domingo, 6 de enero de 2008

Falleció el escritor cubano Lisandro Otero.

En la noche de este jueves falleció en La Habana el destacado escritor cubano Lisandro Otero, considerado una de las voces más importantes de la narrativa cubana contemporánea. Desde la aparición en 1955 de su libro Tabaco para un jueves santo y otros cuentos cubanos, Otero ha publicado más de 20 títulos dentro de los géneros novela, testimonio, ensayo y periodismo. Es autor de la Trilogía cubana −La situación (Premio Casa de las Américas 1963), En ciudad semejante, Árbol de la vida−, entre otros libros como Pasión de Urbino, Temporada de ángeles, Boleros, General a caballo, La travesía y Charada. La diversidad de su obra sido traducida a 14 idiomas.

Participó en la lucha insurreccional clandestina en Cuba. Fue colaborador habitual de periódicos y revistas de América Latina y Europa. Ocupó importantes responsabilidades en instituciones culturales cubanas, la UNEAC y el servicio exterior. Como periodista y diplomático fue testigo y cronista de trascendentes eventos históricos como la guerra de Viet Nam y los esfuerzos sociales de la unidad popular en Chile.

Se le otorgó, en el año 2002, el Premio Nacional de Literatura y también recibió el Premio Nacional de Periodismo Cultural. En el momento de su fallecimiento presidía la Academia Cubana de la Lengua.

En cumplimiento de su voluntad, su cadáver será cremado. Próximamente el Instituto Cubano del Libro, la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba y la Academia Cubana de la Lengua realizarán el homenaje que merece esta destacada figura de la cultura cubana.

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Entrevista a Lisandro Otero: "Siempre confie en las utopías"

New Flame, la historia se repite.

La bahía de Algeciras está constantemente agredida por residuos sólidos y fluidos contaminantes de todo tipo de barcos que transitan el estrecho de Gibraltar. Sin embargo, a pesar de los numerosos casos de contaminación y de las denuncias ante tribunales europeos por parte de grupos ecologistas y sociales, la historia se repite.

Las catástrofes se suceden y la administración pone parches sin dar una solución duradera y efectiva al problema; los casos documentados de derrames de fuel y contaminación en la bahía de Algeciras pueden contarse por decenas. Desde el 2002 y el 2003, con seis incidentes con derrame de fuel; hasta el 2007, fueron multitud de derrames los que azotaron a la bahía algecireña, como el caso del Sierra Nava, en enero y el comienzo del quebrantamiento del New Flame hasta el día de hoy. Además, a estos vertidos hay que sumar la innumerable cifra de descuidos provocados por petroleros, chatarreros y demás buques que no hacen más que empeorar la biodiversidad marítima, exterminándola silenciosamente en nuestras costas, ya en crisis debido a la contaminación de aguas y el polo industrial que envenena a los humanos.

El estrecho de Gibraltar, junto con el puerto de Algeciras, es una de las rutas comerciales y puertos más importantes del mundo. El estrecho tiene una gran densidad de tráfico, con más de 100.000 buques al año, convirtiéndose así en el espacio más transitado del mundo. Por su parte, el puerto de Algeciras se encuentra entre los 25 puertos de más relevancia del planeta, siendo el segundo de Europa y el primero de España. Por sus más de 10 kilómetros de muelles pasaron, en el 2006, 25 millones de toneladas en tráfico total. Entre este tráfico, el más destacado en el puerto de Algeciras es el de graneles líquidos (20 millones en el 2006); estos graneles son en su mayoría petróleo (12 millones), fuel oil (3 millones) y la gasolina (2 millones).

Dentro de todas estas actividades comerciales, una de la más contaminante es el denominado bunkering; esta acción consiste en repostar combustible en medio del mar desde un barco cisterna. El bunkering provoca derrames, y es culpable del 88% del petróleo que llega a las aguas, generando así una contaminación silenciosa. Una de las zonas preferidas en el mundo para realizar esta acción tan perjudicial para el medioambiente es el estrecho de Gibraltar, siendo en especial la Bahía de Algeciras el lugar elegido para emprender la recarga. Este sistema sólo se practica en la bahía de Algeciras en la zona comunitaria, convirtiéndose, pues, en una verdadera gasolinera flotante, llegando a expenderse hasta 6 millones de toneladas de combustible al año. Debido a esta situación, el tráfico de buques se condensa en esta zona, por donde circula el 10% del tráfico marítimo mundial al año (100.000 barcos) entre nuestras costas y entre 4.000 y 5.000 petroleros que se encargan de esos repostajes. Por lo tanto, la atracción va siendo más y más intensa, con lo que año tras año va aumentando el tráfico, aumentando el riesgo de derrames y mareas negras.

Este gran flujo de buques y barcos petroleros, unido al tráfico turístico y de migrantes entre Marruecos y España, hace que cada vez sean más frecuentes y aumenten las probabilidades de choque o colisión entre barcos, o el envaramiento de los mismos por falta de espacio; tanto es así que en el 2007, han embarrancado 3 barcos en la bahía de Algeciras y se han producido hasta 3 colisiones, una de ellas fue la del chatarrero New Flame, con el petrolero Torm Gertrud el 12 de Agosto. Estos choques, aumentan el riesgo de contaminación por chatarra, combustibles y vertidos tóxicos, sin que las leyes ni las medidas de seguridad hagan nada por impedirlo.

Las razones del aumento de estas prácticas en las aguas del estrecho se deben al escaso control de las autoridades, a la falta de métodos de vigilancia adecuados o de sistemas de sanciones eficaces. Como cuestión de fondo es posible detectar el lobby económico o la presión económica que hace posible que las administraciones miren hacia otro lado, permitiendo este tipo de actividad y dejando que la fuerza del capital (miles y miles de litros de pertoleo) circule por la bahía.

No hay que olvidar que la industria portuaria de la bahía equivale al 7,7% del PIB andaluz. De hecho, es patente que la actividad no ralentizará su marcha, ya que se prevé un nuevo puerto en Marruecos, uniéndose al polo que forma el estrecho en general y la Bahía de Algeciras en particular. Además, la importancia económica para las instituciones del polo industrial y comercial de Algeciras se ve reflejada en la construcción en estos años de la autopista Jerez-Los Barrios, que une la Bahía de Algeciras con el Aeropuerto jerezano pasando por el Parque Natural de los Alcornocales, en plena sierra gaditana.

El caso del New Flame, por lo tanto, sólo es un caso más entre la cantidad de catástrofes que se suceden silenciosamente. Por otro lado, el gobierno local utilizara este tipo de acontecimiento para lanzar a través de los medios de comunicación de masas un mensaje de ayuda al medio ambiente y eficacia de resolución ante este tipo de problemas. A veces estas situaciones sirven para abrir los ojos de los ciudadanos y que la sociedad se de cuenta del grave peligro que corre este rincón de Andalucía. Tras su hundimiento, el New Flame empezó a soltar hidrocarburos que han estado llegando a las playas de Algeciras. En especial, en las playas de Getares y el Rinconcillo, llevan recogido más de 217 toneladas de hidrocarburos mezclados con arena y piedras. Sin embargo, lo más peligroso y contaminante son las 42.000 toneladas de chatarra que contiene el buque semihundido y que una vez soltadas al fondo marino son muy difíciles de controlar, debido a las mareas que las extenderán por el litoral, y muy contaminantes.

Cuando se habla de la contaminación, pocas veces se hace notar de que es un Parque Natural del que estamos hablando. El Parque Natural del Estrecho, de alto valor ecológico, comprende la orilla norte del estrecho, más su litoral marino correspondiente. En este conjunto, pueden observarse orcas, delfines o tortugas, así como una gran cantidad de especies marinas y aves. Sin olvidar que la zona de Algeciras es también fuente de pesca y recolección de bivalvos y moluscos, que serán los primeros afectados por esta contaminación, teniendo que ser automáticamente depurados todo lo capturado por el riesgo de intoxicación. Este conjunto y hábitat de numerosas especies se está perdiendo, arrasada por las mareas negras, la gasolina, además de otros desperdicios como chatarra, altamente contaminante; todo esto agravado por las industrias petroquímicas de Algeciras, que vierten su humo y sus residuos en esta región que poco a poco está muriendo.



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Pueblo saharaui: autodeterminación e independencia.

...por Alberto Alvariño Atiénzar de Granma

En 1960, cuando el proceso de descolonización en el mundo era un hecho irreversible, resultante de la nueva correlación de fuerzas surgidas después de la Segunda Guerra Mundial, la ONU aprobó la Resolución 1415, que reconocía el derecho de los pueblos colonizados a decidir libremente sobre su futuro.

Sin otra opción que la lucha armada, el 10 de mayo de 1973 se realizó el congreso constituyente del Frente Popular de Liberación de Saguía, El Hamra y Río Oro (POLISARIO), genuino representante político y militar del pueblo saharaui en el antiguo Sahara Español. Diez días después, la nueva organización armada tuvo su bautismo de fuego con el asalto a un cuartel español y no cesó de combatir hasta que las tropas de ese país rindieron sus armas. Con la salida del último de sus soldados fue proclamada la actual República Árabe Saharaui Democrática (RASD).El territorio de esta nueva nación, entregado entonces por España a Marruecos y Mauritania, continuó siendo escenario de combates incesantes contra las fuerzas invasoras de ambos países hasta que, en 1979, Mauritania aceptó la paz y reconoció a la RASD.
Pero Marruecos se había apoderado también de ese territorio, y la lucha armada se extendió hasta el inicio de los años noventa del pasado siglo.
Han transcurrido más de dieciséis años desde que se produjo el alto al fuego en 1991, entre las fuerzas marroquíes —que ocupan las dos terceras partes del territorio de la RASD— y el Frente POLISARIO, tras la resolución 690 del Consejo de Seguridad de la ONU, que propugnó un acuerdo entre las dos partes en conflicto para la celebración de un referéndum de autodeterminación en el Sahara Occidental y el establecimiento de una misión de su órgano internacional para asegurar esos fines.
Hasta hoy han sido infructuosos todos los esfuerzos negociadores. El Frente POLISARIO, auténtico y único representante de su sufrido y combativo pueblo, exige la autodeterminación e independencia de la RASD, proclamada el 27 de febrero de 1976, mientras los dirigentes marroquíes, al tiempo que han pospuesto indefinidamente el referéndum, procuran alcanzar la autonomía de esa región y llevan a cabo la colonización de la zona ocupada, que abarca el territorio saharaui más rico en recursos, entre ellos el fosfato, la pesca y el petróleo.
En un nuevo paso para alcanzar una negociación, el 30 de abril del 2007, el Consejo de Seguridad de la o­nU aprobó la Resolución 1754, sobre cuyas bases se realizaron en junio y agosto pasados nuevas rondas, sin avances perceptibles. Un tercer encuentro está anunciado a iniciarse en las próximas horas, entre el 7 y el 9 de enero, en Nueva York, Estados Unidos.
A propósito del justo y permanente reclamo del pueblo saharaui, recientemente concluyó el XII Congreso Nacional del Frente POLISARIO, celebrado en la localidad de Tifariti, territorio liberado que fuera escenario de cruentos combates contra el ocupante marroquí.
En este Congreso, que contó con 1 750 delegados, se levantaron las voces solidarias de unos 250 invitados, representantes de partidos políticos, movimientos y organizaciones progresistas, principalmente de África, América Latina y Europa. Allí se escuchó la voz de la delegación cubana, que ratificó el apoyo y la solidaridad invariables al hermano pueblo saharaui, a su justa lucha por el derecho a la autodeterminación e independencia.
El cónclave hizo un balance desde el anterior congreso, evaluó la situación internacional y nacional, los asuntos sociales internos y las tareas más inmediatas; eligió a su nuevo Secretariado Nacional, integrado por 41 miembros, y ratificó como secretario general del Frente POLISARIO a Mohamed Abdelaziz, quien desde el año 1976 —tras la muerte en combate del líder nacional y mártir de la libertad y la dignidad, Uali Mustafá Sayed— dirige los destinos del Frente y de la nación saharaui.
Los participantes y las delegaciones invitadas al evento hicieron un llamamiento urgente a la comunidad internacional, y en particular a la Organización de Naciones Unidas, para llevar a cabo el proceso de paz en el Sahara Occidental.
En el documento se considera que la ONU, como garante del derecho del pueblo saharaui, debe actuar con firmeza para dar una salida a la situación de impasse, exigiendo a Marruecos el respeto y la aplicación de sus resoluciones sobre el Sahara Occidental.También se subraya que las negociaciones directas entre el Reino de Marruecos y el Frente POLISARIO debían culminar en una solución justa que permita la autodeterminación del pueblo del Sahara Occidental, significando la competencia de la o­nU en este conflicto. En consecuencia, se exhorta a la comunidad internacional para que Marruecos respete los derechos inalienables del pueblo saharaui.
Las delegaciones extranjeras asistentes al evento destacaron que solo una solución justa y pacífica, basada en el derecho a la autodeterminación del pueblo de la RASD, a través de un referéndum libre y democrático, constituiría un aporte importante a la paz, estabilidad y cooperación en el Magreb y el mundo.
Por otra parte, el Congreso adoptó una declaración final donde afirma, en una de sus partes, que el Frente POLISARIO tomará parte en la tercera ronda de negociaciones directas; pero advirtió que en caso de fracaso de estas conversaciones, las hostilidades corren el riesgo de reiniciarse y expresan el deseo de que Marruecos no deje pasar esta ocasión para una paz justa y definitiva.
Más allá de este importante e histórico congreso y de la lucha sostenida, la aspiración del pueblo saharaui es una causa del mundo progresista: se trata de la única colonia de África y de un conflicto que se extiende por más de 30 años, y a cuya solución han llamado, de forma reiterada, las Naciones Unidas.
La XIV Cumbre del Movimiento de países No Alineados , con la presencia de 116 estados miembros, apoyó enérgicamente los esfuerzos del Secretario General de la o­nU para llegar a una solución política, mutuamente aceptable, que prevea la libre determinación del pueblo del Sahara Occidental e instaron a las partes y a los estados de la región a cooperar plenamente con las Naciones Unidas.

El pueblo saharaui y su legítimo y único representante, el Frente POLISARIO, están resueltos a alcanzar su autodeterminación e independencia, como se reafirmó en el congreso, y su lucha concita el apoyo internacional ante la afrenta del coloniaje en este naciente siglo.

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Sobre la violencia política.

...por Antonio Álvarez-Solís

Hablar ejemplarmente de terrorismo, y por tanto de antiterrorismo, ha llegado a ser imposible por lo que ahora diré acerca de los estados. Hubo épocas en que el terrorismo tenía un perfil de excepcionalidad que reconocían incluso los terroristas, seres singulares que alimentaban y eran alimentados por una concepción generalista o utópica. Los terroristas se confesaban a sí mismos como terroristas y subrayaban con el revólver la doctrina que profesaban. Se atentaba contra un presidente -Cánovas, Canalejas o Dato, en nuestro caso- porque el terrorista quería indicar en cabeza significada el repudio moral del sistema social que esa cabeza sostenía. No suele ser, éste, el caso actual, de ahí la dificultad con que tropiezan tantos estados y servidores suyos para definir el terrorismo. El terrorismo actual ya no defiende una ambición general sino que procede de acuerdo con una necesidad concreta. De acuerdo con esta realidad el terrorismo ha de ser encuadrado, pese a lo que sostienen los hierofantes, en una forma de guerra tanto por el elevado número de esos ciudadanos a los que se califica de terroristas, como por los fines de defensa que persiguen: nacionales, religiosos, económicos... No hay utopía alguna en esas formas de lucha que suscitan ciertamente terror, sino desesperada defensa de lo que se estima vital para la propia supervivencia. Me pregunto, al llegar a este punto, si muchas de las múltiples acciones coercitivas del poder tenido por legítimo no engendran asimismo pulsiones aterradoras al defender ese poder, tal como lo hace, su pretensión de lo nacional, de lo religioso, de lo económico o de lo político. ¿Hay terror en ello? Hay terror en ello.

Vayamos, pues, por partes a fin de construir un razonamiento que elevándose sobre el griterío de los violentos autocalificados de justos nos conduzca a un apropiado diagnóstico que respalde la terapéutica necesaria. Cabe decir, en este recodo de la reflexión, que los autocalificados defensores del orden social están pudriendo la médula de la sociedad al privarla de la amplia visión precisa para superar el gravísimo problema de la violencia en el mundo.

Hablemos, pues, y en primerísimo lugar, de la violencia estatal, que revela dos perfiles de la cuestión: en primer término cabe referir esa violencia como productora de la incapacidad social para generar un pensamiento sano, ya que postula el estado como fuente de las virtudes sociales. Estamos otra vez ante el estado como producto teológico y no como puro conjunto de instituciones transitorias sin más relieve que su carácter de herramientas para la gobernación de la república humana. En segundo lugar hemos de mencionar la impunidad con que suele proceder el estado, lo que deja al ciudadano en la necesidad de prescindir de su propio juicio a fin de no desbaratar el Leviatán sagrado o enfrentarse al mismo con el riesgo de ser calificado como delincuente terrorista. Hemos llegado ya al extremo, a fuerza de sufrir la salacidad estatal, de esterilizar nuestra conciencia a fin de permanecer encogidos ante el altar de la estatalidad. Se habla con frecuencia de la pérdida de la conciencia social en lo referente a la autodefensa del trabajador, pero me parece exigible que los expertos mediten sobre la inducida pérdida de la conciencia de ciudadanía. La ruina visible de esta conciencia es terminantemente orwelliana. La sociedad se ha convertido en una granja donde cualquier kikirikí es condenado de inmediato como ruina de la moral pública.

La violencia estatal no sólo es interesante para el analista que ha de estudiarla como forma doblemente escandalosa de violencia, sino que produce un desorden en la construcción lógica del pensamiento colectivo referido a lo público. Esa violencia contamina y destruye la lógica. Evidentemente la única forma de negar la existencia todopoderosa de esa violencia, a fin de defender la majestad benéfica del estado, es enjuiciar a la llamada violencia terrorista como una acción repugnante y solitaria digna del más terminante trato por parte de tribunales, policías y demás mecanismos dedicados ya de pleno a la acción elementalmente represiva sobre el grueso de la sociedad. Por eliminación de causas básicas o la violencia del estado no existe como productora de las respuestas airadas, o lo que es peor, es protectora de la sana vida pública -véase en nuestro caso lo que suele opinarse «soto voce», de los GAL o del Batallón Vasco Español- o la violencia contra el estado es la única anormalidad social a considerar.

En cualquier caso la violencia estatal, que se evidencia en métodos de acción totalmente condenables, produce lo que luego ha de conformar la respuesta llamada terrorista y en la que participan no células restringidas sino millones de individuos. Es decir, la primaria violencia estatal, propia de quien no puede ejemplarizar con la razón, destruye toda posibilidad de trabajar con la razón para superar el problema. La violencia estatal, aunque se la bautice y absuelva con leyes urgentes y escandalosamente circunstanciales -y recurro al lenguaje forense del estado otrora burgués-, destruye toda posibilidad de sentar en una verdadera mesa de debate a quienes disponen de la sartén y de su mango y a los que luchan con dolor, y esparciendo dolor, por ideas y realidades que están amordazadas en el sótano estatal. Se puede rechazar la sangre venga de donde venga, pero falsificaríamos un noble ideario de libertad y democracia si no situásemos cada modo de violencia en el lugar y orden que le corresponde. El que oprime no puede esperar, llegada la crisis social a los extremos de sus múltiples formas presentes, que los oprimidos decidan una sumisión que aún les degradaría mucho más no sólo en su respetable dignidad sino en sus esenciales demandas vitales. Cuando las iglesias pertenecían al colegio de los fieles, y éstos se estimaban a sí mismos como apóstoles en lo universal y no como meros corderos lastimosamente apacentados, los teólogos más lúcidos calificaban el derecho a la propia defensa como el derecho más necesario y respetable. Este derecho a la propia defensa acaba por ser tenido hoy por escandaloso crimen en los tribunales con que el sistema protege su decadencia ante la lógica subversión.

En definitiva, si no tenemos la voluntad firme de aplicar una sana lógica a todo lo que nos está aconteciendo en torno al torpemente llamado terrorismo acabaremos por inutilizar la inteligencia como esa forma deslumbrante de entender lo que nos pasa y por qué nos pasa. O lo que es lo mismo, si no proseguimos la lucha por alumbrar todos los rincones del pensamiento, la vida humana habrá de vadear años muy largos de dolores profundos y de irritaciones peligrosas. La violencia solamente es abordable para su superación estimándola como suceso propio de la acción y de la reacción, ley que la física debe en su profundidad a la moral. Una sociedad no puede tirar de la soga de la justicia desde uno solo de sus cabos.

Decir todo esto con ánimo repleto de equilibrio, o al menos con pretensión de servirse de ese ánimo, no es cosa fácil. En primer lugar porque hay que situarse más allá de las pasiones, prescindiendo en primer término de las propias, y tras ello porque hay que desnudar el propio cuello para facilitar elegantemente la acción del verdugo que no reposa. Ilustres ciudadanos por su calidad moral, entre otras razones, han ido a parar a las mazmorras por sostener en toda ocasión el derecho a juzgar no como una forma de inclinarse a babor o estribor sino como exigencia de un verdadero análisis de la realidad. Una de las características del modo actual de la violencia institucionalizada es que se ha encargado a la ley, previa y perversamente creada con ese objetivo, la eliminación de ciudadanos dedicados al noble pensamiento dialéctico. Con ello se persigue algo definitivo: la destrucción del pensamiento mismo.

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Ikea: la trituradora sueca.

En su ya clásica exposición del capitalismo tardío, Ernst Mandel caracterizó al capitalismo transnacional como un sistema basado en la incesante rotación del capital. " La lógica del capitalismo tardío -escribió- conduce necesariamente (…) a convertir el capital ocioso en capital de servicios y simultáneamente a reemplazar el capital de servicios por capital productivo, en otras palabras, servicios por mercancías: servicios de transporte colectivo por automóviles privados; servicios de cine y teatro por equipo privado de televisión; mañana, programas de televisión e instrucción educativa por video-cassettes. No hay necesidad de subrayar los peligros que implica esto para el medioambiente a causa del desmesurado crecimiento de esta montaña de mercancías." El hipermercado, esa gran superficie de aspecto anodino que salpica nuestra periferia conurbana, es la mejor representación de esa "inmensa acumulación de mercancías" de la que hablaba ya Marx, de esa "inmensa reunión, bajo un mismo techo, de más de lo que cualquier persona podría comprar [y cuya sola] mera masa de objetos estimula el deseo", como ha escrito recientemente el sociólogo británico Richard Sennett. Ikea es, qué duda cabe, uno de los mayores exponentes de este modelo.

Este libro tiene la virtud de ser breve y ameno. Bailly, Caudron y Lambert -periodista y activistas de ONG respectivamente- escudriñan al gigante sueco del mueble hasta allí donde se lo permite la opacidad de esta exitosa empresa. Fundada en 1943 por Ingvar Kamprad (un calvinista cicatero que mantuvo nueve años de amistad, entre 1941 y 1950, con Per Engdahl y Sven Olov Lindholm, líderes del movimiento neosueco pronazi), Ikea facturó en el 2005 14.800 millones de euros y recibió ese mismo año a 410 millones de clientes en sus 220 establecimientos repartidos por todo el mundo, que dan trabajo a más de 90.000 empleados. La inauguración de un centro comercial en Arabia Saudita el 1 de septiembre del 2004 provocó una auténtica avalancha humana que terminó con veinte hospitalizados por desmayos, dieciséis heridos y dos muertos. Sorprendentemente para estas cifras, Ikea es una de las pocas empresas de su tamaño que no cotiza en bolsa, y una complicada red financiera la sostiene. Lo hace a través de la Stitching Ingka Foundation (radicada en Holanda, lo que no deja de ser curioso en una empresa que hace del chovinismo sueco bandera), asociada a la Stichting Ikea Foundation, poseedora de Ingka Holding, que agrupa a todas las empresas de Ikea. Ingka Holding está gestionada a su vez por Ikea International (con sede en Dinamarca), que es la encargada de asegurar las compras, la distribución, la venda y en ocasiones la producción misma del producto. Inter Ikea Systems (con sede en Delft, Holanda), subsidiaria de aquella en el organigrama de la empresa, es la compañía propietaria de la marca Ikea (su imagen). IKANO, una organización paralela, agrupa a todas las sociedades que no están integradas en Ingka Holding, y cuya sedes son, invariablemente, paraísos fiscales. Comprenne qui pourra.

Al terminar la lectura de Ikea t'estima uno no puede más que llevarse la impresión de que esta influyente empresa -que, no lo olvidemos, amuebla los interiores de la mayor parte de los hogares occidentales- reúne en grado sumo, bajo su impecable imagen corporativa azul-y-amarilla, todas las características negativas que uno asocia a una corporación capitalista, a saber: explotación laboral, destrucción del medio ambiente, embotamiento del espíritu de la población.

Explotación laboral, tanto en los países productores del Tercer Mundo como en los trabajadores del Primero. Después de que varios reportajes televisivos mostraran a niños trabajando para subcontratistas de Ikea en India, Vietnam, Filipinas o Pakistán (donde incluso se les encadenaba a las máquinas), la empresa de la familia Kamprad creó un código de conducta que en la práctica no es más que papel mojado, pues los trabajadores de los 1.300 subcontratistas que proporcionan sus productos a Ikea tienen prohibido el derecho a la sindicación (algunos incluso nunca han oído hablar de ello) y trabajan una media de quince horas al día (de las ocho de la mañana a las once de la noche) sin contar las horas extra y el horario nocturno, frecuente cuando se acelera el plazo de entrega de los pedidos. Muchos de los obreros que viven lejos de la fábrica duermen directamente en sus puestos de trabajo para no perder tiempo en desplazamientos, que les sería descontado del sueldo. Por si fuera poco, son los trabajadores, y no la empresa, quienes corren con los gastos en seguridad médica, descontados de sus 36€ mensuales de salario. Si lo hacen es, entre otras cosas, porque ponerse enfermo en una factoría de Bangla Desh o India significa uno o dos días sin sueldo. El grueso de las auditorias a estos subcontratistas lo realiza el Compliance and Monitoring Group de Ikea con lo que, como afirman los autores, sería como si un alumno de instituto se encargase de su propia evaluación. Más cerca de nosotros, Ikea ha destacado fomentando el trabajo precario entre jóvenes y estudiantes, o rompiendo huelgas (en Bélgica ofreció a los un bono de compra en una tienda de electrodomésticos a los trabajadores que permanecieran en su puesto de trabajo el día de la huelga), pero tiene su peor antecedente en una circular interna de la compañía en Francia firmada por el director de marketing, que aconsejaba no contratar a trabajadores de color porque "tienen menos posibilidades, y aquí de lo que se trata es de avanzar rápido." Según un sindicalista citado por el diario L'Humanité, el director de un Ikea parisino declaró a la prensa en 1997 que querían reforzar "su imagen nórdica" y que por esa razón no iban a poner "personas de origen extranjero en contacto con la clientela." Se pidió a Ikea que desmintiera estas acusaciones, pero los responsables de la compañía -me disculparéis la broma- se hicieron los suecos.

Destrucción del medio ambiente. Después de los escándalos que estallaron en Dinamarca y Alemania en los 80 por la presencia de formaldehído y otras sustancias tóxicas en sus productos, el origen de la madera de los muebles expuestos en Ikea sigue siendo, en su mayor parte, de procedencia dudosa y, con toda probabilidad, talada sin ningún control en los bosques de Rusia o China. Sólo en el 2005 se calcula que esta madera de naturaleza incierta alcanzaba los 640.000 metros cúbicos. La voracidad maderera del coloso sueco se retroalimenta con su estrategia empresarial de obsolescencia planificada, pues ninguno de sus productos está diseñado para durar más de dos temporadas y, aún haciéndolo, su poderosa maquinaria publicitaria tratará de convencer a sus fieles compradores de lo contrario, pues uno de sus mayores logros estriba precisamente en haber sustraído el valor patrimonial del mueble para convertirlo en un producto de consumo. Pero el expediente ecológico de Ikea no termina aquí. Su modelo de grandes superficies en el extrarradio obliga a los clientes al desplazamiento en automóvil con lo que, de las más de dos toneladas ( 2.808.424, exactamente) de CO2 que Ikea libera anualmente, el 56% es imputable a los compradores.

Embotamiento del espíritu de la población. La extensión y creciente hegemonía del diseño Ikea, del mueble de líneas y madera clara, uniformiza los interiores de los hogares, narcotiza la creatividad de los diseñadores y elimina progresivamente las particularidades culturales de cada nación, un patrimonio humano que era garantía de diversidad. Lo peor es que Ikea ni siquiera representa el diseño sueco, sino su propio diseño, el diseño Ikea, y con él pretende crear un mundo a su imagen y semejanza. Para los trabajadores de los centros comerciales resulta igualmente alienante, como escriben los autores de este libro, "pasar su jornada laboral disfrazados de canario y rodeados de cocinas", realizando una "actividad monomaníaca en la tienda alineando decenas de miles de vasos o centenares de palillos" en lugar de "un trabajo de dimensión humana que ofreciera actividades más variadas". La publicidad, uno de los pilares fundamentales de la compañía, promueve a macha y martillo el consumo irracional, con consecuencias funestas no sólo para el medioambiente, sino para los cada año más endeudados hogares europeos.

Y si después de todo este cahier de doléances alguien todavía puede creer en las bondades de la ideología de un mercado libre completamente desbocado (el sistema que, según nos repiten con insistencia, asegura la libertad personal a través del consumo), bandera que Ikea enarbola orgullosamente, no está de más recordar que el 75% de Habitat, la principal competidora de Ikea, está en manos de la familia Kamprad. El otro 25% lo posee la Stitching Ikea Foundation. Todo queda en familia y el monopolio se disfraza de falsa libertad de elección.

Uno de los platos que nunca falta en los comedores de Ikea son las albóndigas (suecas, naturalmente). Según parece, incomestibles. Pero viendo lo que hace con sus empleados y el medio ambiente, esta carne triturada es el menor de sus pecados.


Àngel Ferrero es licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente realiza el doctorado en esa misma universidad.


Pascual Serrano entrevistado por Cristina González.

La periodista y presidenta de la emisora radial YVKE Mundial Cristina González, entrevistó recientemente al periodista y escritor Pascual Serrano fundador del portal Rebelion.org

Conversa sobre los inicios de Rebelión y comenta sobre la importancia de los medios alternativos en general.



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Audio relacionado: Entrevista a P. Serrano en Radio Klara (23/11/07)