. El estrecho tiene una gran densidad de tráfico, con más de 100.000 buques al año, convirtiéndose así en el espacio más transitado del mundo. Por su parte, el puerto de Algeciras se encuentra entre los 25 puertos de más relevancia del planeta, siendo el segundo de Europa y el primero de España. Por sus más de 10 kilómetros de muelles pasaron, en el 2006, 25 millones de toneladas en tráfico total. Entre este tráfico, el más destacado en el puerto de Algeciras es el de graneles líquidos (20 millones en el 2006); estos graneles son en su mayoría petróleo (12 millones), fuel oil (3 millones) y la gasolina (2 millones).
Dentro de todas estas actividades comerciales, una de la más contaminante es el denominado bunkering; esta acción consiste en repostar combustible en medio del mar desde un barco cisterna. El bunkering provoca derrames, y es culpable del 88% del petróleo que llega a las aguas, generando así una contaminación silenciosa. Una de las zonas preferidas en el mundo para realizar esta acción tan perjudicial para el medioambiente es el estrecho de Gibraltar, siendo en especial la Bahía de Algeciras el lugar elegido para emprender la recarga. Este sistema sólo se practica en la bahía de Algeciras en la zona comunitaria, convirtiéndose, pues, en una verdadera gasolinera flotante, llegando a expenderse hasta 6 millones de toneladas de combustible al año. Debido a esta situación, el tráfico de buques se condensa en esta zona, por donde circula el 10% del tráfico marítimo mundial al año (100.000 barcos) entre nuestras costas y entre 4.000 y 5.000 petroleros que se encargan de esos repostajes. Por lo tanto, la atracción va siendo más y más intensa, con lo que año tras año va aumentando el tráfico, aumentando el riesgo de derrames y mareas negras.
Este gran flujo de buques y barcos petroleros, unido al tráfico turístico y de migrantes entre Marruecos y España, hace que cada vez sean más frecuentes y aumenten las probabilidades de choque o colisión entre barcos, o el envaramiento de los mismos por falta de espacio; tanto es así que en el 2007, han embarrancado 3 barcos en la bahía de Algeciras y se han producido hasta 3 colisiones, una de ellas fue la del chatarrero New Flame, con el petrolero Torm Gertrud el 12 de Agosto. Estos choques, aumentan el riesgo de contaminación por chatarra, combustibles y vertidos tóxicos, sin que las leyes ni las medidas de seguridad hagan nada por impedirlo.
Las razones del aumento de estas prácticas en las aguas del estrecho se deben al escaso control de las autoridades, a la falta de métodos de vigilancia adecuados o de sistemas de sanciones eficaces. Como cuestión de fondo es posible detectar el lobby económico o la presión económica que hace posible que las administraciones miren hacia otro lado, permitiendo este tipo de actividad y dejando que la fuerza del capital (miles y miles de litros de pertoleo) circule por la bahía.
No hay que olvidar que la industria portuaria de la bahía equivale al 7,7% del PIB andaluz. De hecho, es patente que la actividad no ralentizará su marcha, ya que se prevé un nuevo puerto en Marruecos, uniéndose al polo que forma el estrecho en general y la Bahía de Algeciras en particular. Además, la importancia económica para las instituciones del polo industrial y comercial de Algeciras se ve reflejada en la construcción en estos años de la autopista Jerez-Los Barrios, que une la Bahía de Algeciras con el Aeropuerto jerezano pasando por el Parque Natural de los Alcornocales, en plena sierra gaditana.
El caso del New Flame, por lo tanto, sólo es un caso más entre la cantidad de catástrofes que se suceden silenciosamente. Por otro lado, el gobierno local utilizara este tipo de acontecimiento para lanzar a través de los medios de comunicación de masas un mensaje de ayuda al medio ambiente y eficacia de resolución ante este tipo de problemas. A veces estas situaciones sirven para abrir los ojos de los ciudadanos y que la sociedad se de cuenta del grave peligro que corre este rincón de Andalucía. Tras su hundimiento, el New Flame empezó a soltar hidrocarburos que han estado llegando a las playas de Algeciras. En especial, en las playas de Getares y el Rinconcillo, llevan recogido más de 217 toneladas de hidrocarburos mezclados con arena y piedras. Sin embargo, lo más peligroso y contaminante son las 42.000 toneladas de chatarra que contiene el buque semihundido y que una vez soltadas al fondo marino son muy difíciles de controlar, debido a las mareas que las extenderán por el litoral, y muy contaminantes.
Cuando se habla de la contaminación, pocas veces se hace notar de que es un Parque Natural del que estamos hablando. El Parque Natural del Estrecho, de alto valor ecológico, comprende la orilla norte del estrecho, más su litoral marino correspondiente. En este conjunto, pueden observarse orcas, delfines o tortugas, así como una gran cantidad de especies marinas y aves. Sin olvidar que la zona de Algeciras es también fuente de pesca y recolección de bivalvos y moluscos, que serán los primeros afectados por esta contaminación, teniendo que ser automáticamente depurados todo lo capturado por el riesgo de intoxicación. Este conjunto y hábitat de numerosas especies se está perdiendo, arrasada por las mareas negras, la gasolina, además de otros desperdicios como chatarra, altamente contaminante; todo esto agravado por las industrias petroquímicas de Algeciras, que vierten su humo y sus residuos en esta región que poco a poco está muriendo.
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