domingo, 28 de septiembre de 2008

Las armas del futuro que desarrolla la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de la Defensa (DARPA).

Cuando, en octubre de 1957, la URSS lanzó el primer satélite de la tierra hecho por el hombre, el Sputnik, del tamaño de un balón de baloncesto, pilló por sorpresa a EE.UU. y provocó ataques histéricos del gobierno. No sólo los soviéticos habían hecho estallar una bomba atómica años antes de lo que habían predicho los estadounidenses, sino que ahora llevaban la delantera en la “carrera del espacio.” Como reacción, el Departamento de Defensa aprobó el financiamiento de un nuevo proyecto satelital de EE.UU. dirigido por el ex oficial nazi de la SS, Wernher von Braun, y creó en 1958, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de la Defensa (DARPA) para asegurar que EE.UU. mantuviera para siempre en el futuro “la delantera en la aplicación de tecnología de punta para capacidades militares y a fin de impedir sorpresas tecnológicas de sus adversarios.”

Casi medio siglo después, lo que queda de la URSS es un grupo colapsado de Estados medio fracasados, mientras EE.UU. queda solo como la única híperpotencia del mundo. Sin embargo, DARPA, agencia hecha para un mundo en carrera armamentista, parece estar recién calentándose para la carrera. Puede ser que no quede ningún país que le quite la delantera, ya que el competidor militar más cercano es China que según los informes tuvo 65.000 millones de dólares en gastos militares en 2002 (comparados con los 466.000 millones de dólares de EE.UU., según GlobalSecurity.org) y que, recién en 2003, colocó su primer "Taikonaut" en el espacio exterior. La DARPA sigue impávida, desarrollando sistemas de armas de alta tecnología para 2025-2050 y después – algunas corrientes y molientes como bombarderos hipersónicos, otras más exóticas.

En un artículo de agosto de 2003, el periodista de Los Angeles Times, Charles Piller, señaló que DARPA ha propuesto algunas de las ideas “más estúpidas que hayan salido jamás del gobierno” – incluyendo un “elefante mecánico” que nunca llegó a las selvas de Vietnam ya la investigación telepática que nunca llegó a dar a EE.UU. la capacidad de involucrarse en espionaje parasicológico. Un ex director de DARPA, Charles Herzfeld, señaló en 1975: “Cuando fracasamos, lo hacemos en grande.” Poco ha cambiado. Según el actual jefe de DARPA, entre un 85 y un 90% de sus proyectos no llegan a cumplir con todos sus objetivos. A pesar de ello, señala Piller, DARPA “ha sido responsable de algunas de las invenciones más revolucionarias del mundo” – “Internet, el sistema de posicionamiento global, la tecnología stealth [furtiva] y el ratón de los ordenadores.”

La espectacular tasa de fracasos de DARPA y sus notables éxitos provienen de sus emprendimientos de alto riesgo. Durante años DARPA ha financiado investigación de vanguardia, extremadamente inconvencional, a veces fuera de las normas comúnmente aceptadas, en todos los campos de la ciencia y la tecnología. Posiblemente sea el sitio más creativo en el vasto gobierno de EE.UU. para un científico que quiera llevar al límite su mente en direcciones aventuradas y percibir buen pago por hacerlo. Si alguien tiene una idea descabellada, DARPA es el sitio apropiado para probarla. El patólogo de la Universidad Harvard, Donald Ingber, dijo en un artículo en Los Angeles Times en 2001, “DARPA ha financiado cosas que mucha gente consideró ridículas, y algunas que la gente pensó que eran imposibles. Marca hitos.” Cabe sólo una advertencia – de una u otra manera casi cada proyecto, por extravagante que sea, debe terminar invariablemente, directa o indirectamente, en la inhabilitación o muerte de futuros enemigos de EE.UU.

A menudo los proyectos son de los más letales jamás concebidos. Durante años, la investigación de DARPA ha llevado a una plétora de productos diseñados para mutilar y matar, entre ellos el rifle M.-16, aviones Predator sin tripulación y equipados con misiles Hellfire, cazas y bombarderos stealth (furtivos), sistemas de misiles tierra-tierra de artillería, misiles crucero Tomahawk, mejoras de bombarderos B-52, misiles Titan, misiles guiados portátiles Javelin “dispara y olvida,” y proyectiles guiados Copperhead disparados por cañones, para sólo nombrar algunos.

Pocos se hacen la pregunta: ¿por qué la creatividad ilimitada existe, irrestricta y fomentada, sólo en el contexto de tecnologías letales? Mientras EE.UU. continúa su demencial impulso hacia una carrera armamentista post-guerra fría, una competencia solitaria, desaparece la justificación por los temores de un desfase en los misiles o por la amenaza de un enemigo extranjero tecnológicamente avanzado; tampoco puede ser un temor generalizado de quedarse atrás respecto al resto del mundo. Basta con mirar el estado de la educación en EE.UU. – en 2002 EE.UU. ocupó el lugar 18 en la lista de la UNICEF de adolescentes en 24 países industrializados que caen por debajo de los parámetros académicos internacionales. A pesar del lamentable resultado, nadie se apresura por establecer una Agencia de Investigación Avanzada de la Educación.

Según el Libro de Datos del Mundo publicado todos los años por la CIA, “EE.UU. es el mayor emisor mundial de dióxido de carbono por la quema de combustibles fósiles,” sin embargo el “Centro Nacional de Innovación Medioambiental” de la Agencia de Protección del Medioambiente [EPA] está lejos de ser una entidad parecida a la DARPA. Distribuyó sólo 737.500 dólares en siete estipendios de innovación estatal en 2003. DARPA, al contrario, gastó unos 3.000 millones de dólares en unos 200 proyectos que iban de armas espaciales a vehículos aéreos sin tripulación. Pero que el gobierno no gaste dinero en proyectos de científicos ansiosos de encarar problemas medioambientales no significa que la investigación ecológica no sea de interés. Al contrario, DARPA ha tomado la iniciativa y financia un riguroso programa de investigación orientado a encontrar modos novedosos de utilizar el mundo natural como armamento.

Como lo evidencia su proyecto del elefante mecánico en los días de Vietnam y un subsidio reciente para investigadores que desarrollan un can robotizado para el Ejército, llamado “Gran Perro,” podría decirse que DARPA tiene una especie de fetiche animal, reflejado posiblemente en diversos proyectos cuyos propios nombres evocan el mundo de un salvaje reino animal. Entre ellos:
WolfPack [manada de lobos], un grupo de sensores terrestres miniaturizados, desatendidos, que supuestamente funcionan en conjunto en la detección, identificación y bloqueo de comunicaciones enemigas; Piranha [piraña], un proyecto para “capacitar a los submarinos para que enfrenten objetivos que realicen maniobras elusivas en tierra o en el mar”; y Hummingbird Warrior [Colibrí guerrero], programa para producir un vehículo sin tripulación (UAV) de despegue y aterrizaje verticales, como un helicóptero.

La agencia también incluye la imaginería del entorno natural en su proyecto “Vehículos aéreos orgánicos en árboles,” que suena sinceramente “verde,” aunque en realidad se trata de un minúsculo UAV que buscará enemigos volando por los bosques, sobre montes y en las ciudades.

Las alusiones al mundo natural, sin embargo, son las menos presentes. Aunque los militares son versados en el empleo de todo tipo de criaturas para hacer su trabajo, desde perros guardianes del Ejército a delfines de la Armada utilizados para ubicar minas submarinas, DARPA tiene un vehemente interés en diversificarse y no concentrarse sólo en mamíferos. Una manera de hacerlo es a través de su programa de “Bio-Revolución” que busca “utilizar los conocimientos y el poder de la biología para hacer que los combatientes de EE.UU. y su equipamiento... sean más efectivos.”

Willard y sus amigos salvajes

Abejas asesinas

Después de todos esos años de advertencias sobre siniestras abejas asesinas africanas que iban inexorablemente en camino hacia EE.UU., DARPA decidió alistar abejas en el servicio militar. En 2002, se lanzaron proyectos para examinar el desempeño de abejas obreras entrenadas para detectar explosivos y ubicar otros “olores interesantes.” Desde entonces, DARPA ha estado creando bases de datos de insectos mientras aumentaba los esfuerzos por “comprender el modo de utilizar insectos endémicos como recolectores de información medioambiental.” DARPA dice que ya ha sometido a ensayos “este sistema de insectos endémicos en demostraciones operacionales clave, aquí y en el extranjero.” ¿Cuánto tardará antes de que comiencen a pensar en convertir también a insectos en armas? En lugar de la simple, anticuada, variedad corriente de misiles Stinger [aguijón], podría haber un enjambre de misiles-aguijones.

Pilotos o moscas

En la Universidad de Florida, investigadores patrocinados por DARPA trabajan en “ojos” biológicamente inspirados, modelados según los de las moscas. “Creemos que podemos utilizar este concepto para hacer que las armas inteligentes sean más inteligentes,” dice el profesor de ciencia e ingeniería de materiales, Paul Holloway, investigador jefe del proyecto. ¡Seguro que un nuevo equipo de ojos sería útil, ya que la cosecha actual de armas inteligentes, no podría ser mucho más estúpida! A pesar de las declaraciones del vicealmirante de la Armada de EE.UU., Timothy Keating, quien en vísperas de la invasión de Iraq, alardeó de un “plan que... reduce a un mínimo absoluto, si no elimina, víctimas no-combatientes,” nada resultó ser más alejado de la realidad. Aunque un 68% de la munición utilizada en la Operación Libertad Iraquí fue guiada por precisión, en comparación sólo un 6,5% en la Guerra del Golfo de 1991, la ratio de muertes civiles a militares resultó ser esta vez más del doble, según Carl Conetta del think-tank Proyecto sobre Defensas Alternativas basado en Massachusetts. ¿Son ojos de mosca la respuesta? Tal vez... por lo menos hasta que algún Estado proscrito desarrolle un escudo contra misiles de papel pegamoscas.

La pequeña tienda de los horrores

En julio de 2003, DARPA realizó un taller para “ayudar a investigadores en diversas disciplinas a auto-organizarse en equipos capaces de desarrollar sistemas de operación inspirados en plantas que en última instancia tengan aplicación en estructuras adaptables o cambiantes.” ¿Qué nos espera entonces? ¿Vehículos combatientes inspirados en atrapamoscas para Venus gigante? ¿Una brigada de guerreros de Cosas del Pantano?

Pulpos en el camuflaje celestial

Según el plan estratégico de la agencia de 2003, “investigadores apoyados por DARPA están estudiando como los gecos suben por los muros y como se oculta un pulpo, para encontrar nuevos enfoques conceptos la locomoción y para un camuflaje altamente adaptable. La idea es dejar que la naturaleza sirva de guía hacia mejor diseño.” ¡Imaginaos al buceador del futuro, chorreando tinta, cubierto de ventosas!

Ratas robóticas a control remoto

En 2002, investigadores de DARPA demostraron que podían utilizar control remoto para controlar los movimientos de una rata con electrodos implantados en su cerebro, utilizando un laptop. En 2003 y 2004, investigadores del programa “Robovida” de DARPA concentraron su atención en el “desempeño de ratas, pájaros e insectos en la realización de misiones de interés para el Departamento de Defensa, como ser la exploración de cavernas o la colocación clandestina de sensores.” La militarización del mundo animal, sin embargo, conlleva sus propios riesgos. Tomemos el Proyecto Rayos X de la Segunda Guerra Mundial en el que murciélagos con explosivos incendiarios atados a sus cuerpos se volvieron contra sus amos militares e incendiaron un aeropuerto del Ejército de EE.UU. ¡Imaginad lo que podría hacer un ejército de ratas del Ejército! ¿Hay quién se acuerde de Willard?

Los simios más salvajes

Cuando Capitán América lanza su poderoso escudo...

Tal vez los más aterradores de los proyectos científicos militarizados de DARPA son los que tienen que ver con el enaltecimiento militar del más violento de los simios – el hombre. En su plan estratégico de 2003, DARPA pregonó el componente “Desempeño Humano Realzado” de su programa de “Bio-Revolución cuyo objetivo es impedir que los seres humanos se “conviertan en el eslabón más débil en las fuerzas armadas de EE.UU.” No vaya a ser que ratas, abejas y árboles se conviertan en los guerreros predominantes, “Desempeño Humano Realzado” “explotará las ciencias biológicas para hacer que el guerrero individual sea más fuerte, más alerta, más resistente, y más capaz de ser curado.” Sí, lo que ahora cautiva a los investigadores de DARPA cautivó otrora a los lectores de historietas – el sueño de crear un Capitán América de la vida real, ese debilucho-convertido-en-superpatriota-demoledor-del-Eje gracias a un “suero de súper-soldado.”

Sólo di “No” al sueño, y “Sí” al combate sin fin. Los militares de EE.UU. siempre han dopado a sus combatientes con drogas estimulantes. En Vietnam, los enfermeros calmaban la sed de drogas estimulantes de los soldados entregando anfetaminas gratuitas del gobierno. En 2002, pilotos estadounidenses bajo la influencia de “go-pills” [píldoras de acción] de la Fuerza Aérea (que la portavoz de la Fuerza Aérea, teniente Jennifer Ferrau llama una “herramienta de gestión de la fatiga”) mataron a cuatro soldados canadienses e hirieron a otros ocho, cuando lanzaron una bomba guiada por láser contra un ejercicio de entrenamiento militar canadiense en Afganistán.

Actualmente, el Programa de Desempeño Continuo Asistido (CAP) de DARPA apunta a crear un soldado activo durante 24 horas seguidas “investigando maneras de prevenir la fatiga y capacitar a los soldados para que permanezcan despiertos, alertas, y efectivos hasta durante siete días continuos sin sufrir ningún efecto mental o físico nocivo y sin utilizar ninguno de los estimulantes de la actual generación.” Este es su cerebro con DARPA... ¿alguna pregunta?

Los investigadores de DARPA también trabajan en el proyecto "interfaz cerebro-máquina" (“neuromics”), diseñado como una interfaz mente/máquina, permitiendo que artefactos mecánicos sean controlados mediante el poder del pensamiento. Hasta ahora, los investigadores han enseñado a un mono que mueva un ratón de ordenador y un brazo telerobótico simplemente pensando al respecto. Con series de hasta 96 electrodos implantados en sus cerebros, los animales son capaces de alcanzar alimentos con un brazo robótico. Los investigadores incluso transmitieron las señales por Internet, permitiendo el control remoto de un brazo robótico a 1.000 kilómetros de distancia. Esperan desarrollar en el futuro una “interfaz no invasiva” para uso humano. Dice DARPA: “Las implicaciones para la defensa a largo plazo del hallazgo de modos para convertir pensamientos en actos, si pueden ser desarrollados, son enormes: imaginad a combatientes de EE.UU. que sólo necesiten utilizar el poder de sus pensamientos para hacer cosas a gran distancia.” Durante años, los militares de EE.UU. han estado utilizando su capacidad de alcanzar lejos y matar a alguien. ¿Cuál es el mantra del futuro? Tal vez, si se piensa en ello, morirán.

Ciencias de la vida (y de la muerte)

Leonard J. Buckley, jefe del programa de química de materiales en la Oficina de Ciencias de la Defensa de DARPA, ha dicho, hablando de investigación óptica inspirada por los insectos: “La inspiración de la naturaleza... permitirá más cualidades similares a la vida en el sistema.” Y, dice la portavoz de DARPA, Jan Walker: “Estamos interesados en investigar organismos biológicos porque se han desarrollado durante muchos, muchos años, para ser particularmente aptos para sobrevivir en el entorno... y esperamos aprender de algunas de esas estrategias que ha desarrollado la Madre Naturaleza.”

¡Pobre Madre Naturaleza! ¿Qué esperanza le queda si se enfrenta a un presupuesto de defensa de más de 400.000 millones de dólares? ¿Qué puede hacer si el ímpetu más poderoso que lleve a científicos de mente amplia a considerarla reside en el ansia de convertir a su progenie en armas? Bajo DARPA, las ciencias biológicas se han convertido en un área fértil para promover la ciencia de la muerte y la destrucción en un esfuerzo, en boca de la Oficina de Ciencias de la Defensa de DARPA, por superar las “fragilidades de la vida” para lograr “un súper desempeño fisiológico.” ¡Qué nietzscheanismo maravilloso!

Tal es el estado de la innovación patrocinada por el gobierno de EE.UU. Si alguien es investigador en campos cruciales y quiere el tiempo, los medios, y la libertad para ser creativo, su trabajo debe beneficiar al Pentágono en su carrera por asegurar que el próximo Sadam pueda ser, en las palabras del general de división Raymond Odierno, “cazado como una rata” por el capitán Ben Willard, de la patrulla de ratas del Ejército. Aparte de encontrar nuevas maneras de evadir el derecho internacional (por ejemplo de eludir violaciones del espacio aéreo nacional con armas lanzadas desde el espacio), que EE.UU. ya logra bastante bien con la actual tecnología, o por el mantra del alpinista de hacerlo “porque está ahí,” es difícil imaginar el motivo por el cual el gobierno sigue atrapado en una carrera armamentista al estilo de la Guerra Fría en un mundo con una sola híperpotencia. La única explicación disponible reside en la voluntad impulsora del complejo militar-industrial en continua expansión, nombrado por primera vez por el presidente Eisenhower en 1961. Ciertamente ayudaría a explicar el motivo por el cual no tenemos DARPAs educacionales o ecológicas. Para los investigadores de hoy en día, DARPA es, tanto intelectual como financieramente, un chollo fabuloso y atractivo, la única agencia que invierte verdadero dinero y recompensa el pensamiento creativo e inconformista. La libertad de soñar o crear, el mandato de DARPA, es seductora y excepcional y, como tal, tan peligrosa que tenemos que preguntarnos si la creación de guerras no es ahora el producto más avanzado de EE.UU.

www.rebelion.org

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