lunes, 18 de febrero de 2008

México: La ultraderecha persigue a sus críticos.

La ultraderecha en el poder está desencadenando una persecucion contra críticos y disidentes: sean las mujeres que abortan, las personas que protestan contra el cardenal, o las que denuncian a los empresarios poderosos.

Se ha desencadenado la persecución de la derecha en el poder contra quienes afecten los intereses del clero y de los empresarios que la patrocinan.

La señora Julia Klug, quien el año pasado salió a la calle para protestar valientemente contra los abusos del clero y para defender el estado laico, ha sido citada para comparecer el próximo 15 de febrero en la Subprocuraduría de Averiguaciones Centralesdel DF (en la calle de Gabriel Hernández, número 56, segundo piso), a petición de Norberto Rivera, quien quiere encarcelarla como escarmiento para sus críticos.

Significativamente, el citatorio contra Klug tiene lugar precisamente en momentos en que la Suprema Corte de Justicia de la Nación debe decidir sobre la despenalización del aborto en el DF, impugnada por la PGR y por el militante católico José Luis Soberanes, quien está al frente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Para el 17 de febrero, Norberto Rivera ha convocado a una marcha antiabortista, donde se espera la participación de grupos de choque católicos, y de algunas personas engañadas por el clero en las parroquias, que quiere imponer de nuevo la penalización del aborto, esto es, la persecución judicial contra las mujeres que decidan abortar.

Asimismo, los medios oficialistas han lanzado una campaña de linchamiento contra el embajador de Venezuela en México por haber denunciado que Lorenzo Servitje, cabeza del Grupo Bimbo, está patrocinando a la ultraderecha, lo cual viene haciendo ese empresario desde hace décadas.

Descaradamente, la Secretaría de Relaciones Exteriores y la de Hacienda han estado defendiendo a Servitje, uno de los promotores del fraude electoral del 2006, y quien defiende, además de su poder económico, los intereses de la jerarquía católica y pretende imponer la censura de los medios de comunicación con criterios religiosos.

Los hechos son claros. El gobierno está actuando directamente contra quienes afectan a la ultraderecha y a la jerarquía católica; en el caso de Klug, quienes la acusaron de actuar como “infiltrada” en las protestas civiles, deberían atenerse a los hechos, pues la historia nos dice que los verdaderos críticos suelen ser encarcelados, golpeados o asesinados por los dueños del poder, mientras que los falsos reciben los beneficios de la conciliación, de la política entendida en forma convenenciera.

Estamos todos ante el momento de decidir, con hechos, si queremos vivir en un estado confesional, o si verdaderamente defendemos el laicismo que nos legó Juárez.Por lo tanto, como en 2006, hay que seguir luchando contra la ultraderecha encarnada en personajes como Lorenzo Servite y como Norberto Rivera, y mostrarnos solidarios con quienes han tenido la iniciativa y el valor de luchar contra ellos.

La ciudadanía del Distrito Federal, y especialmente las mujeres en edad reproductiva están ante el desafío de permitir o no que el clero las amague con la cárcel en caso de que decidan abortar. Para defender las libertades de todos hay que poner freno a los proyectos de la jerarquía y de la derecha.

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