lunes, 21 de abril de 2008

Jamie Reid: De la utopía de Mayo del 68 a la estética del caos de los Sex Pistol.

Caos, símbolos nazis, imágenes desoladoras de ruinas que recuerdan a Hiroshima, iconografía extraída directamente de la cultura popular (el cuerpo asesinado de la tierna Bambi exhibido sin pudor alguno), la subcultura urbana heredera de las bandas juveniles de los cincuenta y sesenta (teddy boys, mods o skinheads) mostrando sus aspectos más incivilizados en una explícita apología de la temida violencia y el nihilismo; pareciera como si el fin del mundo aconteciese mañana mismo y alguien nos dijese: “Ama las ruinas” (el famoso eslógan de Sex Pistols). Esta auténtica estética del caos y la figura de Jamie Reid (Croydon, 1947), diseñador conocido mundialmente por ser el creador del arte de los Sex Pistols desde 1976 a 1979, fueron en gran parte responsables del discurso punk surgido en Inglaterra. A través de Reid y de su vida e intensa obra, podemos trazar una genealogía bastante ajustada de muchos de aquellos que construyeron la rebelión contemporánea en Inglaterra: Malcom McLaren y Sex Pistols, Suburban Press, King Mob o los situacionistas ingleses. ¿Alguien ha estado alguna vez de turismo en el campo de concentración de Belsen?

Suburban Press
Belsen había sido arrasado completamente. Las bombas hicieron de su paisaje un inmenso solar. Pero antes de que esto ocurriera, Hiroshima, y la pesadilla de repetir ese horror, había sido la gran pesadilla de la sociedad inglesa.
Tanto los padres de Reid como su hermano Bruce habían estado involucrados en la Campaña por el Desarme Nuclear (CND), así como ya desde temprana edad fue llevado a marchas pacifistas. Durante los cincuenta y primeros sesenta, el escenario político en Inglaterra estuvo marcado por el miedo a la “gran bomba”, el pacifismo y la renovación en los discursos de la izquierda que pasó a vivir el surgimiento de la contracultura y la nueva izquierda. Reid fue producto de todas estas circunstancias.
Podemos adelantarnos en el tiempo, rebasar la defnitiva fecha de 1968 y situarnos justo en el umbral de la década de los setenta. Jamie Reid cofundaba la revista anarquista Suburban Press (1970-1975), en donde aplicará sus conocimientos sobre el poder de los eslóganes y las frases combativas situacionistas. Suburban Press (1) no sólo editaba un periódico bajo el mismo nombre, sino que también sacaba panfletos y contaba con su propia imprenta, con la cual imprimían material para otros colectivos radicales. Con tal cantidad de medios e infraestructura, Reid comenzó una frenética labor de producción de todo tipo de materiales ideados en forma de agresivos “sabotajes” a la cultura seria, incitaciones visuales al delito y la violencia o llamadas a una movilización total en orden al fin de la alienación. El contenido absolutamente irreverente y cohesionado de Suburban Press, entre alta política y protopunk, fue definido por el propio Reid como “una mezcla entre política local y corrupción municipal, con mis diseños y algunos textos situacionistas”.
Sus diseños eran una ingeniosa mezcla de collages y de alteraciones de obras o elementos ya existentes, haciendo uso de palabras y letras recortadas de la prensa, así como creando sus propias tipografías. Su trabajo fue una contínua utilización del dètournement (desvío) situacionista, ante el cual nos detendremos más adelante. Reid y el reducido grupo redactor de Suburban Press, influidos por los situacionistas y la psicogeografía, habían centrado su atención en aquellos cambios en la geografía urbana que se estaban produciendo en su barrio londinense de Croydon. Ya entonces el periódico estaba recogiendo fielmente el espíritu protopunk que irradiaría su trabajo años más tarde con llamativos eslóganes y adhesivos en los que podían leerse frases como “Oferta especial, durante esta semana el local recibe a ladrones” ideados por Reid y que decoraron numerosos escaparates de los comercios del barrio. Su inconfundible estilo comenzó a influir en aquellos jóvenes que, unos años después, crearían los primeros fanzines genuinamente punks. La razón de la amplia difusión de su técnica era sencilla de entender, toda vez que prescindía de fotos de las bandas, trabajando sobre periódicos recortados, haciendo uso de colores chillones como el rosa, amarillo o plata y frases con doble sentido. Cualquiera podía hacer aquello. Bien o mal, pero se era capaz de intentarlo.
Ese culto a las formas violentas era una continuación del trabajo realizado por los postsituacionistas ingleses y terroristas culturales de King Mob cuando, en el primer número de su revista King Mob Echo (1968) publicaban una carta firmada por el archiconocido Jack el Destripador, así como un artículo en defensa del pillaje. Si en los Estados Unidos, para ciertos sectores underground, el líder y fanatico supremacista Charles Manson era casi un héroe, King Mob en el Reino Unido realizó pintadas a favor de asesinos en serie que habían atemorizado a la sociedad inglesa. No era una defensa de éstos por el simple hecho del escándalo (lo cual entonces se lograba) sino que pretendían visualizar un tipo de “monstruo” que había convivido entre ellos como un perfecto ciudadano, que había votado a su Presidente y que un buen día era detenido tras descuartizar a varios inocentes.
Pero ya antes, en 1966, había diseñado una cubierta de la adelantada revista Heatwave, de la que surgirá parte de la sección inglesa situacionista.

“Hay que cortocircuitar el arte; hay que poner todo el poder acumulado de las fuerzas productivas al servicio de la imaginación y la voluntad de vivir del hombre, al servicio de los innumerables sueños, deseos y proyectos a medio hacer que son nuestra obsesión común y nuestra esencia, y que todos abandonamos sin decir palabra a cambio de algún miserable sucedáneo”

Sección Inglesa de la Internacional Situacionista
En el verano de 1968, cuando medio mundo había retransmitido el mayúsculo levantamiento de París, los estudiantes de las universidades de Cambridge y Essex emulan a éstos, iniciándose una dura campaña de ocupaciones y protestas en el campus universitario. La revuelta alcanzó también a escuelas de arte, como la conocida Croydon Art School, en donde estudiaba Malcom McLaren y su ya amigo Reid, quien, dos años antes, en 1962, se había matriculado en la Facultad de Arte de Winbledon, que abandonaría poco después para entrar en Croydon. Muy posiblemente, este fue la primera vez que entró en contacto con las ideas situacionistas; la sentada le sirvió para comenzar a interiorizar una radical crítica al arte como actividad separada de la vida y cuya propiedad caía en manos de la burocracia o los críticos. Los estudiantes competían entre sí, ávidos de prosperar aunque fuera a costa del otro. Y, mientras, la prosperidad inglesa ganada a pulso tras la posguerra que se caía a pedazos y que, en muy poco tiempo, daría lugar a la entrada en el gobierno de los ultraconservadores.
McLaren, a la hora de idear todas esas ideas de ruptura con respecto a la cultura de su tiempo, tomó como punto de partida las hermosas cubiertas en llamativos y atípicos colores de la revista situacionista, las fotos y el inconfundible estilo antiartístico impreso en sus páginas pero, sobre todo, las nociones de desvío y plagio frecuentes en los situacionistas de París. Aquel extraño grupo de terroristas culturales irradiaba el espíritu y las ideas de un cruzado, estaban apasionados y completamente seguros de su triunfo. Este tipo de cosas fascinaron a McLaren, al que su amigo Fred Vermorel le había contado maravillas acerca de los situacionistas durante su estancia en París. Aunque McLaren no había asistido a los sucesos del mes de mayo (llegó a París meses más tarde para conocer lo que en la ciudad había acontecido), esta experiencia le marcaría profundamente.

Reid en la aventura situacionista
El antiguo miembro de la Sección Inglesa de la Internacional Situacionista, Christopher Gray, había editado Leaving the 20th Century: the incomplete work of the Situationist International (Free Fall Publicaciones, 1974), el cual era una recopilación de distintos textos y manifiestos de la I.S. que jamás contó con el beneplácito, por cuestiones de traducción al inglés, por parte de Guy Debord. La impresión del libro (del que se tiraron 4.000 ejemplares) corrió a cargo de gente vinculada al colectivo pro situ Wicked Messengers, mientras que Jamie Reid se ocupó del arte del libro.
La colaboración de Reid con el pequeño colectivo Wicked Messengers había empezado un año antes, con la edición de un pequeño libreto de 16 páginas repleto de cómics desviados al estilo situacionista a los que había incluido “bocadillos” de tipo político, titulándolo Away with the murder of the body: can you feel anything when I do this?. Fue impreso por Suburban Press, así como comenzaba advirtiendo que se trataba de una transformación no autorizada de una parte del libro Trois milliards de pervers: grand encyclopedie des homosexualities. En uno de esos textos se decía lo siguiente:

“A pesar de esta apariencia pseudo tolerante, el orden capitalista sigue ejerciendo un dominio absoluto sobre el conjunto de los deseos sexuales y la vida afectiva, basados en la propiedad, el poder masculino o la explotación”

En otro de los trabajos realizados para Wicked Messengers, Unbeatable self-defense, Reid incluía una ilustración en la que, en un estilo claramente protopunk, se proclamaba: “No más líderes, no más expertos, no más super estrellas, no más políticos, no más pensamientos acerca de que la cultura puede cambiar algo salvo unas pocas cuentas bancarias”.
Cuando la aventura de Suburban Press terminó, Reid se trasladó durante un año a la Isla de Lewis con algunos amigos con los que había trabajado. Tras ese tiempo, se estableció en Aberdeen, en donde entró en la agencia Aberdeen Free Press, lugar en que comenzó sus primeros trabajos para los Sex Pistols tras recibir una misiva de McLaren en la que, de forma escueta y dejándose llevar por su entusiasmo, le decía: “Tengo a estos chicos [Sex Pistols], estoy interesado en trabajar contigo”. Mientras tanto, Reid vivirá trabajando como gráfico e impresor del Partido Laborista, por medio de su oficina de prensa The Rye Express.

“El fenómeno pop nunca me interesó. Vi el punk como un eslabón más de una cierta actitud artística que encadena a los agitadores rusos, el surrealismo, Dadá y el situacionismo”.

Jamie Reid

Malcom McLaren y Sex Pistols
McLaren se dedicó al negocio de la ropa provocativa y urbana, con la que llegará a ganar mucho dinero. Su círculo de amigos y simpatizantes estaría formado por su pareja y diseñadora de ropa Vivienne Westwood, Jamie Reid, el fan pop y situacionista Fred Vermorel, el manager de The Clash, Bernie Rhodes, y otros miembros de Suburban Press. En realidad, el interés por comercializar y difundir la subversión pop comenzó cuando en octubre de 1971 abrió su primera tienda de ropa y discos llamada Let it rock (frase que tomó de una canción de Chuck Berry), concretamente en King´s Road, con una clara actitud anti-hippie (2).
Anteriormente, McLaren había considerado seriamente la idea de abrir una librería política, idea que no cuajó finalmente. En esos tiempos, McLaren visitaba semanalmente las tiendas de discos de Portobello Road, haciéndose con material de primera y segunda mano de clásicos del rock and roll para su inaugurada tienda.
Let it Rock estaba a medio camino entre una boutique de ropa y una tienda de discos. En su interior, la estética del teddy-boy se mezclaba con emblemas revolucionarios para, en poco más de un año, cambiar el nombre de la tienda por el de Too fast to live too young to die, decantándose por el rock and roll y su estética callejera. Mientras, su amigo Fred Vermorel le envió una postal a McLaren en la que le aconsejaba: “deja de perder el tiempo. El tiempo está corriendo. Hay mejores cosas que hacer”, desconfiando de cómo dirgía su vida para convertirse en un empresario de la subversión, a la vez que tomaba todo tipo de slogans del anarquismo y el ambiente pro-situ. Este fue el caso de las camisetas con los lemas “Sólo los anarquistas son hermosos” (3) o la sesentayochista “Se realista, pide lo imposible”. Con la denominación posterior de la tienda bajo el escueto nombre de Sex la consigna será la estética pseudomasoquista y camisetas en las que podía leerse “Destroy” junto a símbolos como esvásticas y la célebre A anarquista.
En 1976, Reid aceptó finalmente el ofrecimiento de su amigo McLaren para diseñar los discos y carteles de Sex Pistols con la única condición de tener el absoluto control sobre la parte artística. En “Anarchy in the U.K” la bandera de la sagrada Inglaterra se exhibía destrozada. Como los ecos de una historia que fluye a lo largo de ésta, la alteración que Reid hiciera de una foto de la Reina de Inglaterra nos lleva inevitablemente hasta Duchamp y el dadaísmo, con la colocación de unos insultantes bigotes en el cuadro de la Gioconda, pasando por un cartel situacionista del mayo francés, en donde el rostro de una persona se encuentra totalmente vendado con un imperdible que sella la boca.
Reid, en su trabajo como diseñador, recuperó viejos carteles de inspiración situacionista (en concreto, los editados por el grupo de los Enrages y del Comité para el Mantenimiento de las Ocupaciones, controlados por los situacionistas franceses) dándoles una nueva y libre versión. Así, el póster Atelier Populaire de mayo del 68, se convertía en el célebre God save the Queen, en donde la sagrada imagen de la reina de Inglaterra agujereaba sus labios con un gran imperdible. Su diseño de los famosos “autobuses del aburrimiento” que Reid diseñase para Suburban Press en 1973 fueron posteriormente enviados al grupo/revista pro situacionista de San Francisco Point Blank!. Este dibujo luego se utilizó para el cartel Pretty Vacant de Sex Pistols como contraportada de ese single (4). En Point Blank!, un artículo titulado “Space Travel” era ilustrado con la imagen de dos autobuses, uno mostrando la palabra “Alienación” y otro con “Aburrimiento”. El texto comenzaba proclamando que no estabamos dirigiéndonos a ningún lado.

“No nos preguntes qué estamos haciendo,
porque no estoy muy al tanto.
No tengo pretensiones,
porque todo me trae sin cuidado.
No creo en las ilusiones,
son demasiadas e irreales”

Pretty Vacant, Sex Pistols

No obstante, conviene hacer una importante precisión. Reid no sabía frances -lengua en la que estaban publicados los doce números de la revista Internationale Situationniste- y tan sólo se habían traducido al inglés alguno de sus textos. Lo que hizo fue simplificar las ideas avant garde y neomarxistas adelantadas de los situacionistas; una reducción de sus aspectos más profundos en relación a su teoría política para concentrarse en lo visual y en la actitud situacionista de negar a la izquierda política (“¡Envejecéis! habían dicho), pero también a la derecha, a la clase intelectual, para desplegar una potente crítica de los aspectos más cotidianos. Para Reid, la literatura situacionista se le presentaba demasiado complicada, aunque asumiría la idea acerca de “instaurar la legitimidad del contrasentido y denunciar la impostura del sentido establecido y dado por el poder” (5). No obstante, tal invitación al desvío y la tergiversación, en una palabra: al plagio, había sido ya defendida por Lautréamont o los dadaístas. El primero, hacía una descripción del arte del plagio de la siguiente manera: “El plagio es necesario: el progreso lo implica. Sigue de cerca la frase de un autor, se sirve de sus expresiones, elimina una idea falsa, la sustituye por otra adecuada”. Los segundos, los dadaístas nacidos en Zurich, defendían la destrucción del diccionario para vencer el totalitarismo del significado, en la linea de los situacionistas, quienes partían de “la disolución revolucionaria del lenguaje”, puesto que “en el lenguaje, como en todo lo demás, todo está permitido” (6).

“Desvío/Dètournement: desvío de elementos estéticos prefabricados. Integración de producciones de las artes actuales o pasadas en una construcción superior del medio”
(Internationale Situationniste #1)

Ama las ruinas
En 1989 la Internacional Situacionista accedía finalmente al mundo de los museos mediante tres grandes exposiciones en Londres, París y Boston. Aquello fue visto por algunos como una traición y una abdicación por quienes habían rechazado la mercantilización del arte, negado la institucionalización del arte y la cultura por medio del arte o el mundo de los críticos. No obstante, habían ya transcurrido diecisiete largos e intensos años desde la disolución de la aventura situacionista. El mundo había cambiado mucho justo en la dirección indicada por Debord y el espectáculo lo había recuperado casi todo. Otros vieron los actos como una oportunidad para que un público más amplio pudiera tener contacto con el potencial trabajo de la I.S. Algunos situacionistas, como Ralph Rumney, participaron activamente en las exposiciones mediante la aportación de sus obras o indicaciones. Allí se congregaron artistas del ambiente prositu como Jamie Reid, quien se encargó de componer un enorme mural con material de Sex Pistols y Suburban Press, críticos literarios y escritores como Greil Marcus, autor de Rastros de Carmín y que, junto al libro de Stewart Home El asalto a la cultura un año antes, habían sido en parte responsables de un resurgimiento de las ideas situacionistas, y muchos otros personajes del ambiente radical. Debord fue invitado personalmente para que acudiera a la retrospectiva pero declinó tajantemente la invitación. Aún así, fueron exhibidos varios textos y frases suyas, como la famosa frase “No trabajar nunca”. Justo lo contrario a lo que había concebido durante toda su vida ahora tomaba forma en una especie de tardío homenaje.

El tiempo pasa y destruye a su paso el halo irreductible de ideas que un día fueron un arma. Los museos acogen, gracias a la complicidad de antiguos partisanos del arte, la estética y trabajos situacionistas. Todo arde, incluso lo que jamás se consideró fagocitable. Bajo ese humo, el rescoldo y lo que fue: la llama. Mayo. 1968. Enrages. Reid prepara un musical: Leaving the 20th Century, aún como una idea, mientras el mundo abraza con nostalgia el desafio de la utopía nunca alcanzada de París y sus adoquines. El Barrio Latino como una fantástica performance… la obra de arte total.

Servando Rocha

Notas:
(1) Suburban Press estaba integrada por cuatro personas, Jeremy Brook, Nigel Edwards, el propio Reid y su novia Sophie Richmond. La oficina estaba situada en el 433 London Rd. Croydon.
(2) Reid degradaría la figura del hippie cuando creó el slogan “Never trust a hippie” (“Nunca confíes en un hippie”). La frase venía a negar el legado de sus padres generacionales, recordando al mundo que ellos -los punks- no querían la paz. Un gesto repetido en distintas ocasiones por el mismo Johnny Rotten que advertía ante el hecho de que él “no llevaba flores”.
(3) Frase extraída de la revista Point Blank!. El nombre de esta revista está incluído en la célebre camisetas de “los amores y los odios”, inspirada a su vez en un manifiesto redactado a comienzos de siglo por los vorticistas ingleses. En un lado se exhibía una nutrida lista de “odios” en donde se incluían nombres tan conocidos como los del Partido Liberal, el actor Michael Caine, el programa Top of the Pops o los cantantes Rod Stewart y Bryan Ferry. En el lado de los “amores” orgullosamente aparecía Valerie Solanas –la feminista que intentase asesinar en 1968 a Andy Warhol- y su SCUM, Robin Hood, el anarquista Durruti, las radios libres, John Coltrane, Iggy Pop, el exsituacionista y escritor beat Alexander Trocchi o Point Blank!. La camiseta llevaba por título “Te levantarás una mañana y sabrás en que lado de la cama tú estabas echado”.
(4) Antes de la salida del famoso single, fue utilizada –en colores rojos y blancos- en 1976 por la revista anarquista Anarchy.
(5) Internationale Situationniste #10.
(6) Idem

www.klinamen.org

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