La heroína encarnó el paradigma de ‘la droga’ durante la década de los ‘80 y principios de los ‘90 en el Estado español (consultar Heroína de E. Hidalgo, Ed. Amargord, 2007). Delincuencia, marginación, inseguridad ciudadana, VIH-sida, tuberculosis… se han asociado al consumo de esta sustancia y han supuesto el mayor trauma sociosanitario de las últimas décadas. Conviene recordar que estas consecuencias tienen poco que ver con las propiedades farmacológicas o los efectos de la sustancia, sino más bien con las condiciones en las que se ha realizado su uso (intercambio de jeringuillas, pureza desconocida, mercado clandestino, etc.). Así, una determinada concepción política de las drogas ha provocado, por acción o por omisión, la muerte de al menos 50.000 personas en las tres últimas décadas.
Las encuestas del Plan Nacional sobre Drogas señalan que en los últimos 15 años el uso experimental de heroína (“haber probado”) se ha mantenido por debajo del 1% de la población adulta. Con respecto al uso reciente (“consumido en el último mes”) las frecuencias son siempre inferiores al uno por mil. El problema es que este tipo de estudios en los que se encuesta a población general son poco específicos sobre drogas poco consumidas o con un uso limitado a determinados entornos y culturas.
Y éste ha sido precisamente el cambio epidemiológico más importante en relación con la heroína en los últimos 15 años. Los lugares de comercio y consumo se han desplazado del centro de las ciudades a zonas no urbanizadas de la periferia. En los extrarradios de las ciudades se extienden los hipermercados de la droga, donde la heroína puede comprarse y consumirse con total libertad.
Las condiciones de vida y sanitarias de estos espacios pueden calificarse, sin exagerar, de inhumanas. Pero no están a la vista del ciudadano medio, por lo que no producen alarma social. Los profesionales que trabajan en estos entornos afirman que se están produciendo nuevas incorporaciones de forma constante. Aunque muchas personas prefieren fumar heroína en lugar de inyectársela, también parece que el uso de heroína por vía parenteral resurge con fuerza.
diagonalperiodico.net
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