...por Txente Rekondo
La marcha del proceso de paz irlandés sigue su rumbo, imparable a pesar de los obstáculos que continúan apareciendo cada cierto tiempo. Las última semanas se han sucedido diferentes noticias en ese sentido. La aparición de nuevos espías, la muerte violenta de miembros de grupos disidentes, la crisis que parece afectar al DUP de Paisley y la muerte reciente de Brendan Hugues son algunos ejemplos.
Nuevamente los segurócratas británicos han movido sus fichas estas semanas para introducir cierta inestabilidad en la vida política y social del norte de Irlanda. El anuncio público que un republicano, Roy McShane, que había sido chofer de los dirigentes del Sinn Féin era un "informador de los servicios secretos británicos" buscaba desencadenar los rumores y la inseguridad en la comunidad nacionalista. A pesar del boom mediático de la noticia, fuentes republicanas señalan que hace tiempo que se sospechaba de la presencia de algún espía dentro del partido, de ahí que tanto McShane como algún otro fueran apartados de sus funciones. De hecho, el propio McShane llevaba más de año y medio trabajando como taxista en una empresa.
La presencia de confidentes es algo común en la historia de Irlanda desde que los británicos ocuparon la isla. No hay etapa donde no encontremos la mano negra de esos actores buscando derrotar definitivamente al movimiento republicano desde su fundación de la mano de Wolfe Tone en el siglo dieciocho. Sin embargo no han logrado reducir la lucha de independencia ni evitar la salida británica del sur de la isla en el siglo veinte, como tampoco evitaron el auge del IRA en los setenta o el éxito electoral del movimiento republicano más recientemente.
Sus promotores intentan desmoralizar a la familia republicana y a la comunidad nacionalista, sin embargo esos métodos a los que realmente perjudican son a las familias de los colaboradores. Un caso ocultado por los medios ha sido el de Raymond Gilmour, que en su día fue presentado como el "supercolaborador", y que en la actualidad se queja de su situación de abandono, la viva imagen del "traidor traicionado" La policía y las fuerzas británicas continúan intentando reclutar confidentes y la vuelta a la política de controles callejeros, con la excusa de la amenaza disidente, muestran el uso de la guerra sucia una vez más.
Como señala un dirigente republicano, "estamos muy atareados buscando la unidad de Irlanda como para ser distraídos con las fantasías de informadores y sus promotores". Y buen aprueba de ello lo tendremos el próximo fin de semana con la celebración de la Congreso general del Sinn Féin.
Los disidentes republicanos también han tenido sui protagonismo recientemente. Estos grupos o grupúsculos que aparecen como champiñones en la escena disidente republicana. En muchas ocasiones más allá de la enorme infiltración que sufren por parte de los segurócratas británicos, parece que su objetivo y mensaje más que expulsar a los británicos de Irlanda, sea poner en dificultades al movimiento republicano y más en concreto al Sinn Féin.
La sopa de letras que encontramos en ese campo (INLA, CIRA, RIRA, Oglaih na hEireann, IRLA, Republican Defence Army…), sin apenas apoyo popular y metidos en ocasiones en oscuros negocios de drogas o pactos con organizaciones lealistas, hace que en algunos círculos se les presente, no sin ironía, como el "real-continuity-dissident
La marcha del proceso de paz irlandés sigue su rumbo, imparable a pesar de los obstáculos que continúan apareciendo cada cierto tiempo. Las última semanas se han sucedido diferentes noticias en ese sentido. La aparición de nuevos espías, la muerte violenta de miembros de grupos disidentes, la crisis que parece afectar al DUP de Paisley y la muerte reciente de Brendan Hugues son algunos ejemplos.
Nuevamente los segurócratas británicos han movido sus fichas estas semanas para introducir cierta inestabilidad en la vida política y social del norte de Irlanda. El anuncio público que un republicano, Roy McShane, que había sido chofer de los dirigentes del Sinn Féin era un "informador de los servicios secretos británicos" buscaba desencadenar los rumores y la inseguridad en la comunidad nacionalista. A pesar del boom mediático de la noticia, fuentes republicanas señalan que hace tiempo que se sospechaba de la presencia de algún espía dentro del partido, de ahí que tanto McShane como algún otro fueran apartados de sus funciones. De hecho, el propio McShane llevaba más de año y medio trabajando como taxista en una empresa.
La presencia de confidentes es algo común en la historia de Irlanda desde que los británicos ocuparon la isla. No hay etapa donde no encontremos la mano negra de esos actores buscando derrotar definitivamente al movimiento republicano desde su fundación de la mano de Wolfe Tone en el siglo dieciocho. Sin embargo no han logrado reducir la lucha de independencia ni evitar la salida británica del sur de la isla en el siglo veinte, como tampoco evitaron el auge del IRA en los setenta o el éxito electoral del movimiento republicano más recientemente.
Sus promotores intentan desmoralizar a la familia republicana y a la comunidad nacionalista, sin embargo esos métodos a los que realmente perjudican son a las familias de los colaboradores. Un caso ocultado por los medios ha sido el de Raymond Gilmour, que en su día fue presentado como el "supercolaborador", y que en la actualidad se queja de su situación de abandono, la viva imagen del "traidor traicionado" La policía y las fuerzas británicas continúan intentando reclutar confidentes y la vuelta a la política de controles callejeros, con la excusa de la amenaza disidente, muestran el uso de la guerra sucia una vez más.
Como señala un dirigente republicano, "estamos muy atareados buscando la unidad de Irlanda como para ser distraídos con las fantasías de informadores y sus promotores". Y buen aprueba de ello lo tendremos el próximo fin de semana con la celebración de la Congreso general del Sinn Féin.
Los disidentes republicanos también han tenido sui protagonismo recientemente. Estos grupos o grupúsculos que aparecen como champiñones en la escena disidente republicana. En muchas ocasiones más allá de la enorme infiltración que sufren por parte de los segurócratas británicos, parece que su objetivo y mensaje más que expulsar a los británicos de Irlanda, sea poner en dificultades al movimiento republicano y más en concreto al Sinn Féin.
La sopa de letras que encontramos en ese campo (INLA, CIRA, RIRA, Oglaih na hEireann, IRLA, Republican Defence Army…), sin apenas apoyo popular y metidos en ocasiones en oscuros negocios de drogas o pactos con organizaciones lealistas, hace que en algunos círculos se les presente, no sin ironía, como el "real-continuity-dissident
Las disputas de estos grupos residuales se están saldando a través de la violencia, de ahí que el temor a padecer infiltrados policiales o el control de algunas zonas les sitúe como posibles autores materiales de algunas muertes recientes. Hace unos días el cadáver de Andrew Burns apareció en Donegal, el año pasado, Joe Jones y Edward Burns, morían violentamente en Belfast. Estos casos parecen estar relacionados con la violencia disidente, y su atención mediática es mínima.
Algo que no ocurre cuando los fallecidos, casos de Paul Quinn el año pasado o Robert McCartney en 2005, quieren presentarse como "víctimas del IRA". En esas ocasiones, la campaña mediática continúa hasta nuestros días, con una intensa participación de los partidos políticos que utilizan la situación para atacar al Sinn Féin. Esa doble moral, o doble rasero, ha provocado que algunos familiares de víctimas recientes pongan el grito en el cielo ante lo que ellos consideran una actitud hipócrita ante la violencia por parte de aquellos que dicen condenarla "venga de donde venga". Los casos antes mencionados o los de Lisa Dorrian, una joven desaparecida y de cuya muerte se acusa a organizaciones paramilitares lealistas, o el de otro joven también víctima de lealistas, pero que su caso es ocultado por la colaboración de éstos con los servicios británicos.
Los que no parece que pasan por su mejor momento son los dirigentes del DUP, y más concretamente la familia Paisley. Algunos se han atrevido a aplicar un símil cinematográfico y han empezado a hablar de "la caída de la casa Paisley". Tal vez sea algo prematuro hablar del fin político del patriarca de 82 años y dirigente del DUP, pero las ultimas semanas se han sucedido las grietas en ese edificio que ha edificado Ian Paisley en las ultimas décadas.
Primero fue el rechazo a su presencia en una conmemoración por las víctimas de un ataque del IRA hace treinta años, luego vino su relevo al frente de la Iglesia Presbiteriana Libre, a continuación el importante revés electoral en Dromore y finalmente el caso de corrupción y tráfico de influencias que han motivado la dimisión de su hijo.
Si éste ultimo caso ha centrado la actualidad mediática, el retroceso electoral ha preocupado a los dirigentes del DUP, quienes se han reunido en Lisboa para preparara la nueva era post-Paisley. En la cita electoral de Dromore, que algunos han definido como "la noche de san Valentín del DUP, el partido de Paisley descendió del 50% al 28%, y buen aparte de los votos fuerona al nuevo partido creado por el eurodiputado y antiguo miembro del DUP, Jim Aliste, el "Tradicional Unionist Voice". Además de la pérdida de votos, el DUP ha visto como las segundas preferencias del TUV van a parar al UUP, lo que le ha dejado sin escaño.
Es pronto para extrapolar los resultados a un futuro escenario electoral, pero por si acaso, la maquinaria unionista se ha puesto a trabajar, y para ello qué mejor que utilizar la inseguridad emocional que tanto rédito ha dado en el pasado. El uso del miedo es clave, de ahí que se presente la división del voto unionista como peligrosa, ya que podría dar al Sinn Féin el primer puesto, y consecuentemente presentar a Martin McGuinness como primer ministro.
Además del miedo, se ponen sobre la mesa nuevas condiciones, como la disolución del Consejo del ejército del IRA y permitir el paso de la marcha orangista por el enclave nacionalista de Garvaghy Road en Portadown.
La mayoría del DUP, y de la comunidad unionista, no está en contra del gobierno compartido o del proceso, lo que no soportan son las imágenes de "los hermanos risitas", de ahí su descontento con sus dirigentes. La sucesión de Paisley será el centro de las especulaciones en las próximas semanas, y algunos señalan que Peter Robinson es el elegido (contaría con el apoyo de todos los sectores del partido, desde los modernizadores hasta los fundamentalistas), con Nigel Dodds como su segundo.
Y mientras todo eso ocurría, la muerte de Brendan Hughes ha puesto sobre la mesa las pésimas condiciones que soportaron los prisioneros políticos, y las consecuencias de ello todavía las están pagando. Más allá de las diferencias ideológicas que mantuvo en los últimos años con la estrategia del movimiento republicano, el reconocimiento a su figura ha quedado patente en la asistencia a su funeral, el más numerosos de los últimos años, y con el mensaje de la familia republicana rindiendo homenaje a su figura y a su papel en la lucha por la independencia de Irlanda.
TXENTE REKONDO.- Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN)
www.rebelion.org
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