Frente a la difícil situación económica y social que atraviesa Italia, la utilización de la etnia gitana como chivo expiatorio ha dado buenos resultados. Después de los ataques a los gitanos en Nápoles por parte de los habitantes de un barrio pobre y controlado por la Camorra, el pasado 15 de mayo la policía realizó una masiva operación en todo el país, desalojando campamentos y realizando decenas de expulsiones. Los partidos de derecha propusieron la creación de un “comisario especial” para los gitanos en Milán y en Roma y hasta se habló de dar poder a las rondas de militantes derechistas para que controlen las ciudades contra la criminalidad. Otra idea inquietante llegó del postfascista ministro de Defensa, Ignazio La Russa : utilizar el Ejército para patrullar las calles por la noche. El Gobierno está estudiando leyes para dar más poder a los alcaldes contra los migrantes : podrán echar a los vendedores de bolsos falsos, a los que anden sin oficio, obligar a limpiar los monumentos a quienes los ensucien...
Mano dura
“Los italianos tienen derecho a no tener miedo”. Con frases como ésta Berlusconi ha fomentado la obsesión securitaria. Los que sí van a tener miedo son los migrantes después de las nuevas leyes del Gobierno. El ministro de Interior Roberto Maroni, de la Liga Norte, propuso una serie de medidas antiinmigración que entrarán en vigor antes de julio. La normativa más polémica será la introducción del delito de inmigración clandestina, con penas desde seis meses hasta cuatro años. Si un migrante sin documentación comete un delito, la pena le será elevada automáticamente en un tercio. Además los condenados a más de dos años serán expulsados. El decreto prevé la prolongación de la detención de los sin papeles en los centros de internamiento, que pasa de dos a 18 meses, en concordancia con la nueva directiva europea aprobada por el Consejo de la UE (ver página 44). Se endurecen las condiciones para la reagrupación familiar, que se limita a padres e hijos, previa prueba de ADN. Los que pidan asilo político no podrán moverse del lugar asignado por el prefecto. Los que alquilen casas a extranjeros clandestinos se arriesgan a penas de cárcel de entre seis meses y tres años, multas de 50.000 euros y la confiscación del piso. El Gobierno, para frenar la inmigración rumana, identificada por las autoridades como uno de los principales problemas de seguridad, piensa endurecer las normas para la circulación de los ciudadanos comunitarios. Los alcaldes tendrán poderes para controlar y expulsar a los extranjeros, comunitarios o no. Para vivir en el país, éstos deberán demostrar que tienen casa y renta suficiente.
Militarizar la basura
El 21 de mayo, en una reunión extraordinaria de ministros en Nápoles, Berlusconi dictó su receta para acabar con la crisis de la basura que todavía afecta la ciudad. Como en el resto de las primeras medidas de gobierno, la mano dura es la vía para afrontar los conflictos. Los nombres de los siete vertederos elegidos para hacer frente a la emergencia serán secretos y declarados “sitios de interés estratégico-militar” dirigidos por el Ejército. Y los que se atrevan a protestar tendrán que afrontar duras penas : de tres meses a un año de cárcel para quien intente entrar en uno de los vertederos ; hasta cinco años de cárcel para quien organice manifestaciones que provoquen enfrentamientos con la policía. Los movimientos critican el sistema de recogida de basura, en particular la construcción de nuevas incineradoras. La política de Berlusconi prefiere considerar “energía limpia” la que se produce quemando la basura y no invierte en recursos renovables. Sin embargo, el nuevo Gobierno no ha tardado en anunciar que reintroducirá en el país la energía nuclear en 2013, proscrita desde 1987 después de que la población votara mayoritariamente en contra.
La legitimación de los neonazis
El 4 de mayo, en Verona cuatro neonazis mataban a un joven que no quiso ofrecerles un cigarrillo. Frente a este episodio, el nuevo presidente de la Cámara, el postfascista Gianfranco Fini, comentó que le parecía más grave que aquel día se quemasen banderas de Israel durante una protesta en Turín, donde se celebraba la Feria del Libro de la ciudad. El alcalde de la ciudad, Flavio Tosi, de la Liga Norte, intentó minimizar el hecho diciendo que se trataba sólo de un episodio : para él y su partido la seguridad es prioritaria, pero el problema no son los neonazis sino los migrantes. La derecha tiene su corazón en Roma, donde los partidarios del nuevo alcalde, el neofascista Gianni Alemanno, festejaron su victoria electoral con saludos fascistas. El mismo Alemanno, procesado por agresión durante su juventud de militante de extrema derecha, todavía lleva al cuello una cruz céltica. Il Cavaliere tiene importantes relaciones con las formaciones neofascistas. Por poner otro ejemplo : gracias a un acuerdo político, Alessandra Mussolini, nieta del dictador y elegida en la Cámara por el partido de Berlusconi, ha dejado su escaño en el Parlamento Europeo a Roberto Fiore, exponente de la ultrafascista Forza Nuova. Fiore había sido condenado por “asociación subversiva” en relación con el atentado fascista de la estación de Bolonia, donde en 1982 una bomba mató a 85 personas. La nieta de Mussolini había declarado en 2006 en un debate sobre la homosexualidad que “es mejor ser fascista que maricón”.
La oposición en las calles comienza a manifestarse
diagonalperiodico.net
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