lunes, 21 de enero de 2008

El gobierno de Israel deja a Gaza sin luz y en un estado de emergencia a más de un millón de personas.

Israel decidió hace tres días impedir que los suministros de combustibles entren al territorio a través de los pasos fronterizos. La Autoridad Palestina de Energía consideró que los efectos de esta situación serán devastadores para una población de casi un millón y medio de habitantes. Tras la falta de electricidad se ha producido una demanda de bienes esenciales como arroz, harina y aceite, además de velas y baterías. La falta de suministro eléctrico afecta principalmente los servicios sanitarios y los hospitales, donde se atiende a decenas de heridos de los últimos ataques del ejército israelí que se cobraron al menos 37 vidas. Estos ataques, así como el cierre de los pasos fronterizos, fueron dispuestos por el ministro de Defensa, Ehud Barak, que dijo que los palestinos "exageran". Si esperan la condena de gobiernos europeos, esperen, esperen.

Naciones Unidas intentó persuadir infructuosamente al gobierno israelí para que levante la sanción que -según alega la organización- sólo contribuirá a empeorar la delicada situación humanitaria de Gaza.
La medida afecta incluso el ingreso de ayuda humanitaria que sólo puede pasar con la aprobación expresa de Barak.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, Arye Mekel, minimizó el panorama que describen los palestinos. "Tienen interés en exagerar la situación", comentó el vocero. "La pelota está en su campo. Si detienen los cohetes hoy, todo volverá a la normalidad", agregó.
El director de la planta generadora de electricidad, Rafik Maliha, dijo que las turbinas dejaron de funcionar este domingo porque la terminal de suministro, Nahal Oz, estaba cerrada y ya no tenían reservas. Pero Mekel puso en dudas la afirmación y sostuvo que la paralización de la planta era innecesaria, ya que los palestinos de Gaza sí tienen reservas, así como gas para cocinar y diesel.

www.insurgente.org

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