lunes, 14 de abril de 2008

¿Qué pasó realmente en la central nuclear de Ascó para que la información aparezca cinco meses después?

Greenpeace y Ecologistas en Acción, convencidos de que algunas centrales priman la productividad frente a la seguridad, sospechan que la fuga radiactiva ocurrida en Ascó 1 en noviembre -aunque hecha pública el sábado- fue 500.000 veces superior a la reconocida por la central. La Asociación Nuclear Ascó-Vandellòs cuantificó en 0,00001 curios las partículas recogidas, mientras que las dos entidades ecologistas sostuvieron ayer que esta cantidad puede elevarse a cinco curios. El responsable de temas nucleares de Greenpeace, Carlos Bravo, afirmó que ambas agrupaciones estudian la posibilidad de demandar por la vía penal a los responsables de Ascó I por un delito contra el medioambiente y la salud de las personas.


La zona que rodea el perímetro exterior de la central nuclear de Ascó (Ribera d'Ebre) también ha resultado contaminada por la fuga de partículas radiactivas detectada la pasada semana en el edificio del reactor Ascó I.

Greenpeace exige que se endurezcan las sanciones por los fallos de seguridad

De las 150 partículas que hasta ahora han localizado los equipos de la central y los técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), 13 han sido halladas entre el doble vallado que rodea la instalación y el límite de los terrenos propiedad de la central, ya totalmente fuera del recinto industrial. Fuentes del CSN, autoridad en materia nuclear, ven más que probable que alguna partícula haya ido más allá empujada por el viento. El sábado la dirección de la central dijo que la contaminación no había salido del recinto atómico.

La Asociación Nuclear Ascó-Vandellòs (ANAV), integrada por Endesa e Iberdrola y propietaria de los complejos nucleares de Ascó y Vandellòs, y el CSN aseguran que si una sola persona hubiera ingerido todas las partículas radiactivas halladas hasta ahora, no superaría los límites legales establecidos para personal ajeno a la central, que son más restrictivos que para los trabajadores profesionalmente expuestos a la radiactividad. Se trata, según estas fuentes, de una fuga de escasa intensidad y sin riesgo para la salud de las personas o el medio ambiente. No obstante, el suceso constituye un hecho sin precedentes en la historia nuclear española.

Los equipos encargados de peinar la zona con medidores de radiactividad dejaron ayer de buscar partículas en el exterior de la central. No hallaron contaminación en los aledaños, aunque la tarea de localizar estas partículas es muy compleja, hasta tal punto que un operario necesita acercar su medidor de radiactividad a 20 centímetros de la partícula contaminada para que registre su presencia. "Será imposible averiguar si hay partículas radiactivas que hayan viajado algunos kilómetros", señalan fuentes del CSN. Los vientos dominantes en la zona hacen que lo más probable sea que estas partículas hayan ido en dirección al noreste de la central.

La mayoría de las 150 partículas halladas estaban en la misma zona, un lugar al aire libre pero protegido del viento por los edificios de la instalación. Más dispersas, los operarios han encontrado partículas diseminadas hasta el límite de los terrenos de la central con el exterior, y junto a la vía del tren de la línea Barcelona-Reus-Móra-Caspe, que discurre entre el río Ebro y el complejo atómico.

El suceso motivará con toda probabilidad una sanción del Consejo de Seguridad Nuclear. Así lo creen fuentes del organismo regulador, que explicaron lo sucedido: en noviembre pasado, durante una recarga de combustible, una boca de toma de aire de la ventilación del edificio donde se guarda en piscinas el combustible quedó contaminada por agua altamente radiactiva. Se trata del agua que durante la recarga cubre el reactor y los elementos de combustible gastados mientras estos viajan desde el reactor hasta la piscina donde se almacenan. Al finalizar este proceso, el agua se vacía con bombas, aunque siempre queda una pequeña cantidad que en Ascó -no así en todas las centrales- se extrae de forma manual con aspiradoras. Estas aspiradoras almacenan el agua contaminada en un depósito de 50 litros, que luego se vierte en la piscina de combustible. Una "maniobra poco ortodoxa", según estas fuentes, provocó que parte de esta agua fuera a parar a la rejilla de captación de aire, situada a nivel del suelo, seguramente por un fallo de diseño. De ahí, las partículas contaminadas llegaron a los filtros del sistema de ventilación, que retienen el 99,95% de la contaminación, y las partículas que no quedaron atrapadas en los filtros viajaron al exterior, hasta que el jueves los medidores de la central detectaron la fuga.

La organización ecologista Greenpeace y Ecologistas en Acción arremetieron ayer contra la seguridad de las nucleares catalanas. "Esperamos el resultado del informe del CSN", señaló la portavoz en Cataluña de Greenpeace, Ana Rosa Martínez, quien no descartó que la organización pueda emprender más acciones contra la central.

Greenpeace añade que la contaminación emitida al exterior supera en muchísimo la admitida por la central y pide un mapa completo de la difusión de las partículas contaminadas.

Martínez exigió un régimen sancionador más severo y recordó que durante el debate de reforma de la ley que regula el CSN "se perdió una oportunidad" y quedó fuera del texto una propuesta de Joan Herrera (ICV) para sancionar a las eléctricas con el doble de los beneficios que hayan obtenido operando con niveles de seguridad sancionables.

Desde noviembre hasta abril

La causa de esta fuga radiactiva de baja intensidad se remonta al pasado noviembre, cuando quedó contaminada una rejilla de captación de aire en el interior de los edificios de la central, lo que no constituye un suceso que la central deba notificar al CSN. Sin embargo, la central y el órgano regulador mantuvieron contactos sobre esta contaminación hasta el mes de enero, cuando la planta informó de que había limpiado por completo el sistema de ventilación. En ese momento ninguna partícula nuclear había salido al exterior, según la central, aunque el CSN cree que podrían haberse alojado en el tramo final del conducto de ventilación y que, probablemente por el viento, el jueves pasado salieron al exterior.

El viernes por la tarde la central avisó al CSN de que había detectado varias partículas en el exterior de los edificios, lo que sí debe notificar por ley al órgano regulador en un plazo máximo de 24 horas.

Greenpeace subrayó ayer que fueron los primeros en informar a la población sobre el suceso a través de un comunicado de prensa. El CSN, que preparaba el suyo el viernes por la tarde, lo hizo público el sábado, una hora después que la entidad ecologista, y justificó este lapso de tiempo por la necesidad de analizar los datos de que disponía.

Fuentes del CSN arremetieron ayer contra la dirección de Ascó por haber limpiado a medias el sistema de ventilación. "Únicamente limpiaron desde la rejilla de captación de aire hasta los filtros. Era muy fácil y muy rápido enviar a un operario a descontaminar los filtros exteriores", indicaron estas fuentes, que no entendían por qué la planta no hizo este segundo trabajo.

www.insurgente.org

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