jueves, 24 de enero de 2008

Los mercenarios, modernos guerreros del Imperio.

...por Daniel Pereyra, autor del libro ‘Mercenarios guerreros del Imperio’, de reciente aparición.

Uno de los oficios más antiguos del mundo cobra actualidad por obra y gracia de las necesidades militares de Estados Unidos y la avidez de ganancias de las empresas del entramado militar-industrial.

La CIA y el Pentágono utilizaron mercenarios en Guatemala (1954, golpe contra el presidente Jacobo Arbenz), Cuba (1961, intento de invasión por Bahía de Cochinos), Nicaragua (creación de la Contra, 1980 a 1990) y Afganistán (contra las tropas soviéticas, 1979 a 1989) y en la primera Guerra del Golfo (1990 a 1991). Fomentaron el empleo de mercenarios en África y América Latina, por parte de dictaduras y empresas multinacionales, que desarrollaban guerras sucias por la conquista del poder local o de materias primas.

A partir de la disolución de la URSS es cuando se produjeron los mayores cambios en la forma de hacer la guerra y en los objetivos geoestratégicos de Estados Unidos. Uno de los más importantes cambios fue en 1992, cuando el secretario de Defensa Dick Cheney encomendó a Kellog, Brown & Root, filial de Halliburton (receptora de sustanciosos contratos con el Pentágono) un estudio sobre la privatización de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Ese proyecto se comenzó a aplicar de inmediato, contratándose a Corporaciones Militares Privadas (CMP) y por su intermedio a mercenarios para múltiples tareas en sustitución de soldados regulares.

Los objetivos geoestratégicos de Estados Unidos fueron ampliados, puesto que ya no existía el competidor soviético. En 1992, el proyecto Guía para la planificación de la defensa elaborado por el Pentágono y el Departamento de Estado “apuesta por la búsqueda de una primacía imperial basada en la necesidad de prevenir la emergencia de cualquier potencial futuro competidor global y de controlar para ello esa región (…) En Oriente Medio y el sudeste asiático, nuestro objetivo global es conservar al extremo el poder dominante en la región y reservar el acceso al petróleo existente en ella a EE UU y al mundo occidental”. El Imperio apuntaba a la primacía en toda la región asiática al sur de Rusia y China, desde el Mediterráneo al Pacífico, como una prolongación de su fuerte influencia en Europa, asentada con sus bases militares en los Balcanes y su creciente influencia en Oriente Medio después de la Guerra del Golfo y el hostigamiento a Iraq.

La excusa perfecta, el atentado a las Torres Gemelas en 2001, que dió el pretexto para intervenir en todo el mundo: Estados Unidos declaró la guerra global al terrorismo e invadió Afganistán e Iraq. Entonces la necesidad de los mercenarios se hizo imperiosa, ya que se requerían para ambos frentes centenares de miles de hombres. El ejército de Estados Unidos no estaba en condiciones de aceptar ese reto por falta de efectivos. Una parte se cubrió con soldados norteamericanos regulares, otra con aliados encabezados por Gran Bretaña, pero una cantidad creciente fue suministrada por los mercenarios de las CMP. En la actualidad hay entre Iraq y Afganistán unos 200.000 soldados regulares, y otros tantos mercenarios.

Las mayores dificultades en estos teatros de guerra han hecho crecer la demanda de efectivos, que el Pentágono no puede facilitar por los problemas para conseguir nuevos voluntarios. Además varios aliados se retiran: Gran Bretaña y Polonia entre ellos. ¿Entonces a qué se apeló? Lo más sencillo es pedir más mercenarios, reclutando en todo el mundo a través de las CMP; luego se intenta reemplazar a los soldados de Estados Unidos con naturales de Iraq y Afganistán, auténticos cipayos al servicio del invasor, aun a sabiendas de que se trata de militares poco confiables si tienen que enfrentarse a su propio pueblo. En el orden interno, el jefe de la Infantería de Marina solicitó que sus efectivos salieran de Iraq para ser enviados a Afganistán, lo que le fue denegado, pero evidencia el espíritu de derrota que se adueña de los mandos.

El último intento, que cambiaría la estrategia militar en ambos conflictos, es el acuerdo de que las tropas norteamericanas permanezcan por largo tiempo en estos países y se trasladen a emplazamientos fuera de las ciudades, reduciendo su número y encomendando la seguridad a los iraquíes y afganos. Lo que no haría sino volver mucho más caótica la situación e implicaría entregar el control de la mayor parte del territorio a la resistencia.

¿Qué hacen los mercenarios?
¿Qué hacen esos mercenarios? Realizan todas las tareas administrativas y logísticas, tales como alimentación, correo, aprovisionamiento de armas y municiones a las tropas, sanidad, construcciones, etc; colaboran en custodia, interrogatorios y torturas a los prisioneros; también realizan tareas de guardaespaldas de personalidades, custodia y vigilancia a cuarteles, convoyes de soldados y otras instalaciones militares, y cumplen tareas de combate, junto a las unidades regulares. Lo hacen desconociendo los derechos humanos, torturando presos, asesinando civiles, como se denunció recientemente en el caso de Blackwater, que asesinó a 17 civiles, u otras CMP que sometieron a vejaciones y torturas a presos en Abu Grhaib. Estos son casos que han saltado a las primeras páginas, mientras muchos otros permanecen en el anonimato.

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